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Movilización desde Roma hasta Malines-Bruselas…

Llamada a…

El sínodo de los obispos, cuya misión consiste en informar y aconsejar al papa, se reunió en octubre pasado en Roma sobre el tema de la familia.

En conclusión de este sínodo, el papa Francisco ha insistido en que veía en este ejercicio sinodal “la prueba de la viveza de la Iglesia católica que no teme sacudir las consciencias anestesiadas o ensuciarse las manos debatiendo sobre la familia de manera animada y franca”.

Con este sínodo, es hora de movilizarse, según el Vaticano que precisa en un largo documento preparatorio (el “Instrumentum laboris”) que es “urgente que los cristianos comprometidos en política apoyen decisiones legislativas apropiadas y responsables en materia de promoción y defensa de la vida. La voz de la Iglesia se hace oír a nivel sociopolítico sobre estos temas y, de la misma manera , es necesario que se multipliquen los esfuerzos para debatir con los organismos internacionales y las instancias de decisión en política, para promover el respeto de la vida humana desde la concepción hasta la muerte natural, con una atención particular hacia las familias con niños afectados de minusvalía.”

En cuanto a la eutanasia, las frases que le dedica la Exortación apostólica post-sinodal del 8 de abril 2016 (“Amoris Laetitia”) son sibilinas pero sin equívoco[1]: “la eutanasia y el suicidio asistido constituyen graves amenazas para las familias en el mundo entero. Su práctica se ha vuelto legal en numerosos Estados[2]. La iglesia, que se opone firmemente a esas prácticas, siente la necesidad de ayudar a las familias que cuidan de sus miembros ancianos y enfermos”.

… rápidamente tomada en cuenta

Con semejante impulso, no debe extrañarnos la reciente y polémica salida pública de nuestro nuevo arzobispo.

M.Joseph De Kessel, arzobispo de la archidiócesis de Malines-Bruxelles, ha dado una entrevista explosiva al diario limburgués Het Belang van Limburg de los 26 y 27 de diciembre 2015.

Al contestar a preguntas relativas a la eutanasia y al aborto, afirmó lo siguiente: “puedo entender que alguien que tiene un modo de vida laico no sienta esto como un problema. Pero, desde el punto de vista de mi fe, no es evidente. Pienso que tengo todo el derecho de decir esto, y más: me parece que a nivel institucional tenemos también todo el derecho de decidir que no vamos a practicar ni eutanasias ni abortos. Pienso en particular en los hospitales católicos. No se es libre de elegir cuando sólo hay una opción.”

Esta toma de posición suscitó reacciones inmediatas y, el primero, el Doctor Wim Distelmans, indicó que le parecía por lo menos “extraño que Monseñor De Kessel estime que los hospitales tienen derecho a adoptar su propio punto de vista moral, cuando son instituciones públicas. Que sean católicos o no, ¡se financian con dinero público!” Añadió que sentía “un total respeto hacia los médicos que no quieren practicar la eutanasia, porque ninguna institución les puede obligar a ello .”

Por su lado, nuestros responsables políticos no se han quedado atrás y han contestado rápidamente a las palabras del arzobispo.

El diputado Open VLD Jean-Jacques De Gucht ha declarado  que “las instituciones católicas viven de subsidios y tienen que seguir la ley”. La diputada N-VA Valérie Van Peel ha explicado que “no se puede obligar a un médico a practicar la eutanasia, pero cada institución debe dar la posibilidad de recibirla a los pacientes que cumplan las condiciones”.

Una mala querella

Estas reacciones políticas han forzado a diferentes personalidades de la Iglesia católica a defender a su arzobispo.

En los medios de comunicación católicos, algunos han afirmado que los hospitales católicos no tienen la obligación de practicar la eutanasia según el informe parlamentario referente al proyecto de ley relativo a la eutanasia[3].  Pero se trata de una falsa interpretación, según las declaraciones de uno de los padres de esta ley, el senador Philippe Mahoux: “la ley es válida para el conjunto de los ciudadanos, y nadie puede sustraerse a la ley, y menos esos hospitales que son financiados por la colectividad”. Análisis confirmado por la presidente del Senado, Christine Defraigne, que participó también en la redacción de la ley del 28 de mayo de 2008, que precisó: “los trabajos preparatorios  a la ley de eutanasia no permiten ninguna duda: la libertad de conciencia no se aplica a un organismo hospitalario”.

Y finalmente, para acabar con esta mala querella, Jacqueline Herremans, presidente de la Asociación para el Derecho a Morir con Dignidad, se ha referido en la declaración nº59 del Comité de Bioética: un hospital no puede tener una política global de rechazo de la eutanasia en nombre de la cláusula de consciencia. Sería contrario a la libertad terapéutica del médico. Por otra parte, iría en contra del respeto de la autonomía del paciente que tiene derecho a cuidados de calidad en el sentido de la Organización Mundial de la Salud (el bienestar en sentido amplio).

El Doctor Distelmans ha emitido el deseo de que esta toma de posición de Mr. De Kessel sea sólo un “paso en falso”.

Otros han evocado la disproporción de las reacciones provocadas por las reflexiones del nuevo arzobispo[4].

Pero, dado la repetición de las llamadas romanas a la movilización, tememos que sólo estemos al principio de la batalla.

Benoît Van der Meerschen

Artículo publicado en el nº139 (mayo 2016)  de la revista de la ADMD Belga

Traducción de Loren Arseguet

[1]    Esta exortación confirma el Instrumentum Laboris: “La Iglesia siente la urgencia de afirmar el derecho a la muerte natural (concepto inventado para la ocasión por el Vaticano. Los textos internacionales que protegen los DDHH sólo evocan un derecho a la vida), evitando el encarnizamiento terapéutico y la eutanasia” (Instrumentum Laboris, 23 junio 2015, 141º).

[2]    El calificativo “numerosos” es sin dudas una exageración… De 193 países reconocidos por la ONU, la eutanasia está legalmente reconocida sólo en los cuatro países siguientes: Holanda, Bélgica, Luxemburgo y Colombia.

[3]    En la página 178 de este informe, algunos citan el siguiente fragmento: “los establecimientos de cuidados tendrán, después de la entrada en vigor de la ley en proyecto, la posibilidad de negarse a colaborar en la práctica de la eutanasia y a partir de este momento los establecimientos podrán también elegir no practicar la eutanasia por razones de principio”.

[4]    Http://www.cathobel.be/2015/12/29/polemique-autour-des-propos-de-mgr-de-kessel-sur-leuthanasie/

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