La proliferación de escuelas ultraortodoxas judías en varias ciudades inglesas genera alarma desde hace años
Los rabinos apartan a los alumnos del programa de enseñanaz obligatoria para centrarlos en los estudios religiosos
Cuando el radicalismo religioso se apodera de la enseñanza en alguna escuela de Gran Bretaña, detrás suele estar el extremismo islámico. Informes e inspectores hablan de madrasas clandestinas, en ciudades como Birmingham o en Bradford y centros docentes donde se imparte una visión fundamentalista del Corán. Menos conocidas sin embargo son las escuelas ilegales de los ortodoxos hebreos.
Según un informe del Ministerio de Educación, en el distrito londinense de Hackney hay entre 800 y 1000 chicos judíos ortodoxos, con edades comprendidas entre los 13 y los 16 años que han desaparecido del sistema escolar. Son adolescentes varones, en barrios como Stamford Hill, en el norte de Londres, que pasan a formarse en las yeshivas, los centros religiosos clandestinos.
En manos de rabinos y enseñantes ortodoxos, los estudios se reducen al conocimiento del Talmud, la Torá, la interpretación de textos bíblicos, las leyes y tradiciones hebreas. La inmersión es total. Las clases comienzan a primera hora de la mañana y se prolongan hasta las 10 de la noche. La lengua es el yidis. Los alumnos se apartan del programa de estudios obligatorio en Inglaterra. Los niveles en asignaturas básicas, como el inglés o las matemáticas, terminan siendo pésimos.
Problemas de adaptación
“Hablas en yidis la mayor parte del tiempo”, declaraba a la BBC de manera anónima un exalumno de una de estas escuelas clandestinas. Ahora ya adulto, tiene problemas para lograr un empleo y adaptarse a la sociedad. “No estoy educado. No tengo conocimientos. Básicamente he perdido 20 años de mi vida”, confesaba con amargura.
Las yeshivas son ilegales y al mismo tiempo un secreto a voces, según han reconocido los propios inspectores del Ministerio de Educación en un informe al que tuvo acceso el diario ‘The Guardian’. Camufladas en viviendas y locales privados, algunos de estos centros imparten incluso enseñanza a alumnos venidos de otros países.
“Al operar clandestinamente lo hacen sin los controles más básicos de salubridad y seguridad para los niños. Creemos que hay chicos extranjeros que estudian aquí, en las yeshivas, en un tipo derégimen de internado y eso es algo completamente irregular”, señala el documento oficial. David, otro exalumno, ha contado como en algunas ocasiones se pedía a los chicos no ir a la escuela o abandonarla rápidamente, si estaba a punto de presentarse una inspección.
Judíos preocupados
El ministerio ha sido acusado de pasividad, ante un problema que preocupa la propia comunidad judía. Fue precisamente una de sus publicaciones, el semanario londinense Jewish Chronicle, el primero en llamar la atención sobre este fenómeno hace ya varios años. La comunidad jasídica en Gran Bretaña está creciendo un 3% al año, una cifra más alta que la de la media de población. En la áreas donde los judíos ortodoxos suelen vivir, los inspectores han detectado una rápida expansión de escuelas privadas, tanto legales como ilegales.
La Asociación Humanista Británica, defensora de los valores laicos y de la ciencia frente a la religión, ha pedido que se aplique la ley. Según uno de sus portavoces, “cada año que perimte a estas esculeas seguir abiertaso evadir las inspeccones, miles des niños más corren el peligro de ser indoctrinados, de sufrir abusos, o de recibir una educación limitada y estrecha de miras, que apenas puede describirse como educación”.