Es una tradición cristiana que cada año enciende el debate entre sus partidarios y los defensores de la laicidad.
La ordenanza de Berlín, por ejemplo, veta cualquier evento público deportivo, musical o de baile entre las 4.00 horas y las 21.00 horas del Viernes Santo.
Diversas ciudades alemanas acogen protestas simbólicas contra la “prohibición de bailar” que rige en la mayoría de los estados federados del país en Viernes Santo, una tradición cristiana que cada año enciende el debate entre sus partidarios y los defensores de la laicidad.
La “prohibición del baile”, que incluye generalmente también la suspensión de espectáculos públicos o evento deportivos en esta jornada, está regulada por ordenanzas regionales o municipales y es a las autoridades locales a quienes corresponde velar por su cumplimiento.
Un año más distintas asociaciones, como el partido de los Piratas, han lanzado convocatorias para que sus simpatizantes se reúnan en plazas de ciudades como Stuttgart, Colonia, Francfort, Bochum o Maguncia para bailar en público y desafiar esta normativa.
“No puedo entender que alguien vea como una exigencia exagerada no hacer fiesta un día de los 365 días del año”, manifestó el presidente de la Iglesia Evangélica alemana, Bedford Strohm, en declaraciones a la emisora regional SWR.
El objetivo es dedicar este día a pensar y reflexionar sobre el sufrimiento en el mundo, explicó Strohm, para quien la prohibición es “un valor cultural muy importante” que se sitúa por encima de las diferentes creencias o religiones.
“Todo el mundo debería poder decidir cómo celebrar las festividades”
“Todo el mundo debería poder decidir cómo quiere celebrar las diferentes festividades. Regulaciones religiosas o gubernamentales que restringen innecesariamente la libertad no son aceptables”, responden desde su página de Facebook los Piratas en Stuttgart.
Tras recordar que el 40% de la población alemana no profesa hoy una religión cristiana, esta formación ha hecho un llamamiento para que los ciudadanos se acerquen hoy a una plaza céntrica con su música y sus auriculares para bailar en público en silencio.
Como la iglesia evangélica, también la católica defiende en Alemania esta tradición, que “simplemente da la oportunidad a las personas, no obliga a nadie, de mirar a su interior y pensar en cuestiones a las que no puede dedicar tiempo en su vida cotidiana”, subrayó en declaraciones a la radio pública de Baviera el obispo de Würzburg, Friedhelm Hofmann.
La prohibición, que también rige en la mayor parte del país en otras jornadas festivas, como el día de Todos los Santos, se aplica de manera distinta en los diferentes estados.
La “ordenanza sobre protección de las festividades” de Berlín, por ejemplo, veta cualquier evento público deportivo, musical o de baile entre las 4.00 horas y las 21.00 horas del Viernes Santo, mientras que en Baviera, estado de mayoría católica, la prohibición se extiende desde las 2.00 horas hasta la medianoche del sábado.