Es la modernidad de nuestros próceres y de nuestras autoridades eclesiásticas lo que nos admira, esta capacidad para estar siempre dispuestos, sacerdotes, obispos y arzobispos, a entender los nuevos problemas y retos que la sociedad plantea todos los días a los fieles. Y de entre ellos, las mujeres las que más, perdidas como están en los peligros que buscarle sentido a su vida.
Hoy hemos tenido la agradable noticia de que la editorial Nuevo Inicio que preside el arzobispo de Granada Javier Martínez, ha tenido la maravillosa idea de publicar un estupendo libro para la salud mental y sexual de las mujeres del mundo entero que se titula Cásate y sé sumisa de la que es autora la italiana Costanza Miriano.
Al parecer las mujeres no teníamos idea de que podíamos ser felices con nuestro marido, de ahí que se nos considerara un poco perdidas en la vorágine del mundo, porque ¿a quien se le ocurre casarse si sabe que no puede ser feliz? Costanza nos lo explica muy bien: "Debajo siempre se coloca el que es más sólido y resistente". De momento creímos entender que Costanza se refería a una postura típica del acto sexual, eso que ella debe llamar "usar del matrimonio", pero parece que la hemos malinterpretado, lo que quiere decir es que si aprendemos a ser obedientes y sumisas seremos las que tendremos mayor fuerza.
Este debe ser un libro estupendo, ya que es una iniciativa directa del arzobispo de Granada que ha dejado sus labores pastorales por unos cuantos días para inspirar lo que de bueno tiene la obediencia y la sumisión al marido, y no dudo de que nuestro gobierno sabrá aprovechar la oportunidad que le brindan tan bellos y útiles pensamientos y acabará poniendo como libro de texto obligatorio para las jovencitas que ya cursan el bachillerato -antes no, por favor- animándolas a aprenderlo bien y a aprobar el examen que no dudo les permitirá demostrar si han sido buenas lectoras y estudiantes. Sería una buena preparación para el matrimonio religioso, claro está.
Es reconfortante que el arzobispo o su voz la señorita Costanza no especifique a qué clase de marido hay que ser obediente y sumisa. Y es que se da por hecho que hay que serlo a toda clase de maridos, a los buenos y santos, a los que pagan diezmos a la iglesia y votan según el consejo de la jerarquía, a los misericordiosos y caritativos, a los que van a misa los domingos y fiestas de guardar, a los que quieren los hijos que dios les dé que son legión, pero también a los facinerosos, a los estafadores, a los borrachos y a los maltratadores que para esto está la sumisión y de paso el cumplimiento de lo que los curas ya les decían a nuestras abuelas maltratadas: "Aguantas hija mía, aguanta".
Pero no se qué pensar porque nos dicen también que Costanza entregó al Papa Francisco un ejemplar de su libro y el papa no se lo devolvió, lo que quiere decir que lo acepta, que está de acuerdo al menos con el título y aunque nos parece coherente con lo que es y ha sido y defiende y ha defendido la iglesia, no acabamos de comprender que este papa Francisco sea el mismo que según publican los periódicos quiere tener una visión más amplia de lo que es la comunidad de los hijos de Dios, quiere abrir su comprensión para que quepan en ella todos los problemas de nuestro tiempo y otras muchas cosas más que se nos están diciendo y que casan mal con esas obediencia y sumisión que nos predica el arzobispo por boca y palabra de Costanza.
No quiero decir con ello que Costanza repita como un loro todo lo que le dice el arzobispo, sino que el arzobispo es como una inspiración para ella, porque ella no necesita que le dicten, ella es una mujer inteligente, periodista, casada, madre de una familia numerosa y "sumisa" que como dicen los textos de promoción "se cuestiona qué viene después del beso final de los cuentos y películas" y recalca, según la editorial, que "ahora es el momento de aprender la obediencia leal y generosa, la sumisión".
Y para que la alegría se completa añaden que "el libro de la autora italiana ha sido ya líder de ventas en Italia y se inspira en la frase 'esposas, estad sujetas a vuestros maridos', de san Pablo a los Efesios".
Sí, es cierto que san Pablo dice una cosa así. Yo recordaba de cuando me casé el párrafo de la epístola a los Efesios: "La mujer estará sujeta al marido como el hombre lo está a su iglesia". Vaya diferencia, la verdad, aunque yo estoy muy contenta porque también a mi manera me he caído del caballo y he comprendido finalmente que san Pablo no era como yo había defendido siempre, un misógino, sino todo lo contrario. Ahora con este libro y esta referencia a él he comprendido que san Pablo está por la libertad de los hombres y sobre todo de las mujeres, lo que pasa es que está convencido, como hombre que es que esto no puede negarlo, que las mujeres no podemos encontrar la libertad ni la paz si no es con la obediencia y la sumisión al marido, al que sea, que esto da igual. Esto es lo que pasa, que no nos enteramos de nada y buscamos la felicidad donde no la hay, con lo fácil que lo tenemos las mujeres con los dos principios fundamentales tan caros a los hombres, sobre todo si son curas y arzobispos: obediencia y sumisión, obediencia y sumisión. No hay otro camino para nosotras, y mira si hace años, siglos que luchamos, al parecer íbamos en dirección contraria.
Rosa Regás
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