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¿Por qué los obispos no le montaron movidas a Aznar y sí a Zapatero?

El numerito eclesiástico de llenar a tope la madrileña plaza de Colón, tan cerca de Génova 13, sede central del PP, con el fin de enaltecer a la familia tradicional cristiana, presentándola falsamente como perseguida por los partidarios del relativismo y del laicismo – que son dos referentes de libertad- se volvió a repetir ayer. Hubo misa oficiada por muchos obispos y cardenales de alto copete y vistosas vestiduras.

Habló vía videoconferencia Benedicto XVI desde Roma. El arzobispo y cardenal Rouco Varela –que ataca sin escrúpulos a la izquierda desde sus plataformas mediáticas- fue una vez más el gran triunfador de la jornada. Culpó a las leyes progresistas –léase Gobierno socialista, presidido por José Luis Rodríguez Zapatero- de provocar una crisis “más honda” que la económica.


Show victimista
Este show victimista, que ha cumplido ya tres añitos, no se lo montaron los monseñores nunca a José María Aznar, a lo largo de sus ocho de mandato. Acaso en parte por ello, la mujer del ex presidente, Ana Botella –que es teniente de alcalde del Ayuntamiento de Madrid y una católica a machamartillo-, acudió a la concentración promovida por Rouco Varela. Los jefes católicos procuran tratar siempre con exquisito cuidado a la derecha. Al general Franco lo veneraron y lo convirtieron en el salvador de España por supuesta decisión divina. Sobre Franco sabe mucho el obispo Reig Pla, un falangista con sotana.

Dos varas de medir
No se plantaron en la calle los clérigos protestando por el hecho de que Aznar –con mayoría absoluta en su segunda legislatura- no tocara ni una coma de la ley del divorcio, ni modificara un ápice al menos la ley del aborto entonces vigente. Por lo visto, y desde luego sabido, la cúpula de la Iglesia católica tiene dos varas de medir. Los conservadores son los suyos. Los progresistas, no. Eso no es ninguna novedad. Recuérdese, por ejemplo, cómo ni un solo jerarca católico español le leyó en público la cartilla a Aznar por no hacer caso de la condena del Papa Juan Pablo II a la invasión bélica de Irak.

La guerra de Irak
¿Era pecado o no apoyar con intensidad y enorme fuerza dialéctica una guerra ilegal, ilegítima e inmoral, como hicieron Aznar y su ministro de Defensa Federico Trillo, miembro del Opus Dei, desobedeciendo además las directrices del Sumo Pontífice? Trillo llegó a plantarle cara, en declaraciones periodísticas, al mismísimo Karol Wojtyla argumentado en favor de la guerra. Claro que más tarde, en 2003 –con las elecciones municipales y autonómicas a la vista-, visitó Madrid Wojtyla y no hizo ni mención a la desafección de Aznar/Trillo. ¡Vaya por Dios!

Teólogos progresistas
Tienen razón los teólogos progresistas de la Asociación Juan XXIII, cuyo secretario es Juan José Tamayo, acusando a la Conferencia Episcopal de que, aprovechando la debilidad del Gobierno, haya comenzado a calentar motores ante la campaña electoral del 22 de mayo. Tamayo sostiene que lo de ayer fue el primer acto implícito o explícito de respaldo al PP: “Creo que el acto de este domingo no sólo es una convocatoria que representa al ala más conservadora de la Iglesia, sino que debe interpretarse también en clave política”.

Neointegrismo eclesiástico
Evoquemos, ya que acaba de ser mencionado, al Papa Juan XXIII. Tengo escrito en ELPLURAL.COM, el 22 de septiembre de 2007, lo siguiente: “Juan XXIII –cuya figura ha sido de forma deliberada eclipsada en estas últimas décadas de neointegrismo eclesiástico- era poco partidario del tradicional recurso a los anatemas. 'En nuestros días –decía el Papa Roncalli-, la Iglesia, esposa de Cristo, prefiere emplear el remedio de la misericordia en lugar del de la severidad. Ella considera que para hacer frente a las exigencias de la época moderna es mejor que la condena poner de relieve el valor de la doctrina'”.

Memorable discurso
No en vano, en su memorable discurso de apertura del Concilio Vaticano II, Juan XXIII alertó sobre “los miedos a catástrofes que difunden con frecuencia los profetas de calamidades”. Son aquellos que “desde el pasado más reciente hasta el presente sólo saben ver inconvenientes y errores” y “no anuncian más que desgracias como si la desaparición del mundo estuviera al llegar”. Cuanto dijo el Papa Roncalli -que trató de ser un reformista y que fue abruptamente frenado por los ultramontanos- podría ser aplicado ahora mismo a numerosos jerarcas católicos.

Jesús de Nazaret
O sea, a la mayoría de los monseñores del tinglado de ayer. ¡Sólo saben ver inconvenientes y errores! ¡Son, en efecto, profetas de calamidades! Son similares a los políticos de la derecha, que se desgañitan viendo siempre inconvenientes y errores. La derecha tiene varios e importantes soportes. Uno de ellos es la Iglesia. Esta Iglesia que ha olvidado definitivamente a Juan XXIII y al efímero Papa Juan Pablo I, otro reformista quebrado y súbitamente muerto. Esta Iglesia cuya jerarquía ha olvidado, sobre todo, a Jesús de Nazaret, que fue crucificado por enfrentarse a los poderosos conservadores de su tiempo.

Enric Sopena es director de ELPLURAL.COM

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