El siglo XX está en sus comienzos. El siglo que se termina produjo acontecimientos importantes en la historia de la civilización occidental. Cambios políticos y geográficos, trazados de nuevas fronteras delimitando naciones y pueblos. El comienzo de la industrialización. La aparición de los movimientos nacionalistas. La evolución en las ideas y cambios en las mentalidades. La ciencia progreso en los descubrimientos y en los nuevos conocimientos. El Papa perdió los estados pontificios. La sociedad estaba en perpetua mutación. Todos estos acontecimientos fueron los que dieron nacimiento al “modernismo”
La Iglesia perdió parte de su poder. La zona de su influencia que antes era toda Europa, hoy están los territorios bajo la influencia de la Iglesia Protestante y los de la Iglesia anglicana. Estados que antes eran monarquías ahora son repúblicas laicas. Incluso la unión sagrada que existió entre el altar y la corona, tampoco es lo que fue.
La Iglesia se siente amenazada por todos los cambios que se producen en la sociedad. La ciencia, que pone en dudad la veracidad de los principios de la religión es considerada como su peor enemigo. Se siente desarmada para defender con criterios racionales lo que es imposible de hacer. La única defensa posible es la de atrincherarse en el conservatismo y en el inmovilismo, en medio de mundo en plena mutación. Condenaran el modernismo, como si una condenación pudiera hacerlo desaparecer. (a mayor cultura del pueblo, menos serán los creyentes.)
Aunque la Iglesia decía no estar en contra de la ciencia, explicaba que había dos ciencias, la verdera y la falsa. La verdadera, aquella que no se opone a los principios de la fe, ni a la doctrina de la Iglesia, la que acepta la biblia sin dar interpretaciones, y que se somete a las declaraciones del Papa. La ciencia falsa es la que sólo proclama hipótesis y contradice todo aquello que es sagrado a la religión y a la Iglesia.
En el Vaticano dominaban los “zelanti”, grupo de gran y opuestos a toda evolución de la Iglesia, que consideraban el modernismo ser el enemigo mayor de la Iglesia.
La representación del mundo había evolucionado con los descubrimientos de la ciencia, mientras que la Iglesia continuaba su percepción bajo la referencia de siempre, lo escrito en la biblia e insistiendo en que era la palabra de Dios.
La iglesia, siendo una institución divina, está por encima de todo lo que pueden descubrir los hombres. Cuando la ciencia es verdadera coincide con las afirmaciones de la fe. La doctrina de la Iglesia fue definitivamente establecida en el Concilio de Trento, e inspirada por el Espíritu Santo. Es, por tanto, una doctrina perfecta, inmutable y eterna. La ciencia, al contrario, cambia con frecuencia en sus afirmaciones, lo que prueba su imperfección y sus límites.
La ciencia nunca fue una aliada para la Iglesia. Le primer enfrentamiento de la iglesia con la ciencia, se produce con el descubrimiento de la revolución copernicana. El cambio de los movimientos del sol y de la tierra perturba y escandaliza la concepción, que de siglos, la Iglesia considera la tierra el centro del universo. En la segunda mitad del siglo XIX, otra teoría, mucho más peligrosa para la iglesia que los cambios de movimientos del sol y de la tierra la presenta Darwin, en su primera obra: “El origen de las especies”. Teoría, que pone en duda la Creación del hombre y del universo según la biblia, y que además afirma que el hombre proviene de la evolución de la especie simia.
La teoría de la evolución, tuvo una gran acogida por una mayoría de científicos y personas de cultura. La Iglesia la rechazó con vehemencia. Si se niega la existencia de Adam y de Eva, se niega también el pecado original. Considerar al hombre un descendiente del mono, es negar la dignidad humana con la que Dios creo al hombre. Imaginar que Dios crea al hombre a partir del mono es una herejía. Como explicar entonces, cuando el hombre recibe de Dios el alma, a qué momento el hombre deja de ser mono para ser hombre…
Esta teoría fundamental de la aparición del hombre sobre la tierra, que ningún científico niega, la Iglesia la ha rechazado, aunque en la iglesia prácticamente nadie habla de ella. Lo que sí ha comenzado a manifestarse en medios religiosos conservadores, y no solo en la Iglesia católica, es el renacimiento del Creacionismo, negando en particular nuestra procedencia de línea simia.
Los libros de Darwin que tanto conmovieron la Iglesia nunca fueron condenados por ella.
En este estado de espíritu y en este ambiente, tiene comienzo el siglo XX. El Papa León XIII fallece en febrero del año 1903, y sube al trono de San Pedro el Papa Pio X.
