Organizaciones en defensa de la laicidad criticaron el primer acto religioso con un presidente en funciones desde que hay separación de Iglesia y Estado. «Cómplice silencio de los batllistas colorados», dijo el dirigente José Franzini Batlle.
El presidente Luis Lacalle Pou y buena parte de su gabinete de ministros, así como dirigentes de la coalición multicolor, participaron en la noche de este lunes de una celebración multi-religiosa en la Catedral de Montevideo, en la plaza Matriz.
El acto fue encabezado por el cardenal de Montevideo Daniel Sturla, quien fue el encargado de recibir al presidente en la puerta y acompañarlo hasta su silla.
«Laicidad no es laicismo, es no tener una religión oficial, no significa no tener una creencia», dijo Lacalle al salir de la ceremonia donde pastores, rabinos y obispos rezaron una oración por el presidente y el nuevo gobierno.
La convocatoria religiosa no estuvo exenta de polémica. La Iglesia Metodista se negó a participar pese a recibir la invitación, aduciendo que afecta la laicidad y porque «no existen antecedentes de celebraciones religiosas de este tipo», lo que «puede dar a entender que se jerarquiza una corriente sobre otras».
La participación de representantes del gobierno en esta oración interreligiosa fue criticada por organizaciones que abogan por la laicidad y también por políticos.
Víctor Rodríguez Otheguy, de la Asociación Uruguaya de Libre Pensadores, dijo a Montevideo Portal que la misa fue una clara violación de la laicidad (y por lo tanto una transgresión de la Constitución) y rebatió el argumento de Lacalle. «Laicidad y laicismo son conceptos relacionados. Laicismo es la concepción que sustenta el principio de laicidad. Tan es así que el diccionario de la RAE, institución a la que no se puede tildar de antirreligiosa, señala ambos conceptos como relacionados íntimamente. Y expresa que se establece una separación entre Iglesia y Estado», dijo.
Dijo además que no importa que en la misa hayan participado varias religiones porque la Constitución establece que el Estado no sostiene a ninguna religión. «Es una estrategia de Sturla para presentar la ceremonia como algo que trasciende a la Iglesia Católica, pero es indistinto a los efectos jurídicos si es una o varias iglesias», agregó.
El hecho de que «un representante o jefe de Estado, con buena parte del gabinete y cargos oficiales, tuvieran sus lugares reservados en primera fila, le da carácter oficial». «Cuando los oradores hacían uso de la palabra se referían al señor presidente de la República. No corresponde la presencia del presidente como tal. Es el jefe de Estado, y como tal, lo representa siempre. Es presidente en cualquier circunstancia y lugar, no es un trabajo part-time», apuntó Rodríguez.
«Como muestra de todo ello», agregó, «la página de la Presidencia publicó la asistencia del presidente, sus ministros y secretarios de Presidencia, inclusive haciendo un reseña y publicando fotos». «No se trata de un hecho privado, es un hecho oficial», remarcó, lo que agrava la situación.
Recordó que el propio Sturla comentó a la prensa que este tipo de convocatorias se hacía en el siglo XIX. «Obviamente, no había entonces separación de Iglesia y Estado», dijo el miembro de la AULP.
Rodríguez consideró que si bien todos los actos violatorios de la laicidad son graves (la AULP ha denunciado varios en los últimos años), «este quizá es más grave que otros porque rebasa los límites hasta el momento, rebasa todos los límites». «Desde el punto de vista conceptual y simbólico se pasa una línea que hasta ahora no se había pasado. En el 90 Luis Lacalle Herrera participó de una misa pero cuando era presidente electo, antes de asumir. Es la primera vez que un presidente participa como tal en una ceremonia especial», comentó.
Un comunicado firmado por organizaciones en defensa de la laicidad será publicado en el correr del día, con críticas a lo ocurrido anoche.
Tiendas políticas
El excandidato a senador José Franzini Batlle, líder de Avanza País , también se mostró muy crítico con la misa. «Por primera vez desde aprobada la Constitución de 1918, un presidente asume la Presidencia y asiste a una misa de oración por la patria. Violación clara de la laicidad y claro, también, retroceso en la libertad de convicciones espirituales individuales. El Estado no sostiene religión alguna», escribió.
«Sorprende que hasta la Iglesia Metodista se alarma por la violación a la laicidad de un presidente asistiendo a una misa y el sistema político no dice nada. Sorprenden, aún más, ‘los batllistas’ del Partido Colorado. Nada, cómplice silencio», prosiguió.
También hizo un comentario sobre la declaración de Lacalle sobre laicidad y laicismo. «Increíble cómo se repite el latiguillo de ‘una cosa es laicidad y otra laicismo’. Como si hubiera diferencia entre católico y catolicismo», dijo.