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Ni correr ni conducir: mujeres en Arabia Saudí

En Arabia Saudí  las mujeres ya no podrán hacer footing en un barrio de la provincia de Asir, por ser considerado inseguro por la Comisión de la Promoción de la Virtud y la Prevención del Vicio. Se hacía eco de la noticia esta semana la comunidad internacional de blogueros Global Voices.  Según la Comisión, (su nombre ya produce más de un escalofrío) la zona está mal iluminada y es frecuente que se comentan delitos allí, lo que los obliga a cerrar el acceso a las mujeres con el fin de protegerlas. Más allá del peligro que pueda suponer caminar por ese barrio, el cierre apunta a un aspecto polémico de la sociedad saudí: si es adecuado que las mujeres corran o practiquen otros deportes en público.

Esto, que puede sorprender desde otros contextos, es un debate que no es nuevo en los países árabes donde más estrictamente se aplica la ley islámica. Están prohibidos los gimnasios y clubes deportivos para mujeres y la asignatura de Educación Física no se imparte en los colegios. Además, numerosos clérigos y líderes religiosos desaconsejan que las mujeres hagan ejercicio, lo que contribuye a que no esté bien visto socialmente. En los hogares no suele haber conciencia de la importancia de una vida sana que incluya el deporte entre las rutinas del día, de modo que tampoco se fomenta. Las grandes ciudades saudíes están plagadas, en cambio, de gimnasios donde sí entrenan los hombres.

Esta falta de práctica de ejercicio de las mujeres las encadena a una vida sedentaria. Dos de cada tres mujeres saudíes son obesas, una tendencia en alza que afecta a su salud, a sus capacidades y a su autoestima. La obesidad es un mal general que también afecta a los hombres, con un 50% de obesidad, y al 15 % de los niños de menos de cuatro años. Estos datos convierten el país en el tercero  del mundo tanto en obesidad como en hipertensión.

Y si las mujeres saudíes no pueden correr, tampoco pueden conducir. La prohibición que impide que las mujeres conduzcan existe desde que se fundó el Estado Saudí en 1932. Surgen con frecuencia rumores que apuntan a una modificación, como sucedió en 2008, cuando varios medios se hicieron eco de un cambio en esta dirección. El diario Telegraph.co anunciaba en enero de 2008:  “Arabia Saudí eliminará la prohibición que impide que las mujeres conduzcan”. De momento, esto no se ha materializado en un cambio. Según las autoridades, la presión de los sectores más conservadores del país no lo han permitido.

Este es uno de los caballos de batalla de activistas saudíes por los derechos humanos como Wajeha al-Huwaider, que en 2008 tomó la decisión de conducir por una autopista del país en una fecha señalada, el Día Internacional de la Mujer, como reinvidindicación de su derecho.

Un año después, para su decepción y la de muchas otras mujeres, la ilusión de acercarse a la igualdad de derechos seguía sin concretarse. La bloguera saudí Eman Al Nafjan,  sin embargo, ve por fin indicios de un cambio. Al Nafjan plantea su blog como una voz que desde dentro del país contrarresta las opiniones de supuestos “expertos” que hablan sobre el mundo árabe sin conocerlo de cerca. Lleva 10 años reivindicando el derecho de las mujeres a conducir y le ha dedicado numerosos textos. Este es un párrafo de su post “The turning point”.

Desde 2002 todo el mundo me dice que que la prohibición se levantará a final de año. Final de año se convierte en el final del año siguiente, y luego del siguiente, hasta que en algún punto del camino he perdido la esperanza y me he resignado a llevar conmigo a un extraño a mis clases, a mis recados, y a esperar en las puertas de las casas que visito.

Desde el 14 de abril, Eman ha recuperado algo de esperanza con la publicación en el Riyadh Newspaper, uno de los diarios más conservadores del país, de un artículo sobre las formas de implementar el derecho de las mujeres a conducir. El artículo incluía quejas de mujeres, frustradas por no poder usar sus permisos de conducir:

¡Insultada en mi propio país! ¿Por qué tengo que esperar de pie frente a un coche que es de mi propiedad, que he pagado de mi salario, teniendo un merecido permiso de conducir de un país vecino? ¿Por qué no puedo encender mi propio coche, yo misma?

Estas son sólo algunas de las desigualdades que afectan a las mujeres saudíes. Amnistía Internacional denuncia en el Informe de Derechos Humanos 2009 que, aunque existen mejoras en la cooperación del gobierno con los órganos internacionales que se ocupan de los derechos de las mujeres, estas continúan subordinadas a los hombres en el Derecho de Familia. El concepto de custodia masculina  (mehrem) limita gravemente sus derechos en lo referente al matrimonio, el divorcio, la custodia de los hijos, la sucesión, la propiedad, la elección del lugar de residencia, la educación y el empleo. Ninguna de estas injusticias supone un impedimento para las fructíferas relaciones comerciales y diplomáticas de las potencias occidentales con el régimen saudí, algo que ya tratamos aquí.

Habrá que esperar para ver si de nuevo se postpone para otro fin de año la anulación de la prohibición de conducir. En caso de anularse, ¿sería este el principio de un cambio? Ya que la presión no viene de la comunidad internacional, quizás el Estado reaccione finalmente a la presión interna: la del 50% de la población, que reclama formar parte activa de la sociedad de su país.

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