En la entrega del 23 de enero del 2014, titulada “El Partido de Dios”, advertimos del riesgo de que llegara a la Cámara de Diputados un partido confesional “más papista que El Papa o más panista que El PAN”.
Nos referíamos al Partido Encuentro Social (PES), un partido formado a partir de diversas iglesias cristianas y evangélicas que en ese entonces buscaba obtener su registro a nivel nacional.
El tiempo nos dio la razón. El PES obtuvo su registro a pesar del carácter anticonstitucional de su origen y llegó a la Cámara de Diputados con todo y sus orientaciones religiosas y dogmáticas.
El dirigente del PES y a la vez diputado federal, Hugo Erick Flores Cervantes, utilizó un foro público para pontificar y difundir el credo de su iglesia en pleno Palacio Legislativo de San Lázaro.
¡Queremos líderes políticos temerosos de Dios! exclamó el también dirigente de iglesias evangélicas.
“Fue muy mala idea sacar a Dios de la vida pública de nuestro país”, agregó el diputado-pastor.
Flores Cervantes recomendó al resto de los legisladores leer la Biblia, cuando lo que deberían leer, sobre todo él, es la Constitución.
A lo largo de su corta historia, el PES y su líder se han aliado con el mejor postor. Durante las elecciones del 2006 se aliaron con el panista Felipe Calderón, pero en el 2009 lo hicieron con la priista Beatriz Paredes. Y dos años después ya estaban con el entonces perredista Marcelo Ebrard.
Actualmente, el PES es uno más de los satélites del PRI, partido al que le ha servido de comparsa en la Cámara de Diputados, al igual que el PVEM.
El PES obtuvo su registro a nivel nacional por parte del INE, a pesar de que la Constitución y las leyes secundarias prohíben a los ministros religiosos participar en política.
Ya con su partido confesional registrado y con fuero, al dirigente del PES y de iglesias evangélicas le resultó muy fácil desenmascararse y pisotear la Constitución que juró respetar.
Y ni quién le diga nada.