El nuevo Papa, de origen de una clase popular, a la hora del conclave es el cardenal y patriarca de Venecia. Entró al conclave, no siendo uno de los favoritos a la sucesión de León XIII, y salió siendo el Papa elegido. La piedad, la virtud y el celo eran sus principales cualidades.
Nombra, alrededor de su persona, un grupo de fieles colaboradores, todos conservadores, que le ayudaran a dirigir la Iglesia en un espíritu de intransigencia dogmática, haciendo de este papado el origen del “integrismo católico” y el enemigo declarado del “modernismo”.
La gran piedad y la religiosidad no son siempre el camino que conducen a la caridad cristiana, y con el Papa Pio X condujeron al obscurantismo, al fanatismo a la severidad en el juicio sobre todos aquellos que no piensan como ellos. El Papado de Pio X, llevara al extremo, la censura, las condenas y las excomuniones contra toda idea supuesta de desacuerdo con las del Papa, y contra toda idea que pudiera ser considera modernista. El gobierno de la Iglesia será como el de una dictadura: autoridad, disciplina, orden y sumisión.
En septiembre de 1907, Pio X, presenta su gran encíclica: “Pascendi Dominice gregis”. En ella declara la condenación del modernismo y la defensa de la tradición de la Iglesia católica, de la inviolabilidad de los dogmas y de la revelación de las sagradas Escrituras. La encíclica “Pascendi Dominice gregis” es una de las encíclicas más conocidas de la historia de la Iglesia por situarse en el periodo: de la “crisis modernista”, que enfrento de manera significativa dos corrientes opuestas al interior de la Iglesia católica, una minoritaria, partidarios de una adaptación a los tiempos modernos, y la otra representada por el poder reaccionario a todo tipo de progreso.
El documento, es un largo texto, donde las ideas se repiten con múltiples frases diferentes, en un estilo, que su lectura no es accesible a una gran parte de los lectores católicos. Por ello, era recomendado dar explicaciones de la encíclica en los pulpitos, al mismo tiempo que documentos explicativos del texto de la encíclica se publicaron, con el fin que el mensaje fuese bien comprendido y llegara a la gran mayoría de los católicos.
El Papa afirma: “el modernismo es la síntesis de todas las herejías”.…se sirve de una ciencia falsa, utiliza un lenguaje perverso y actúa con una temeridad sacrílega e insidiosa. Anuncia novedades y nuevos conocimientos, los hombres se creen ser los dueños de estos conocimientos, orgullos y ciegos de ignorancia, ya que todo lo descubierto existió mucha antes que ellos y que todo lo existente en la tierra, pertenece a su Creador, el dueño de todos los conocimientos.”
“Ante el peligro que el modernismo supone para la Iglesia, está en la obligación del Papa de reaccionar en su defensa.”
El “modernismo”, es un movimiento generalizado en Europa, sin tener la misma transcendencia en todas las naciones. Es en Francia, donde la corriente modernista es la más importante. También es en Francia donde el integrismo católico nace y perdura en el tiempo. Los movimientos más reaccionarios del integrismo católico los vemos manifestarse actualmente en todo el Hexágono. Aliados a la extrema derecha marchan en grupos bien organizados, intimidando por su violencia y haciendo visibles su ideología del antisemitismo, de la homofobia y del racismo.
El Papa, designa quienes son los enemigos de la Iglesia:
“…los enemigos de la Iglesia no se presentan al descubierto, como siempre ocurrió con otras herejías, sino que están escondidos al interior de la Iglesia. El ataque es total, no se limitan a un solo aspecto de la doctrina de la Iglesia, se dirigen a las raíces mismas de la fe católica. Observamos que nuestros enemigos se multiplican, con insidia, queriendo destruir el reino de Jesucristo. Lo más peligroso es que las nuevas ideas penetran fácilmente como verdaderas en las gentes poco instruidas, mezclando lo verdadero con la falso, presentan una nueva Verdad construida con mentiras.”
Los enemigos de la Iglesia, los más peligrosos, el Papa los encuentra en el mimo interior de la iglesia. Puede ser laicos católicos, partidarios de la ciencia y del progreso que consideran que hay aspectos de la doctrina católica que merecen adaptaciones, a los nuevos conocimientos y a las nuevas circunstancias de la sociedad y la ciencia. Los eclesiásticos, grupo minoritario, espíritus científicos y sociales también aperciben las necesidades de cambio.
