Interior estimó que la “persona sagrada del monarca”, según la Constitución marroquí, no podía ser sometida a un sondeo cualesquiera que sean sus resultados.
El verano ha estado salpicado en Marruecos de sanciones y acusaciones de la fiscalía contra diarios y semanarios que escribieron o comentaron la popularidad del rey Mohamed VI o su enfermedad de finales de agosto. Los primeros días del otoño confirman que las autoridades han decidido dar una nueva vuelta de tuerca a la ya de por sí cercenada libertad de prensa.
Esta vez le ha tocado al rotativo Akhbar al Yaoum por publicar una caricatura del príncipe Moulay Ismael que el sábado pasado celebró una fiesta, presidida por su primo Mohamed VI, con motivo de su boda con la "virtuosa señorita", como la describe el comunicado del protocolo real, Anissa Lehmkuhl. La esposa es alemana, pero se convirtió al islam cuando, de pequeña, vivió en Rabat donde su padre fue consejero militar de la Embajada de Alemania.
En la viñeta, publicada en portada el sábado, el príncipe aparece saludando sobre un fondo rojo, el color de la bandera de Marruecos, "ornamentado con la estrella marroquí", según Khalid Gueddar, el dibujante, y Touafic Bouachrin, el director del periódico.
Se trata de una "ofensa al debido respeto de un miembro de la familia real", según señaló, el lunes por la noche, el Ministerio del Interior marroquí en un comunicado. Se ha hecho además, prosigue, "una utilización tendenciosa de la bandera nacional". En consecuencia anuncia que demandará al diario ante la Justicia. El príncipe Moulay Ismael hará otro tanto por su cuenta.
"La utilización de la Estrella de David" en la caricatura, añade el comunicado, "pone de relieve un antisemitismo flagrante". "El funcionario que haya confundido la estrella verde marroquí con el símbolo azul del judaísmo está mal de la vista", replica el dibujante.
Pero, por rápida que sea la Justicia marroquí cuando se trata de instruir las denuncias de las autoridades, Interior no ha querido esperar a la sentencia. Por eso anuncia en el comunicado que tomará medidas contra "los medios y locales del rotativo". No reaccionó a tiempo para secuestrar la edición que salió a la calle el sábado, pero lo hizo con las que se iban a poner a la venta el lunes y hoy martes. Dos días seguidos Akhbar al Yaoum no llegó a los quioscos.
"La policía ha clausurado nuestros locales en Rabat y Casablanca y ha bloqueado nuestras cuentas", denuncia Bouachrin, director de Akhbar al Yaoum. "En la práctica no puedo sacar ya el periódico a la calle porque me lo han cerrado", prosigue indignado. "La ley no permite a Interior actuar de esta manera, pero se la ha saltado". "Sólo los tribunales pueden prohibir una publicación".
Además de las dos denuncias puestas contra este diario, los tribunales marroquíes deberán pronunciarse sobre las acusaciones formuladas por la fiscalía de Rabat contra el rotativo Al Jarida al Oula y el semanario Al Michaal que, a finales de agosto, se atrevieron a comentar el comunicado del médico del monarca en el que se informó que necesitaba unos días reposo porque padecía una infección por rotavirus.
A principios de ese mismo mes, el Ministerio del Interior ordenó el secuestro y destrucción de los cien mil ejemplares de los semanarios Tel Quel y Nichane que, en colaboración con el diario francés Le Monde, pretendían publicar un sondeo sobre la popularidad de Mohamed VI que arrojaba resultados muy favorables para el soberano. Aún así Interior estimó que la "persona sagrada del monarca", según la Constitución marroquí, no podía ser sometida a un sondeo cualesquiera que sean sus resultados.