Por su incapacidad para afrontar los flujos de migrantes que llegan a territorio mexicano, el Instituto Nacional de Migración (INM) tuvo que recurrir al apoyo del pastor Arturo Farela Gutiérrez, amigo del presidente Andrés Manuel López Obrador y líder de la Confraternidad Nacional de Iglesias Cristianas Evangélicas (Confraternice), quien en la frontera sur ya empezó a habilitar sus templos en albergues para migrantes, donde les está dando techo, alimentación y asesoría legal a estos extranjeros provenientes de distintos países.
Entusiasmado por su creciente participación en política migratoria, Farela asegura categórico: “El Instituto Nacional de Migración no tiene la capacidad para atender a tantísimos migrantes. Pero nosotros sí la tenemos. Por eso lo estamos apoyando”.
Entrevistado en sus oficinas de la Ciudad de México, dice Farela:
“Según nuestro conteo, sólo de septiembre a diciembre del año pasado en Tapachula hemos atendido a 20 mil migrantes. Imagínese lo que implica dar 20 mil raciones de alimentos. Con qué personal podría hacer eso el Instituto Nacional de Migración”.
–De los donativos, de las aportaciones económicas o en especie de nuestros fieles y pastores, que son muchísimos en todo el país. Aparte de nuestros templos, aportamos colchonetas, víveres, tiendas de campaña, ropa, lo que sea con tal de ayudar. Nos rige el mandamiento bíblico de ayudar al extranjero y al necesitado.
–¿Y solamente están en Tapachula?
Refiere Farela que los apoyan de tres maneras: dándoles albergue, alimentación y asesoría jurídica. Esta última –dice– la realizan en estrecha coordinación con personal del INM y básicamente consiste en apoyar a los migrantes para que entren legalmente tanto a México como a Estados Unidos.
“Estamos combatiendo la internación ilegal, los flujos migratorios irregulares. Nuestro trabajo consiste en ayudar a los migrantes para que, de manera ordenada, se introduzcan legalmente en México y después a Estados Unidos”.