Los doscientos cuarenta niños del poblado mexicano de Nueva Jerusalén regresarán hoy a las aulas por esta semana, mientras el futuro de su curso escolar es aún una incertidumbre.
Esos menores pudieron empezar sus clases hace solo unos días en un colegio provisional, en la vecina comunidad de La Injertada, luego que en julio pasado la secta religiosa allí imperante destruyera su escuela, reticente a que se impartiese allí la enseñanza laica.
No obstante, ayer dejaron de asistir al centro docente, al considerar sus padres que el Gobierno se resiste a edificar un plantel dentro del territorio de esa localidad, lo cual ellos consideran como la verdadera solución del problema.
Sin embargo, poco después los familiares cambiaron esa determinación y convinieron en enviar a sus hijos de nuevo a clases durante el resto de esta semana, tras acordar mantener la mesa de negociaciones con el Gobierno estatal.
Asimismo, aplazarán hasta el lunes próximo su determinación final sobre la continuidad o suspensión del ciclo escolar.
El portavoz de los parientes de los menores, Emiliano Juárez, confirmó a la prensa que la principal exigencia de ellos es contar con una escuela situada en el interior de la comunidad religiosa.
Afirmó que incluso presentaron propuestas a las autoridades sobre el lugar donde pudiera ser construida la sede escolar.
Funcionarios del Gobierno de ese estado de Michoacán irán este miércoles a Nueva Jerusalén para determinar la posible ubicación del futuro colegio.