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«Nuestra laicidad pública» de Émile Poulat. Prólogo de Roberto Blancarte

Émile Poulat plantea los retos y problemas de la laicidad francesa. Pero éstos no son exclusivos de ese país sino extensivos a todos aquellos que, de una u otra manera, han enfrentado los dilemas de la modernidad

Nuestra laicidad pública se refiere a un fenómeno que va más allá de la laicidad en Francia. El análisis de Émile Poulat, aunque elaborado a partir de los expedientes y las prácticas de esa nación, constituye en realidad una reflexión acerca de los vericuetos y complejidades de una larga pero hasta ahora inexorable y al parecer irreversible transición ocurrida en los últimos doscientos años, de un régimen de cristiandad o de catolicidad a un régimen de laicidad. En ese sentido y en la medida en que esa nueva realidad no es exclusiva de un país o de un continente sino que, con sus particularidades y especifi cidades, ha surgido en otras latitudes, lo que en este libro se discute nos atañe a todos, en particular a aquellas regiones o países de tradición latina que se caracterizan por haber tenido la presencia histórica de la Iglesia católica y por haber sido testigos de la lucha, más o menos violenta según las circunstancias, por construir un Estado políticamente autónomo para la gestión de la cosa pública.

Francia no inventó la laicidad, pero sí el neologismo (1870) que explica dicho fenómeno, el cual desde entonces ha tenido una relativa difu-sión en lugares tan diversos como Alemania, Uruguay, Turquía o México. La laicidad de la escuela pública en Francia se gestó, sin embargo, de manera paradójica, en un momento que dicho país no tenía un régimen de separación entre el Estado y las Iglesias. La laicidad tiene antecedentes que se remontan por lo menos a la Reforma protestante, a la pluralidad religiosa que se desprendió de ella y a las consecuencias políticas que esto tuvo para la conformación del Estado en la época moderna. La revolución de las colonias inglesas de América del Norte y la Revolución francesa significaron el establecimiento político de los regímenes liberales, a través del principio de la soberanía popular y el de la separación de los ámbitos eclesiales y del Estado. Y si bien el modelo de separación no duró en Francia y en los Estados Unidos de América la autonomía de lo político frente a las Iglesias se relativizó con la construcción de una religión civil, dichos ejemplos y los principios allí planteados habrían de marcar y serían un referente obligado para el desarrollo de la laicidad en muchos otros países, entre ellos México.

En nuestro país, la separación entre el Estado y las Iglesias habría de lograrse desde las llamadas «Leyes de Reforma» expedidas por Benito Juárez entre 1859 y 1860. Cuando los parlamentarios franceses quisieron realizar su separación, en 1905, revisaron la legislación existente en la materia y llegaron a la conclusión de que «México posee de esa manera la legislación laica más completa y más armónica que haya jamás sido puesta en vigor hasta ahora». Juárez y los hombres de su generación, a su vez, se habían inspirado en la experiencia revolucionaria francesa, lo cual muestra que la laicidad se construyó históricamente a través de varias fuentes, infl uencias mutuas e intercambios ideológicos transcontinentales.

Émile Poulat plantea los retos y problemas de la laicidad francesa. Pero éstos no son exclusivos de ese país sino extensivos a todos aquellos que, de una u otra manera, han enfrentado los dilemas de la modernidad, particularmente el enfrentamiento entre la verdad religiosa y las libertades modernas.

Nuestra laicidad pública es uno de los libros más recientes de mi viejo maestro de sociología del catolicismo. Pero este texto no puede entenderse como una obra aislada, de hecho, es la última parte de una trilogía acerca de la laicidad, la cual Poulat inició con el libro Liberté, laïcité; La guerre de deux France et le principe de la modernité, publicado en 1987 (Cerf/Cujas, París, 1987) y continuó con La solution laïque et ses problèmes (Berg International, París, 1997), que vio la luz una década más tarde. El libro que ahora prologamos apareció en 2003. En total, dos décadas de investigaciones acerca del fenómeno de la laicidad, desde la perspectiva francesa ciertamente, pero con la amplitud de miras que permite a cualquiera aprovechar sus refl exiones para analizar, comparar y profundizar en el tema.

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 Prólogo de Roberto Blancarte a Nuestra laicidad pública de Emile Poulat

Libro Nuestra laicidad pública de Emile Poulat
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