Dicen que se «sienten amenazados»
La «obispa» de Hamar, Kirsten E. Almås no es partidaria de retirar las cruces de capillas y cementerios, pero apoya la afirmación de que todo el mundo debe tener un espacio para las ceremonias que se ajuste a su visión del mundo, sostiene que retirar símbolos de edificios tradicionales es «imprudente».
Una rama local de la Asociación Ético-Humana (HEF) considera amenazadoras las cruces de capillas y cementerios. Por ello, ha pedido a la Iglesia de Noruega (luteranos) que las retire.
Según CNE, la HEF en la carta que envió al consejo eclesiástico, el uso de símbolos, como las cruces, puede experimentarse como «molesto y amenazador para quienes no pertenecen a un modo de vida elegido», informa Dagen, basándose en varios medios noruegos. Por ello, el HEF quiere que la iglesia haga neutrales las capillas de Løten, Tangen, Vallset, Romedal y Vang.
El director del equipo de la HEF, Magne Kvalbein, afirma que las capillas también deben ser aptas para ceremonias no religiosas. Señala que la ley así lo exige. Argumenta que el uso de símbolos está desfasado de una «época en la que la Iglesia de Noruega tenía el control exclusivo de la gestión de los cementerios». Hoy es otra época, en su opinión. Por ello, la administración también debe reflejar la sociedad multicultural con una visión diferente de la vida, declaró Kvalbein, según el periódico local Glomdalen.
Podría parecer esperpéntico, pero….
El consejo de Loten ha declarado que la iglesia no a retirará las cruces, pero «debatirá la petición».
La «obispa» de Hamar, Kirsten E. Almås, en cambio, no es partidaria de retirar las cruces de capillas y cementerios, pero dice que apoya la afirmación de que todo el mundo debe tener un espacio para las ceremonias que se ajuste a su visión del mundo, pero sostiene que retirar símbolos de edificios tradicionales es «imprudente». Según Almås, eliminar símbolos no resuelve el problema subyacente de la escasez de cementerios «neutrales».
El director de la Asociación Nacional de Ética Humana, Christian Lomsdalen, también afirma que no se trata principalmente de la ofensividad de las cruces, sino más bien de la necesidad de locales neutrales para las ceremonias. Cree que este caso es sólo una frustración local, pero señala que forma parte de un panorama más amplio.
