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Más que un olivo… contra la pederastia en la Iglesia · por Juan Mari Arregui

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El obispado de Bilbao plantó un olivo el pasado viernes día 9 de febrero en el Bosque de la Concordia del Seminario Zentrum, antiguo seminario diocesano de Bizkaia, ubicado en Derio, en recuerdo de las personas menores víctimas de abusos sexuales en la Iglesia. En el acto participaron el obispo de Bizkaia, Joseba Segura, y miembros de la Comisión de protección de menores y prevención de abusos sexuales creada el 31 de julio de 2019. Junto al olivo, se colocó una placa conmemorativa «en memoria de todas las personas víctimas de abusos sexuales en nuestra Iglesia».

El olivo se plantó junto al retoño del árbol de Gernika, frente al antiguo Seminario de Derio. Lugar donde se formaron varios cientos de seminaristas y donde, según la nota oficial del obispado, «a tenor de la investigación que realizó la Universidad de Deusto, se identificaron casos de abuso sexual cometido por tres sacerdotes formadores del Seminario Menor Diocesano entre los años 1953-1970».

Con motivo de este acto, la comisión adelantó algunos datos del año 2023. Dice que abrió siete nuevos expedientes el año pasado. «Entre los victimarios», añade la nota, «hay un sacerdote diocesano ya fallecido, un religioso, un sacerdote de otra diócesis, tres laicos (uno de ellos sin identificar) y un último caso, en el que aún queda pendiente la reunión con la víctima. Desde que se creó la comisión el año 2019 hasta 2023, se han abierto 39 expedientes, de los cuales un total de 27 están cerrados».

La citada comisión dio cuenta en la cuaresma de 2023 de dos informes: uno sobre la Casa de Misericordia de Bilbao, desde 1961 hasta 1978, con víctimas varones entre 10 y 13 años; y otro sobre el Seminario de Derio, según el cual se identificaron casos de abusos sexuales cometidos por tres sacerdotes formadores del Seminario Menor Diocesano entre las décadas de los 50 y 60. No se aporta número de denunciantes afectados.

Uno, que sufrió las «andanzas» de Manuel Estomba en el Seminario de Derio, está en condiciones de poder afirmar que por sus manos pederastas pasaron no uno o dos, sino decenas de seminaristas, compañeros de mi curso y de otros dos cursos. No pocos hacían bromas pícaras pasados aquellos tiempos de los 50 y 60 en que no había conciencia o no nos atrevíamos a comentarlo ni a denunciarlo por vergüenza. Yo mismo no hablé ni lo hice público hasta pasados muchos años. Y hoy la mayoría de afectados calla.

Hay que saludar que el hasta ahora último obispo de la diócesis de Bilbao, Joseba Segura, haya sido el primer responsable de la diócesis vasca en crear una comisión de protección de menores y prevención de abusos sexuales. Antes de él pasaron, sin embargo, otros obispos como Gurpide, Cirarda, Añoveros, Uriarte, Larrea, Blazquez, Etxenagusia, Iceta, así como otros altos responsables del Seminario de Derio como Jose Angel Ubieta, Santiago Goiri, Jesus Garay, Pablo Bilbao, Jose Maria Iruretagoyena, Vicente Pedrosa, Rafael Belda, etc., y encubrieron aquella realidad. De hecho, la memoria de la Comisión reconoce que «es razonable aceptar que los responsables del Seminario y de la diócesis tuvieron conocimiento del abuso cometido y que este fue el motivo de la salida del perpetrador del Seminario Menor en 1956». Nunca se dieron razones de ese traslado. Se refieren sin citarlo a Manuel Estomba quien, director espiritual y pederasta, fue trasladado a las Misiones de Los Rios en Ecuador, donde permaneció unos años.

Realizar actos oracionales, plantar olivos… puede estar bien, aunque de nada sirven si no se va a la raíz de esta lacra de la pederastia. Y uno de los primeros pasos, tras tantos años de encubrimiento, es desenmascarar con nombres y apellidos a quienes han sido denunciados. Y ello, por justicia, y además por el bien de la imagen de la mayoría de sacerdotes y religiosos que nada tuvieron que ver con la pederastia. En el caso del Seminario de Derio se habla de «tres sacerdotes formadores» abusadores. Solo ha trascendido el nombre de uno de ellos, Manuel Estomba. Y no por voluntad de la Iglesia diocesana.

Desde Málaga, ha trascendido otro presunto caso de abusos sexuales de otro sacerdote que también pasó como formador por el Seminario de Derio, Francisco Ballester Viu. De Derio fue trasladado a Málaga, donde hacia 1970 ejerció de «padre espiritual» y creó una «congregación mariana». Fue acusado y denunciado por invitar a «compartir habitación» con estudiantes de bachiller, donde abusaba sexualmente de los mismos. Así lo denunció públicamente en “El País” uno de los cinco afectados, Antonio, de 68 años. Es lógico que si en Derio hubo tres formadores acusados de pederastia, y no se concretan sus nombres, se pueda especular con que uno de ellos podría haber sido Ballester Viu.

De los entonces formadores del Seminario de Derio, quedan hoy muy pocos… Jose Angel Ubieta, Jose María Bustinza, Angel Etxebarria, el mismo actual obispo, Juan Mari Uriarte… ¿No supieron nada de la actividad pederasta de Manuel Estomba, y de esos otros dos formadores cuyos nombres se mantienen ocultos, e incluso de este otro presunto caso de Ballester Viu? Si lo supieron, y es razonable que lo supieran, ¿por qué callaron y callan?

Además de actos oracionales y plantar olivos, bueno sería ir desenmascarando con nombres y apellidos a los victimarios pederastas. Asimismo, sería muy bueno que desde dentro de la propia estructura oficial de la Iglesia, y desde su propia jerarquía, salieran voces no solo a favor de una educación sexual integral en toda su red escolar, sino también y en especial a favor de la abolición del celibato obligatorio en la Iglesia católica. Sin celibato obligatorio, se podrían dar también casos de pederastia. Claro. Aunque, seguro, no tanto.

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