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Los tres golpes de Estado contra la educación y la “guerra pedagógica”

Un ensayo sobre el atentado de la dictadura contra la libertad de conciencia

Título: De la reforma al proceso: una historia de la Enseñanza Secundaria (1955-1977)

Autor: Antonio Romano

Editorial Trilce

La educación es, sin dudas, una fermental herramienta de progreso que articula la formación académica, la pertinencia social, la promoción del ejercicio de ciudadanía y el desarrollo del espíritu crítico, con el propósito de construir una democracia más humana e inclusiva.

 

"En "De la reforma al proceso: una historia de la Enseñanza Secundaria (1955-1977)", el docente universitario Antonio Romano elabora un esclarecedor ensayo crítico que apunta a denunciar la literal demolición del sistema educativo público durante el gobierno autoritario de Jorge Pacheco Areco y la dictadura.

El educador, que es licenciado en Ciencias de la Educación egresado de la Universidad de la República y magíster en Ciencias Sociales por la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Argentina), construye una sólida tesis de alto nivel académico, destinada a arrojar renovada luz sobre el feroz atentado perpetrado por la derecha liberticida contra la enseñanza.

El trabajo rastrea las transformaciones que se registraron en el discurso pedagógico entre las décadas del cincuenta y el setenta, que padeció las azarosas tensiones de una sociedad ideológicamente polarizada y signada por la violencia política, la confrontación y la salvaje escalada autoritaria.

No en vano el espacio temporal de análisis abarca del período comprendido entre 1955 y 1977, que coincide con la agonía de un modelo de convivencia, el advenimiento y profundización de una devastadora crisis económica y social y el terminal descaecimiento del sistema democrático.

La publicación de esta fermental pesquisa histórica no puede ser más oportuna, a la luz de los renovados debates contemporáneos acerca de la calidad de nuestra enseñanza pública y la recurrente controversia en torno a la autonomía y el cogobierno.

Nadie desconoce que la educación estatal afronta, más allá de sus notorios problemas estructurales, una feroz ofensiva promovida por la derecha vernácula y sus aliados.

El discurso apunta, como siempre, a desprestigiar a esa auténtica herramienta de socialización, construcción de ciudadanía democrática y de conciencia crítica.

Obviamente, el enemigo es el bloque neoliberal conservador que aún detenta una importante parcela de poder, que no dudó en aliarse en el pasado al aparato represivo del pachecato y luego a la dictadura, con tal de conservar sus inmorales privilegios del clase.

Este libro corrobora que, en nuestra historia reciente, los atentados contra la educación pública se inscribieron en la tensa escenografía característica de la guerra fría.

Ya en la década del cincuenta, organizaciones de ultraderecha y sus aliados fustigaban ácidamente la tradición autonómica de la educación pública y no dudaban en reclamar que los docentes formularan un juramento de "fe democrática".

Insólitamente, aducían que en las aulas se violaba la laicidad y se promovía la ideología marxista. Sin embargo, paradójicamente, exigían una profesión de fe que vulneraba groseramente la libertad de conciencia y los derechos ciudadanos de los propios educadores.

El autor analiza concienzudamente los debates políticos de la época que permearon al sistema educativo y su proceso de descaecimiento, que, naturalmente, coincidió con el colapso de la sociedad uruguaya.

Citando reflexiones de connotadas personalidades de la época, el investigador confirma que ­hace más de cincuenta años- ya se debatía en torno a la crisis de la enseñanza secundaria y la necesidad de reformas estructurales.

Sin embargo, el mayor riesgo provenía de los sectores más recalcitrantes de la ultraderecha, que demandaban permanentemente liquidar la autonomía consagrada constitucionalmente, en el entendido que la enseñanza era un campo de batalla ideológica.

Apelando a un profuso archivo documental y a numerosos testimonios, Antonio Romano recrea las tensiones de una época de agrias confrontaciones y disputas, que tuvo uno de sus picos más dramáticos en 1968.

Ese año, el movimiento estudiantil ingresó a la escena histórica como un protagonista de primer nivel, pagando cara la osadía de desafiar al autoritarismo pachequista. La consecuencia fue una feroz represión y el asesinado de tres jóvenes mártires de la lucha por la transformación de la sociedad uruguaya.

En una tesis sin precedentes en la historiografía uruguaya, el autor afirma que, en menos de una década, se concretaron tres golpes de Estado contra la educación pública: la intervención de 1970, la ley 14.101, de enero de 1973, y el arrasamiento perpetrado por la propia dictadura, que fue el certificado de defunción de la autonomía y la libertad de cátedra.

Mediante una atenta relectura de documentos, ordenanzas y circulares, el autor denuncia la inmoral intervención perpetrada por el pachecato en 1970, que violó groseramente la Constitución.

Sin embargo, de este trabajo se infiere que el funeral de la autonomía educativa fue la sanción de la ley 14.101, promovida, auspiciada y defendida por Julio María Sanguinetti, desde su cargo de ministro de Educación y Cultura del gobierno encabezado por el mandatario colorado Juan María Bordaberry.

Obviamente, la responsabilidad política del dos veces presidente de la República en esta auténtica operación de desmantelamiento de nuestra enseñanza es insoslayable.

El atento e inteligente análisis de esa norma, que subordinó jerárquicamente a los consejos de Primaria, Secundaria y UTU al Conae (Consejo Nacional de Educación), confirma su intrínseco carácter autoritario y represivo.

La nueva legislación barrió literalmente a los docentes de la conducción de la educación, depositando todo el poder en manos de jerarcas funcionales a la ideología hegemónica del régimen. Fue ­realmente- un abominable atentado contra la laicidad.

El investigador describe minuciosamente el agudo perfil de esta auténtica "guerra pedagógica", en cuyo marco la lógica de la prepotencia doblegó a la razón del derecho, en el marco del proceso de demolición del sistema democrático.

Por supuesto, este trabajo también se ocupa del período más dramático de la dictadura, cuando la educación pública fue intervenida, ultrajada y transformada en un espacio de control y disciplinamiento social por parte de los tiranos de turno.

En efecto, a partir de 1975, con la designación de funcionarios de notorias ideología fascista y de militares al frente de los entes, comenzó la última fase del proceso liberticida.

En ese marco, el investigador relee atentamente las normas, los reglamentos internos en cuanto a presentación y vestimenta de educadores y educandos y otros documentos que dan cuenta de la virtual demolición de la acendrada tradición laica y autonomista de nuestro sistema educativo.

Antonio Romero ensaya diversas reflexiones de naturaleza política, en torno a los vanos intentos refundacionales de la dictadura y sus dramáticas repercusiones en la educación.

Este valioso trabajo académico coadyuva a develar algunas claves de la conspiración autoritaria contra la enseñanza y su fallido "proyecto político pedagógico".

El ensayo corrobora que la derecha vernácula jamás dudó en atentar contra la Constitución y la ley, con tal de preservar sus privilegios y su status quo hegemónico.

En "De la reforma al proceso", el investigador Antonio Romano elabora una obra conceptualmente sólida y reveladora, que denuncia el inmoral avasallamiento de la educación pública, tanto antes como durante la dictadura.

El libro convoca a una reflexión sobre los renovados desafíos contemporáneos, tanto en materia de calidad académica como de pertinencia social y de preservación de la libertad de cátedra, tan cara a nuestras mejores tradiciones.

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