Representantes del catolicismo radical y la extrema derecha se reúnen en el Congreso Mundial de las Familias
La agenda antifeminista, antiabortista y antiLGTBI rodea de polémica al encuentro desde hace semanas
Representantes del extremismo ultracatólico y de las élites de la derecha más radical se reúnen hasta este domingo en Verona, ciudad italiana que acogerá la 13ª edición del Congreso Mundial de las Familias (WCF, por sus siglas en inglés). La reunión, que ha sido precedida por semanas de polémicas por la agenda antifeminista, antiabortista y antiLGTBI del encuentro, ha sido criticada como un intento de soldar los movimientos políticos ultras con las poderosas organizaciones del fundamentalismo cristiano de cara a las próximas citas regionales e internacionales.
El objetivo público del encuentro es, de hecho, revertir las políticas contra la llamada familia tradicional. De tal manera que, como se preveía, la reunión ha empezado con un ofensiva contra la interrupción voluntaria del embarazo, una práctica que ha sido legalizada en la mayoría de los países desarrollados desde hace más de tres décadas, y que últimamente está siendo puesta nuevamente en discusión en varios países europeos.
«El aborto es un homicidio», ha dicho el italiano Massimo Gandolfini, en uno de los discursos de apertura. El obispo de Verona, Giuseppe Zenti, ha añadido que es «un delito». Un argumento cercano a la retórica de la Liga de Matteo Salvini, el ministro de Interior italiano y quien será uno de los invitados estrella de la cita.
De hecho, Salvini ya sugirió en el pasado que la crisis de la familia tradicional habría contribuido a las bajas tasas de natalidad de italianos, razón por la que, según él, los italianos correrían el riesgo de ser reemplazados por los inmigrantes. Un argumento que no encuentra fundamento alguno en los estudios realizados y que se inspira en las ideas de las asociaciones fundamentalistas estadounidenses surgidas en los 90 para combatir las leyes de despenalización del aborto.
El precedente de EEUU
«Todo lo que se discutirá en Verona sobre aborto, divorcio y homosexualidad ya se ha hablado en Estados Unidos», ha opinado Neil Datta, presidente de EPF, una oenegé con sede en Bruselas que vigila a estos grupos y sus actividades. «Son ocho años que los observamos y hemos visto enormes cantidades de dinero invertidas en promover estas ideas», expuso Datta, en un encuentro con la prensa extranjera acreditada en Italia.
De ahí el carácter transnacional del congreso. Además del español Ignacio Arsuaga, fundador del lobi ultracatólico Hazte Oír, también han anunciado su presencia Igor Dodon, presidente de Moldavia y contrario al colectivo gay, Katalin Novak, ministra de Familia húngara por el partido Fidesz, y Theresa Okarof, una activista nigeriana que se hizo conocida en el 2013 por un proyecto de ley antihomosexual en Uganda que finalmente fue aprobado. También Rusia contará con varios representantes, como Dimitri Smirnov, arcipreste de la Iglesia Ortodoxa de Rusia, y el oligarca Konstantin Malofeev, promotor de Rusia Unida, el partido de Vladimir Putin.
La derecha cutre
«Es un encuentro de la derecha cutre», ha zanjado Luigi di Maio, el líder del Movimiento 5 Estrellas (M5S), aliado de Salvini. «La caverna de la Edad Media ha salido a la luz», han dicho otros. Eso sí, poco se ha sabido del evento en sí puesto que no se ha permitido la entrada en el recinto del congreso veronés a los periodistas.
En este incendiario clima y con medidas de seguridad muy elevadas por temor a enfrentamientos, también se han organizado contramanifestaciones, la mayoría convocadas por el movimiento feminista Ni una menos, por los progresistas italianos e incluso por el M5S, irritando a los organizadores del congreso.