En el terreno de lo social se constituye un grupo que creen necesario acercarse a las clases populares y dar una nueva imagen del cristianismo; hablar con ellos el mismo lenguaje y participar en su modo de vida. Adaptar lo divino de la religión a lo humano, comprendiendo sus necesidades vitales y ayudándoles en sus dificultades. Es el movimiento social católico.
El movimiento, en un principio es tolerado por la Iglesia, aunque con la reserva de algunos prelados. El movimiento desea enserar la Iglesia a la nueva realidad política francesa, reconciliar la Iglesia con la República. Todo cambio por circunstancias de las que hablaremos más tarde a propósito de un movimiento: El Sillon y cuando la República francesa decreta la separación del Estado y la Iglesia.
En el terreno académico, la enseñanza de las Sagradas escrituras y de la teología, era como entrar en terreno minado. Con una simple sospecha de modernismo, eran apartados de la enseñanza. Si se trataba de la publicación de un libro se le metía al Índex de los libros prohibidos. El Santo Oficio no admitía que la teología se tratase con métodos científicos, considerándolos peligros. Sólo la teología de la época medieval era la única y verdera para los criterios de la Iglesia.
De todos los personajes que se atrevieron a manifestarse contra la rigidez y el inmovilismo de la Iglesia ante la modernidad de su tiempo, destaca in teólogo, brillante y profesional en los conocimientos de las Sagradas Escrituras: Alfred Loisy (1893 – 1940). Es profesor en el instituto católico de Paris. Revocado de enseñanza en 1893 por manifestar ideas modernistas.
La revocación pronunciada por la Iglesia no le impedirá de continuar a exprimir sus convicciones. La Iglesia Católica tiene que evolucionar y adaptarse a los conocimientos de la ciencia y a la evolución de la sociedad. Es la única forma de acabar con los conflictos que mantiene la fe con la ciencia.
La ciencia descubre lo que antes el hombre desconocía, demuestra las evidencias de la materia, de la vida y del cosmos. Todo ello gracias al don que Dios dio al hombre al crear la inteligencia humana. La Iglesia no puede ignorar ni rechazar la capacidad del hombre a descubrir aquello que un principio fue misterio. Mismo si estos conocimientos nos conducen a reconsiderar la tradición, los dogmas y la interpretación de las Sagradas escrituras. Todo ello es parte de la evolución humana, lógica y normal. La Verdad de los hombres de ayer estaba condicionada a los conocimientos de la época. Por eso la religión se exprimía en términos de mitos, de metáforas y símbolos.
La verdades de la doctrina d la Iglesia no pueden quedar petrificadas al Concilio de Trento. La obscuridad del pasado y sus criterios han sido iluminados por nuevos conocimientos y son las realidades de hoy las que tienen guiar las creencias de las religiones. El mundo ha cambiado, y es en el mundo de hoy que se desarrolla la vida de los hombres.
El pensamiento religioso ha tenido también su evolución en la historia. Antes que el cristianismo existiera han existido otros mesías y otros pensamientos religiosos: Confucio, Buda, Zara ostra, que han representado diferentes etapas del pensamiento religioso. Yahvé, primer Dios de la Biblia, no era un Dios universal, sino el Dios del pueblo judío. Es más tarde que los exegetas Más tarde, los exegetas de la biblia le hicieron el Dios de todos los hombres.
Alfred Loisy, de todos sus escritos, condenados por la iglesia, hay una frase que le ha rendido célebre: ”Jesús anuncia el Reino de los cielos, y es la Iglesia que llega.” A pesar de que algunos consideran que esta frase ha sido sacada de su contexto, explica una parte de la verdad de los primeros siglos del cristianismo.
Según Alfred Loisy, Jesús nunca tuvo la intención de crear la Iglesia, en todo caso tal como hay la conocemos, lo sin duda es cierto. Jesús anunciaba la llegada del Reino de Dios, lo que muchos han interpretado como la llegada próxima del fin del mundo. Esta idea estaba generalizada en la mente de muchos cristianos de los primeros siglos. Y esta idea ha perdurado en el cristianismo, hasta al menos el año mil.
La idea de la creación de la Iglesias, algunos cristianos lo explican diciendo que no fue por decisión Divina, sino por causas políticas, y en especial por la decisión del emperador Constantino de hacer del cristianismo la religión del Imperio. La Iglesia no proviene de Cristo, pero es la Iglesia la que construye el cristianismo católico. La doctrina cristiana en un principio fue judía, San Pablo la saca del judaísmo y funda el cristianismo y la iglesia cristiana decreta su doctrina en el Concilio de Trento.
