El PSOE recoge en su Programa para las elecciones generales de diciembre de 2015 su defensa de «una escuela pública laica» donde no quepa «la integración, ni en el currículo ni en el horario escolar, de enseñanzas confesionales». Hay que felicitarse si, llegado el momento, cumplen el programa.
No desconfiaría del PSOE (¿acaso ha dado motivos alguna vez?) si no fuera porque resulta que en el mismo Programa se compromete a «promover la incorporación de la enseñanza cultural sobre el hecho religioso» para evitar «los riesgos de los fundamentalismos» y porque, cuidado, no dice cómo va a realizar esa promoción. Quienes, desde dentro del PSOE, sí que lo dicen claro, son los que han combatido por «la enseñanza cultural de la religión»: los integrantes del grupo federal Cristianos Socialistas. Su propuesta concreta la explicaba hace poco Juan Carlos González Sanz, coordinador federal de los Cristianos Socialistas (http://goo.gl/bWJiPy).
Nos aclara González Sanz que quieren una asignatura que transmita «una visión positiva de la Religión», «una asignatura de Religión cuyo [sic] que tenga en cuenta las raíces cristianas, católicas, de nuestro país y el hecho de que sea esta la religión más profesada por sus ciudadanos… y cuyo contenido lo determinen las autoridades educativas -contando con la colaboración de las autoridades religiosas respectivas-». Con un par (de autoridades), como Dios manda. ¿Qué mejor manera de «evitar los riesgos de los fundamentalismos» que contar para los contenidos con los Cañizares, Roucos, Munillas, Javieresmartínez, Giltamayos y otras prendas episcopales, y con sus homólogos musulmanes, evangélicos, judíos y otros notoriamente arraigados?
Aunque los Cristianos Socialistas hablan de una «asignatura de Religión», queda más presentable como «Hecho religioso». El nombre le puede sonar a muchos muy bien, pero, si no basta lo dicho antes sobre los contenidos, quizás les abran los ojos ver qué dicen nuestros amigos sobre el profesorado de “Hecho”. Mantienen una conmovedora preocupación por los puestos de trabajo de los catequistas de la actual asignatura optativa de ‘Religión’, que se perderían al eliminarla. La solución a este problema laboral estaría en reciclar a los catequistas como profesores de ‘Hecho religioso’. Dice González Sanz que «sería necesario partir de los actuales profesores de religión, propiciando un proceso de habilitación y consolidación de un colectivo de docentes que imparta esta asignatura». No es difícil imaginarse la aconfesionalidad de un catequista (elegido en su momento por la autoridad religiosa que corresponda) impartiendo la nueva asignatura.
Por supuesto, el Hecho, al ser aconfesional sobre el papel, sería obligatorio. El avance socialista supondría, por tanto, que las víctimas potenciales de un adoctrinamiento malamente disfrazado de «cultura religiosa» ya no serían sólo los niños apuntados a Religión por sus padres o tutores, sino todos los niños. Se ve que no quieren que existan los “sin Hecho”. Ya no escaparía ni Dios a la instrucción en estos contenidos tan positivos y del gusto de obispos y otros clérigos, impartidos por catequistas ya homologados con los profesores de verdad.
Para rematar, el portavoz cristiano-socialista hace «una denuncia clara de un laicismo excluyente que quiere imponer la eliminación del hecho religioso de todo ámbito educativo, cultural y casi social». Con esta giltamayez, sólo le ha faltado añadir que los laicistas queremos eliminar el hecho religioso hasta de las iglesias; es un ejemplo de libro de la “falacia del hombre de paja”, que consiste en ―a falta de buenos argumentos― tergiversar lo que dice el rival dialéctico (el laicismo, en este caso) para así machacarlo a placer. En fin, no tiene ningún mérito señalar que a los Cristianos Socialistas, que vienen imponiendo su falsa visión de la laicidad a todo el PSOE, se les ve el plumero pro-católico, pues no lo pueden disimular. Tal vez deberían llevarlo en el puño, en lugar de la rosa. Como tantos otros socialistas a los que durante demasiados años escuchamos decir que ellos son más laicistas que el copón, pero que la sociedad no está preparada, y que ahora me temo que digan “al Hecho, pecho”.
Ojalá que estos malos augurios sean falsos, urge que el PSOE nos lo aclare antes de que nos veamos ante un Hecho consumado. El PP no oculta su confesionalismo ultramontano, pero el resto de partidos deberían pronunciarse sin ambages sobre lo aquí discutido.
Al margen del previsible despropósito en cuanto a elaboración de contenidos y profesorado, ¿realmente es necesario estudiar mediante una asignatura independiente el “hecho religioso”? Creo que todos estamos de acuerdo en la necesidad de una formación científica y humanista que incluya una ética ciudadana realmente laica, y que no ignore los aspectos filosóficos, artísticos, históricos, científicos, lingüísticos y culturales en general de las religiones. Pero ¿no deben estudiarse estos aspectos en su contexto natural en las asignaturas de filosofía, arte, historia, etc., que correspondan? ¿A qué viene un estudio aislado y privilegiado del “hecho religioso”? La escuela laica por supuesto que debe estudiar los elementos religiosos de la realidad, pero sin sobredimensionarlos ni aglomerarlos de manera forzada y más que sospechosa. Y, por descontado, sin convertirlos en propaganda de ningún tipo.