Teresa Galeote Dalama, qué pertenece a la junta directiva de Europa Laica, acaba de publicar su última novela tras una ya consistente y arriesgada trayectoria de narradora de ficciones que ha compaginado con la producción de ensayos e innumerables artículos sobre la liberación de la mujer en nuestra sociedad, la libertad de conciencia de las personas y sobre los derechos humanos. En esta ocasión, ha publicado, con la editorial M. A. R, donde viene publicando sus últimos libros de ficción ( Daños colaterales, Mas allá de las ruinas y el Eco de las palabras) . En su última novela “Hasta que la muerte nos separe” se entremete, en palabras de su editor, “en los tupidos velos que envuelven el amor romántico y la educación nacional–católica del Franquismo.”
Durante la presentación, en la librería Burma del barrio de Lavapiés de Madrid, el escritor Francisco Legaz, nos dio un dato: la palabra amor aparece 253 veces en la novela y sin embargo no es una novela romántica, al contrario, es una novela que destroza el amor romántico. También nos dio otro dato: en la novela no parece ni una vez la palabra internet ni hay ni siquiera un dialogo en whatsapp. Sin embargo, si aparece un teléfono móvil en la foto de la evocadora portada del libro. Lidia Falcón, que también presentó la novela, considera que esta novela debería estar en todas las bibliotecas de los institutos ya que constituye una disección de la génesis del maltrato de las mujeres en nuestra sociedad y también constituye una lección de lo que significó el nacionalcatolicismo en la opresión de las mujeres en nuestro país.
En la librería, algunas personas de Europa Laica estuvieron también presentes como Antonio Boldo, alma de los talleres literarios del Club de Amigos de la Unesco y de otras tantas iniciativas culturales, Pedro López, experto en derechos humanos o el director de cine Emilio Ruiz Barrachina, además de muchas otras personas que acompañaron a Teresa en esta presentación de una novela que estoy deseando leer. El escritor Francisco Legaz, citó, pese a la contrariedad de Lidia Falcón, varias veces a Borges y yo apunté esta frase del gran narrador: ”El verbo leer, como el verbo amar y el verbo soñar, no soporta el modo imperativo”.
Antonio Gómez Movellán