El polémico instituto de San Rafael es investigado por el Vaticano por denuncias de sacerdotes mendocinos que sufrieron abusos. El líder de la organización ya fue condenado, pero hay otros curas cuestionados.
El polémico instituto religioso del Verbo Encarnado (IVE) en San Rafael enfrenta más denuncias de víctimas de abusos sexuales quienes, como en el caso de Luis, difundido ayer por MDZ, se animaron a sacar a la luz los tormentos que vivieron en ese lugar.
El IVE fue fundado en marzo de 1984 por el «padre» Carlos Miguel Buela, un sacerdote que fue recluido por el papa Francisco a un Monasterio de San Isidro de Dueñas de Palencia (España) luego de que se lo acusara en repetidas ocasiones de abusar sexualmente de otros sacerdotes.
Al mismo tiempo, el IVE realiza obras de caridad en lugares y situaciones en que nadie más se animaría. En su página web hay testimonios maravillosos de sacerdotes que llegan hasta los sitios en los que el mundo está en guerra. Pero el «culto al hombre» ha logrado confundir a algunos miembros de la organización que prefieren creer que se «difama a un santo» antes de admitir que la cabeza de la organización está corrompida.
Según explicó una de las víctimas «es como sentir que es tu propio papá es el que te está violando».
Denuncias dentro y fuera del IVE
Al padre Buela se le conocieron solo víctimas mayores de 18 años, pero su influencia sobre ellos comenzó desde muy chicos ya que en el IVE funciona el denominado Seminario menor, al que van niños desde los 12 años, confiados por sus padres o tentados por la posibilidad de algún día ser sacerdotes.
«Las víctimas del Padre Buela son mayores de 18 años, entonces uno se pregunta ¿Por qué no le dan una trompada? Pero no es tan fácil, él ejerce una especie de manipulación espiritual muy fuerte en estos grupos cerrados», explicó otro sacerdote que se puso al frente de los reclamos de una veintena de víctimas.
El cura señaló que el fundador de la congregación está recluido y, por lo tanto, no puede ejercer el ministerio público, pero continúa siendo el Tótem, y «el que fue perseguido por haber sido fiel al catolicismo tradicional».
«Una cosa muy buena que hizo Francisco fue sacar la legislación que plantea que si un obispo se entera de un caso de presunto abuso sexual y no denuncia ante la Santa Sede, también se hace participe en caso de que sea culpable», contó el sacerdote.
Derecho canónico
Para las leyes eclesiásticas los delitos de abuso sexual a menores prescriben recién a los 20 años… pero prescriben. Esta situación fue aprovechada por algunos sacerdotes que quisieron tapar los terribles hechos que tenían lugar en el IVE -El padre Luis que quiso denunciar en 2005 el daño que le habían hecho cuando era chico y sus superiores lo escucharon atentamente, pero nunca elevaron el caso al Vaticano-.
«Fue una canallada que no le tomaran la denuncia formal; deberían haber comunicado a Roma el caso de pedofilia, donde hay un protocolo muy estricto a seguir, pero en el Verbo Encarnado se tapó todo eso», señaló otro sacerdote que colaboró para que se repitiera la denuncia canónica en 2015, antes de que se venciera dicho plazo.
«El as de espadas de este tipo de organizaciones es la gente súper virtuosa que tienen», ya que esta situación muchas veces puede funcionar como método de presión para que las víctimas no denuncien, por temor a manchar la institución que ‘tanto bien hace’. Al mismo tiempo, la comunidad no denuncia porque se confunde la fe en Cristo con la fe en un hombre al que se lo endiosa, cuando ‘no es más que un hombre’.
Pero detrás de todo eso están las estadísticas, que son muy difíciles de negar y es que de 450 sacerdotes que se han ordenado en el IVE, la mitad dejó la congregación y de estos la mitad directamente dejó el ministerio (dejaron de ejercer el sacerdocio). «Muchos de ellos fueron víctimas de abuso del padre Buela», aseguraron.