El Papa, que ya había condenado los libros de Alfred Loisy, le exige de suscribir a la encíclica Pascendi como acto de obediencia y sumisión a la autoridad papal. Lo que Alfres Loisy rehúsa. La consecuencia fue la excomunión vitandus, es decir la prohibicióna todo católico de le dirigir la palabra. Al año siguiente Alfred Loisy era nombrado profesor de historia de las religiones en la venerable institución “Le Collège de France”.
“El agnosticismo”, principio filosófico del modernismo es el responsable de la perversión del espíritu. Esta es la afirmación de Pio X en su encíclica.
“El agnosticismo, negando que la razón pueda llegar al conocimiento de Dios, por no existir pruebas tangibles de su existencia, es un error monstruoso”. “Afirmar que las ideas y las creencias son construcciones mentales de cada individuo, y que como tales, no pueden ser objeto de estudio por parte de la ciencia, es un error monstruoso. “
En el Concilio Vaticano I, ya se declaró:
“Si alguien dice que la luz natural de la razón humana es incapaz de conocer con certitud, por medio de todo lo creado por el sólo y verdadero Dios, nuestro Creador y Maestro, que sea anatema.”
“Si alguien dice que la revelación divina no puede ser creíble por los solos signos exteriores que observamos, y que los hombres no son llevados a la fe por la experiencia personal, o por inspiración que sea anatema.”
La condenación del agnosticismo por interferir en los asuntos de la Iglesia, no tiene ningún sentido. El agnosticismo es el pensamiento filosófico que no admite los hechos como verdades si no pueden demostrarse con los criterios racionales de la ciencia; como lo es la existencia de Dios, pero por las mismas razones tampoco puede demostrar que Dios no existe. Es una posición honesta y respetuosa. Los agnósticos tampoco imponen a nadie su pensamiento, no considera enemigos a aquellos que profesan otras convicciones. Todo lo contrario de la Iglesia que condena la libertad de pensamiento. El pensamiento agnóstico es claro y preciso. La Iglesia con su dialéctica, de sortilegios, de dogmas irracionales al entendimiento humano, su moral centrada en la sexualidad humana e ignorando la justicia moral y social en vez de aportar aclaraciones, confunde el espíritu racional del hombre.
El agnosticismo continua siendo condenado por la Iglesia en nuestro tiempo. El Papa Benedicto XVI, el 6 de enero de 2013, en una homilía, dirigida a prelados y sacerdotes, y después de haberles hablado de los tres reyes magos, les decía: “Vos, hombres valerosos y abnegados, el Señor os envía como corderos en medio de lobos para anunciar la “Verdad”, en conflicto permanente contra el agnosticismo, hoy poderoso y extremadamente intolerante a todo aquello que les pone en tela de juicio y les interroga sobre sus criterios.”
La Iglesia es una continuación sin cambios, es la misma repetición de siempre. La iglesia es la perseguida, pero es ella la que persigue; los poderosos son los otros, aunque lo sigue siendo ella; los intolerantes son aquellos que no se le doblegan. La razón, no está en la ciencia, ella reside en el Vaticano, en las palabras del Papa. Si la civilización ha avanzado gracias a los progresos de la ciencia y a una sociedad más instruida, eso no es lo importante para la Iglesia, lo importante es la fe y las palabras del Papa.
La Fe, siendo el fundamento de la religión, Pio X nos desarrolla su explicación.
“La fe es el principio y el fundamento de la religión, consiste en un sentimiento íntimo, engendrado por la necesidad que tiene el hombre de lo divino. La necesidad de los divino se encuentra en el subconsciente, determinado al mismo tiempo la relación del hombre con su Creador. Este sentimiento es la fe y la Revelación. Este sentimiento es propio a todos los hombres, pero más tarde puede ser influenciado por falsos conocimientos venidos del exterior a su persona y alejarle de la Verdad y de los auténticos conocimientos de su existencia y la de Dios.”
La versión de Pio X sobre la fe, es una versión más de lo que ya se ha dicho de ella. La biblia dice de la fe que son las actitudes de los hombres hacia Dios. San Pablo afirma: “La fe no es innata al hombre, ella proviene de la escucha de las predicaciones.” Otros la han definido como un don que da Dios a los hombres, pero no a todos, ya que existen los ateos.
