La Intervención y Tesorería Municipal, contrarias al pago de la mayoría de los encargos La deuda local alcanza los 250 millones de euros
A más de 400 kilómetros de Galicia, Navalcarnero, fundada en 1499 por segovianos, podría pasar como un puebliño cualquiera de A Coruña, Lugo, Ourense o Pontevedra. Los cruceiros que salpican el término municipal, ya sea en el núcleo urbano o en medio del campo, tan pronto adornando glorietas como recortándose en el horizonte rodeados de tierras de labranza, han dejado de piedra a la población de 25.000 habitantes. Varios lugareños calculan en más de 150 las cruces repartidas por la localidad, donde se han multiplicado en las dos últimas legislaturas. La adquisición de muchas de ellas, a empresas locales o de otras comunidades como Andalucía o Galicia, se ha realizado pese a la descomunal deuda municipal —los cálculos más optimistas la cifran en 250 millones de euros— y con el informe contrario de la Intervención y Tesorería.
El alcalde desde 1995, Baltasar Santos (Partido Popular), declinó ayer indicar, en conversación telefónica, el número exacto de cruceiros. “No es de vida o muerte para mí decirle los cruceiros que hay”, se enrocó el regidor, que conminó a un encuentro en persona al “no poder demostrar” si quien le llamaba era periodista o era alguien que se hacía pasar por un reportero. Un portavoz del Ayuntamiento tampoco pudo aclarar cuántas cruces de este tipo, típicas de Galicia y Portugal, constan en el inventario municipal. En un paseo rápido por la villa, no resulta raro cruzarse con una treintena de cruceiros de todos los tipos y tamaños: de menos de dos metros, de más de tres, con una base sencilla, con varios escalones, con una Virgen en el frontal, con un Cristo… “Hemos rescatado una tradición, tan solo recuperamos nuestros signos de identidad históricos. Antiguamente lo normal era señalar los cruces de caminos con cruceiros, así que hemos vuelto a colocar algunas donde ya las había. También servían para delimitar los límites de una localidad”, afirman desde el Consistorio. “¿Pero qué dice? Aquí solo ha habido de siempre liebres y perdices”, se indigna un agricultor.
La oposición critica la proliferación de cruces pese a unas arcas municipales cada vez más escasas. Para hacerse una idea de los precios, un cruceiro low cost costaría unos 600 euros. El importe se duplicaría si se le añadiese una figura religiosa. “Mantenemos los mismos servicios que en 1995, por ejemplo solo hay un centro médico y un polideportivo… Si a los cruceiros les sumamos las pilas bautismales, pozos, ruedas de molino, mojones, columnas, etcétera, distribuidas por todo Navalcarnero, es muy probable que pasemos de las mil piezas de granito”, critica Juan Benito, del Partido Democrático Popular, con un concejal (el PP tiene 12, el PSOE siete e IU uno).
“No se explica que el alcalde siga endeudando más al Ayuntamiento mientras crucifica a sus vecinos subiendo todo tipo de impuestos: IBI, tasa de basuras, impuesto de vehículos, licencias… Y elimina todo tipo de exenciones y bonificaciones como el 50% del IBI para familias numerosas o el 95% por transmisiones patrimoniales”, añade José Luis Adell, portavoz local socialista y anterior regidor. Los grupos de la oposición denuncian “el despilfarro y descontrol” del Consistorio, que se habría gastado más de dos millones de euros en objetos de granito en 2013 y unos 10 estos últimos años. Algunos gastos se han aprobado directamente por decreto, como el suministro y colocación de seis cruces de granito en el camino de Sacedón y Fuente Juncal a la empresa Todo para la construcción, Mármoles y granitos Ayuso SL, con domicilio social en Navalcarnero, por un valor de 44.700 euros (7.500 euros la pieza). O el suministro de otra cruz para mobiliario urbano un año antes, en 2012 a Manuel Fernández García (domicilio social en Pazos, Ourense) por más de 18.000 euros. Según figura en los decretos locales, este proveedor es uno de los favoritos del Consistorio. Entre los encargos más llamativos que recibió, destaca el suministro de pilas de caballos por 15.367 euros. O una fuente de pared por 15.609 euros. Por no hablar de bases, trozos de columnas y capiteles para mobiliario urbano por 21.780 euros. O columnas medias por 14.520 euros. Todas, cómo no, de granito. Y con el informe desfavorable de la Intervención Municipal y la Tesorería.
Este curso se han seguido realizando gastos en más adornos pétreos —21.175 euros a Todo para la construcción, Mármoles y granitos Ayuso SL por 140 unidades de bolardos de granito nacional, o 10.599,60 euros por 70 metros cuadrados de baldosas de granito de 3 centímetros para servicios municipales—, por más que la Intervención Municipal ha señalado de forma reiterada que son “innecesarios y no esenciales para el funcionamiento del Ayuntamiento”. “Hay más: existen facturas en las que se han pagado 349 euros por metro de granito, cuando el metro más caro en el mercado oscila en torno a 50 euros, motivos por los que en su día se revisarán esas facturas”, subraya Adell.
Los excesos en la compra de granito, ya sea para pavimento —40.000 euros a Alsercons 2000 SL en 2012, más de 18.000 a Japse Spes SL, o 40.000 euros a Artepiedra Haro SL en 2013, por poner algún ejemplo— o con forma de adornos, se producen en un escenario más que crítico para la localidad: los últimos presupuestos que Navalcarnero aprobó se remontan a 2008. Desde entonces se han prorrogado un ejercicio tras otro. Es decir, que Navalcarnero se ha gestionado con unos presupuestos ficticios basados en los ingresos de hace seis años, de 35,1 millones de euros anuales. La estimación no se sostiene cuando se compara con la recaudación más reciente. Por ejemplo, en 2012 se quedó en 19,1 millones… Dieciséis millones menos de los previstos.
Dos mojones y un 'cruceiro' en medio del campo, en el término municipal de Navalcarnero. / SAMUEL SÁNCHEZ
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