El antiguo religioso sufrió represalias por parte de dos superiores de la Compañía, uno de ellos vinculado a la cúpula de la orden en el Vaticano
Pedro Lima describe que en el año 2001 se subió a un autobús en la estación de Sucre (Bolivia) con muchos recuerdos terroríficos en su mente y un único objetivo: viajar a Oruro para reunirse con el provincial de los jesuitas, el español Ramón Alaix, y denunciar que los sacerdotes españoles Alfonso Pedrajas, Luis Tó y Antonio Gausset Capdevila abusaban sexualmente de decenas de menores y de los novicios de la orden. El provincial, cuenta Lima, fue despótico. “Me expulsaron de la orden cuando denuncié los abusos. Él lo sabía todo y esa fue su respuesta”. Un día después de su encuentro con Alaix, Lima recibió una carta que oficializaba su salida de la congregación: