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Recreación de un aula típica de una escuela durante el franquismo, presidida por un crucifijo y los retratos de Franco (a su derecha) y de José Antonio Primo de Rivera (a su izquierda). Museu d'Història de Catalunya. Foto: Wikipedia

“Pin profesional” en educación: la neocensura ideológica

La dirección provincial de educación de León ha enviado un correo a todos los directores y directoras de centros educativos públicos de la provincia instándoles a que transmitan al profesorado la censura que establece sobre aquellas investigaciones educativas que no son del agrado del nuevo gobierno PP-VOX de la Junta de Castilla y León, como las relacionadas con la memoria histórica democrática.

Ya se siente la reinstauración del nihil obstat de la censura eclesiástica (en este caso, neofascista), propia del nacionalcatolicismo de la dictadura franquista en el nuevo gobierno de ultraderecha de Castilla y León.

A raíz de una encuesta anónima, para un trabajo de fin de grado de un alumno de la Universidad de León, preguntando al profesorado de ciencias sociales su opinión sobre cómo se aborda la memoria histórica en las aulas de primaria, el director provincial de Educación en León les ha impuesto por escrito a los directores de todos los centros que les digan “a todo el profesorado que desarrolla sus funciones en el centro que toda investigación, estudio, desarrollo de prácticas, etc. que se pretendan desplegar en los centros, han de contar con la debida autorización de la Dirección General de Innovación y Formación del profesorado”.

“Por otro lado -continúa diciendo la misiva del director provincial-, y en relación a la información de la que se ha tenido conocimiento en esta Dirección Provincial sobre una investigación acerca de cómo se aborda la memoria histórica democrática en las aulas de Educación Primaria, que parece haberse recibido en el día de ayer, se informa que no cuenta con la necesaria autorización por parte de la Dirección General de Innovación y Formación del Profesorado”.

¿Nos podríamos preguntar que dónde está la salvaguarda de derechos fundamentales como la libertad de expresión del profesorado, el derecho constitucional a la libertad de cátedra o el simple sentido común de constatar que los profesionales de la educación tienen capacidad y raciocinio suficiente como para expresar su opinión en una encuesta si quieren y están dispuestos a ellos? ¿O es que no son mayores de edad para poder expresar sus opiniones? Porque responder a una encuesta anónima es potestativo y voluntario. Y se puede hacer en casa, en el tiempo libre o cuando quiera cada uno.

Las direcciones provinciales educativas, designadas por afinidad política, parecen constituirse en los nuevos “obispos” del control sobre el pensamiento y la opinión del profesorado. Esa fue la razón de que hubiera funcionarios, que no dependieran de la voluntad y el mandato del patrón de turno y pudieran ejercer su oficio con libertad. Pero parece que la ultraderecha de Castilla y León quiere volver al ordeno y mando de los señoritos, a controlar el pensamiento y la opinión, también en la ciencia, en la investigación y en la educación.

Esto es una gota más en la lluvia del control ideológico del profesorado de la pública. Ya se aplica la censura a los Centros Públicos la obligación de presentar preventivamente ante el director provincial de educación cualquier intento de publicitar actuaciones en los medios de comunicación que estén llevando a cabo, actividades complementarias o extraescolares o aquellas convocatorias o eventos culturales que los centros deseen hacer públicos.

El problema es que esta ultraderechización progresiva, con afán de control y adoctrinamiento, ha sido asumida por el Partido Popular que ha comprado e incorporado también su marco ideológico y político. Ya lo hemos visto en Castilla y León, con la polémica nueva “ley de discordia”, que enmienda la propia normativa del Partido Popular de 2018 sobre memoria histórica, y que no solo blanquea la dictadura franquista, sino que amordaza la memoria y entierra a las víctimas con un muro de olvido y de silencio sobre los responsables de represiones, torturas y crímenes contra la humanidad durante la dictadura fascista en Castilla y León.

Pero vemos también cómo aplican esta política de censura en la educación. No olvidemos que fue así como creció el fascismo en la Alemania nazi o en el fascismo italiano. Poco a poco, silenciosa pero eficazmente. Así lo están aplicando ahora. Más allá de declaraciones altisonantes y estrambóticas, está creciendo y diseminándose por toda la estructura institucional educativa el neofascismo. Imponiendo su censura, su “pin profesional”, el silencio y la sumisión a sus dictados con pequeñas pero eficaces medidas.

Para muestra un solo ejemplo. Como investigador de la Universidad de León pedí autorización al director general de Innovación y Formación del Profesorado de la Junta de Castilla y León para realizar dos investigaciones que requerían “entrar” en los centros educativos. No simplemente hacer una encuesta donde el profesorado puede o no contestar un cuestionario en su tiempo libre y expresar su opinión, como ha hecho este alumno. Sino que exigía la colaboración activa de los equipos directivos y del profesorado y del alumnado en las aulas. Una era sobre el nivel de felicidad del alumnado, otra sobre memoria histórica democrática y su tratamiento en secundaria. Adivinen cuál fue autorizada y cuál no. En el primer caso, sin ningún problema. Todo fueron facilidades. En el segundo caso, simplemente se nos comunicó que “reconocido el interés suscitado por el contenido del proyecto de investigación solicitado, en estos momentos, son otras las líneas de actuación fijadas para el curso 2023/24” y que no se autorizaba. Punto.

Está claro que tienen un programa político e ideológico en el que el adoctrinamiento ya no es solo lo que imponen sino lo que censuran y no quieren que se investigue y se conozca. Por cierto, una de las claves de la mejora educativa es investigar sobre la propia práctica docente para mejorarla. Pero parece que la ultraderecha solo pretende utilizar la educación para adoctrinar a las futuras generaciones en su ideología y evitar que piensen de forma crítica, no sea que la población se dé cuenta de que quieren hacernos volver a la España franquista del nodo en blanco y negro.
Nos advierten al profesorado: “el gran hermano te vigila”. Ojo con lo que dices, ojo con lo que piensas, ojo con lo que opinas. El “pin profesional” ya está aquí, a semejanza del “pin parental”.

El problema será si nos mantenemos en silencio o miramos para otra parte. Luego nos preguntaremos, como sucedió en la época nazi, cómo pudo pasar esto. Cómo el fascismo llegó tan lejos. No tenemos más que volver la vista al genocidio palestino y preguntarnos cómo ha podido suceder de nuevo el Holocausto, está vez en Gaza. Ya lo dijo Martin Luther King: “no me estremece la maldad de los malos, sino la indiferencia de los buenos. Tendremos que arrepentirnos en esta generación no tanto de las malas acciones de la gente perversa, sino del pasmoso silencio de la gente buena” que miró hacia otra parte o se mantuvo en silencio ante la barbarie.

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