Por motivos morales y de conciencia, se niega a ratificar una ley aprobada en el Parlamento
El Gran Duque de Luxemburgo, Enrique Nassau, se ha negado a ratificar una norma que el Parlamento había aprobado sobre la legalización de la eutanasia. Debido a su negativa, la norma no podrá entrar en vigor. El primer ministro luxeburgués, Jean-Claude Juncker, ya ha anunciado que su país va a cambiar su constitución para limitar de forma drástica los poderes del monarca.
El pasado mes de febrero, gracias a los votos de los diputados socialistas de la mayoría gubernamental y de los verdes y los liberales, que están en la oposición, el Parlamento de Luxemburgo aprobó una ley para, al igual que Bélgica y Holanda, despenalizar la eutanasia.
Moral y conciencia
Sin embargo, de momento esta ley no podrá entrar en vigor debido a que el Gran Duque de Luxemburgo, alegando motivos morales y de conciencia, se ha negado tajantemente a ratificarla. Con su incomprensible indecisión, el monarca ha sumido a su país en una crisis institucional sin precedentes en las últimas décadas.
Crisis institucional
El primer ministro luxeburgués, Jean-Claude Juncker, aunque pertenece al partido socialcristiano -que se ha opuesto frontalmente a una ley que, en su opinión, creará una banalización de la eutanasia-, ya ha anunciado que “para evitar una crisis institucional”, su país va a cambiar la constitución para reducir las prerrogativas del gran duque.
Modificación
“Vamos a suprimir el término sancionar en el artículo 34 de la Constitución por el de promulgar, lo que querrá decir que él solo va a promulgar las leyes para que entren en vigor”, ha asegurado el primer ministro.
Limitación de poderes
De este modo, el gran duque verá reducidas sus prerrogativas. En la actualidad, la constitución de Luxemburo estipula que el monarca debe “sancionar y promulgar” las leyes en un plazo de tres meses desde su aprobación en el Parlamento.
Monarcas
No es la primera vez que un monarca se posiciona de forma tan drástica en contra de una ley aprobada por la soberanía popular. El que era rey de Bélgica en 1990, Balduino, decidió abdicar por aquel durante 36 horas para evitar firmar la ley del aborto.