Las exigencias de la fe no son las mismas para todos los cristianos. Los católicos exigen a sus fieles más creencias que las que exigen los protestantes, estos consideran que algunas de las exigencias de los católicos son inútiles. La fe es un concepto abstracto que se puede explicar de diversas formas y manifestaciones sin que se llegue al final hacer de la fe un concepto evidente.
Donde se encuentra la fe: en el subconsciente del hombre, en la inteligencia, ya que se dice que la razón humana es la que conduce a la fe, llega escuchando predicaciones como dice San Pablo…¿La única respuesta evidente es que cada uno la percibe según sus propios criterios personales.
La perversión del espíritu es la causa del modernismo. Este es el argumento de Pio X para rechazar la ciencia y el progreso como los elementos nocivos a la buena marcha moral de la civilización cristiana.
“La primera causa y la más inmediata del modernismo está en la perversión del espíritu, seguido de la curiosidad y del orgullo. Si de las causas morales pasamos a las intelectuales, la principal causa es la ignorancia. Estos modernistas que juegan a los Doctores de la Iglesia, que se entregan a la nueva filosofía del momento y miran de alto la escolástica, considerándola como algo perteneciente al pasado, que se dejan embaucar por las falsas apariencias que vislumbra el modernismo…”
La perversión del espíritu, concepto filosófico y moral, debatido y estudiado en el curso de los tiempos, ha sido asimilada como una forma del Mal.
Para el Papa Pio X, la perversión del espíritu es el Mal que sufre la sociedad. Es una habitud de la Iglesia, que cuando las costumbres sociales no están sometidas al orden y leyes morales de la religión, de anunciar el cataclismo apocalíptico que amenaza la civilización.
La curiosidad científica, condenada por el Papa, y por tanto considera de siempre como una virtud de la inteligencia, y una propiedad de la especie humana. La curiosidad humana ha permitido el progreso con el avance de la ciencia y la que libre al hombre de la ignorancia. Exaltando la escolástica como la única enseñanza aceptable para la Iglesia, es querer mantenerla en los tiempos medievales, encerrarse en el inmovilismo ciega a las nuevas realidades del tiempo y no percibir que el mundo y la civilización inexorablemente, avanzan.
Con la encíclica Pascendi Dominice gregis, el Papa Pio X, cierra oficialmente toda forma de conciliación en la Ciencia y la Iglesia. El Integrismo católico es consagrado y el modernismo condenado.
El ambiente de malestar se instala en aquellos, partidarios de una apertura y una reforma de la Iglesia, pues el Papa es considerado infalible cuando habla en materia de doctrina. Sólo con la muerte de Pio X el ambiente de miedo y malestar se apacigua.
La curia vaticana y de acuerdo con el Papa, a partir de 1909, crea una organización secreta de anti-modernistas e integristas para espiar y denunciar a aquellos eclesiásticos sospechosos de modernismo. Los métodos utilizados son reprensibles, así lo ha declarado la misma iglesia años más tarde. Los abusos fueron numerosos y ciertas denuncias por modernismo eran el pretexto de venganzas personales. Para no tener que interrumpir el proceso de canonización de Pio X, se tuvo que llegar a la conclusión que los lamentables hechos ocurridos durante su papado, El Papa no los conocía. Eran sólo obras de sus subordinados.
En junio de 1910, el Papa, impone “el juramento de sumisión a las decisiones pontificales,” a todos los candidatos al doctorado en las Sagradas escrituras. El mismo año, en septiembre, todos los candidatos al sacerdocio, deben también prestar “Juramento contra el modernismo.” La obligación de este juramento será suprimido en el Concilio Vaticano II.
Los problemas de la Iglesia no eran sólo con la ciencia, sino también lo eran con las nuevas naciones que ya no aceptaban el poder autoritario de la iglesia católica. El mayor enfrentamiento, lo tendrá con la República francesa, cuando está estable la separación del Estado y la Iglesia y proclamar un estado laico.
La sociedad, que con la industrialización da nacimiento a la clase obrera, también surgirán problemas con esta clase y las clases populares. Los problemas sociales que nunca fueron las principales preocupaciones de la Iglesia, ya que siempre estuvo del lado de la aristocracia y de la gran burguesía. Eran de estas de dónde venían los privilegios y los prelados mantenían los mismos rangos y el mismo nivel de vida que príncipes y grandes fortunas. El Papa León XIII hozo una apertura de la Iglesia a los problemas sociales. Una curia reacia lo soportaba en silencio y vigilaba de cerca lo que ocurría. Un movimiento aparece en la Iglesia católica francesa, que funciono algunos años, hasta que fue disuelto por la voluntad de Pio X.
