La Corte Suprema de Islamabad rechazó todos los cargos y establecido que no existen pruebas evidentes de culpabilidad a sus cargos. En declaraciones a AsiaNews, Saeeda Diep. del Institute for Peace and Secular Studies, informa que ahora las familias de los cinco investigados «están pensando de llevar el caso al tribunal aquellos que han registrado falsos testimonios contra los activistas».
Según Diep, «es un derecho ser compensados. Los blogueros criticaban solo al ejército (por violación de los derechos humanos). La entera campaña fue organizada por aquellos que los han raptado. Las familias afectadas fueron obligadas a enviar a sus propios hijos al extranjero, por miedo de las violencias de masa (fomentadas) por programas televisivos que los acusaban todos los días en sus show. Protestamos contra las leyes inhumanas sobre la blasfemia, creadas por el ex general-dictador Zia-ul-haq. Criticamos solo las leyes hechas por el hombre, que no provienen de Dios. Tanto Arabia Saudñi como Irán están aprobando leyes en favor de las mujeres, esperamos que ellas tengan un impacto también sobre nuestra sociedad».
La activista afirma que sus esperanzas continúan, «en particular después de las recientes declaraciones del presidente de EEUU Donald Trump, que amenazó a Islamabad de dejar de enviar las ayudas estadounidenses». En un comentario publicado ayer en Twitter, Trump afirmó que «los EEUU han entregado estúpidamente a Pakistán más de más de 33 millardos de dólares en ayudas en los últimos 15 años», pero fueron premiados «con nada menos que mentiras y engaños. Pakistán ofreció un paraíso seguro a los terroristas que nosotros buscamos en Afganistán, con marginal. ¡Nunca más!». Para Diep, «la presión internacional aumentará. Al final las autoridades deberán des-radicalizar la sociedad aunque sea bajo presión».
Kashif Nawab, activista cristiano, administra de hace tres años un grupo WhatsApp para las minorías. Él sostiene que el activismo online «necesita de mayor control. El año pasado, después de una animada discusión en las redes sociales, una periodista acusó a nuestros miembros de estar contra el país y la religión. Tuve que expulsarla del grupo. Como cristianos, vivimos en el miedo constante de denuncias. Debemos pesar cada palabra pronunciada o difundida en público».
Por el contrario, «aunque la FIA.( Federal Investigation Agency) ha absuelto a los blogueros, ninguno dice una sola palabra sobre esta injusticia. Las leyes sobre la blasfemia continúan siendo objeto de abusos. Las personas se sirven para disputas sobre las propiedades o para ganancias personales. Tengo conocimiento de casos de casos en los cuales algunos musulmanes chantajean a mujeres cristianas con la acusación de blasfemia sólo por llevar adelante sus relaciones». En conclusión, afirma: «Es común ver a los imanes que ejercitan presión sobre las autoridades policiales cuando una persona es acusada de ultraje al islam. Los agentes deben estar adiestrados para dispersar a las multitudes motivadas por la religión. El gobierno debe introducir una estrecha verificación que involucre a la policía y a los líderes religiosos, antes de proceder a la incoación judicial de los casos».