“El Sillon”, fundado en 1984, es un movimiento laico independiente que no tiene que rendir cuentas a ninguna autoridad eclesiástica. Nacido en un contexto de apertura a los problemas sociales por el Papa León XIII. Su misión: acercarse al mundo obrero y reconciliarle con el cristianismo. El movimiento organiza “círculos de estudios católicos” donde jóvenes obreros y jóvenes sacerdotes hablan de religión.
Hasta el año 1905, este movimiento cuenta con el apoyo del Papa Pio X. El movimiento a pesar de ser laico es un movimiento profundamente religioso. Pasado el tiempo, y comparándolo con la Iglesia, el movimiento comienza a ser percibido demasiado modernista y republicano. No obstante el Papa, manifiesta su admiración por los jóvenes y por el trabajo de los animadores del movimiento pero estima que se pierden por no estar preparados a las influencias del medio ambiente.
“Los jóvenes fundadores, entusiastas, de esta organización no están suficientemente armados de sana filosofía y de fuerte teología para afrontar los difíciles problemas sociales… la generosidad de su corazón no es suficiente a les prevenir sobre el terreno de la doctrina y de la obediencia a las infiltraciones liberales y de los protestantes.”
Por otra parte los responsables del movimiento “alegan que su actividad sobre el terreno, no es la misma que la de la iglesia, que ellos no buscan que los intereses de orden temporal de las personas y no las de orden espiritual, reservados a la iglesia. El sillonista es simplemente un católico dedicado a la causa de las clases obreras, a la democracia al interior de los grupos y que otros objetivos son de la competencia de la autoridad eclesiástica.”
La respuesta del Papa a los responsables del movimiento, dice, ser muy fácil a darla..
“ A quién haremos creer que los sillonistas católicos, sacerdotes y seminaristas reclutados en el movimiento el Sillon se dediquen que a los intereses temporales de la clase obrera? Eso sería, pensamos, hacerles injurio en vez de les sostenerles… Para justificar sus sueños sociales hacen referencia al Evangelio interpretándolo a su manera, y lo más grave todavía, presentan a un Cristo desfigurado y disminuido.”
El Papa recuerda que la sociedad no puede ser modificada, pues construida por Dios, sólo la Iglesia y el Papa son los habilitados a hacerlo si necesario. Es una crítica a la democracia, que estipula que todos los hombres nacen iguales, lo que el Papa contesta argumentando que la clases sociales vienen de la Voluntad Divina hay que aceptarlas y respetarlas.
“En estos tiempos de anarquía social e intelectual, donde cada uno se presenta en doctor o legislador, no se construirá una nueva ciudad que la que Dios construyó; no se edificara una sociedad, si la Iglesia no es la que establece las bases y la que dirige los trabajos. No, la civilización no está a reinventarla, ni la ciudad a construir. Ella ha sido y es la civilización cristiana, la ciudad católica.
La organización el “Sillon” quiso colocar la autoridad en el pueblo, llegar a un equilibrio entre las clases sociales, a lo que el Papa replica “ En nombre de una utopía, de una falsa dignidad humana que quieren extender al mundo entero la célebre trilogía: Libertad, igualdad y fraternidad…”
Y añade… “los principios de la doctrina católica en materia social es de mantener la diversidad de clases, preservando la sociedad humana en la fórmula y en el carácter que Dios, su autor, quiso que fuese.” (León XIII)
“Los humildes de esta tierra, que se contentan modestamente con seguir el rango que la Providencia les ha designado, cumpliendo con humildad y paciencia cristiana los designios divinos, y en la esperanza que el Señor les conduzca un día al Paraíso y los coloque entonces entres los príncipes de su pueblo”.
El movimiento “sillonista”, al contacto con las realidades y con las condiciones de vida del pueblo, evoluciona en su pensamiento cristiano. Desea que este pensamiento cristiano sea más universal que el pensamiento de la Iglesia católica. Qué todos los hombres sean hermanos y camaradas en el Reino de Dios. “No trabajamos para la Iglesia católica, trabamos para la Humanidad”
El “SILLON” es condenado por Pio X, el 25 de agosto de 1910.
En el firmamento de los santos, faltaba a la iglesia el resplandor de un santo del integrismo católico. Quien mejor que un papa, intransigente y piadoso, para representar el integrismo en el Reino de los Cielos. Después de haber sido reconocidos dos milagros atribuidos a Pio X, es canonizado el 29 de mayo de 1954 por el Papa Pio XII.
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