Reporteros sin Fronteras denuncia que el régimen de Kabul «ha puesto a los periodistas en el punto de mira de forma masiva, multiplicando el número de detenciones y encarcelamientos preventivos».
Desde la toma del poder en Afganistán por parte de los talibanes, hace tres años, 141 periodistas fueron detenidos como parte de la «atroz represión» del régimen contra la prensa, denunció este miércoles Reporteros Sin Fronteras, aunque actualmente no hay profesionales de la información encarcelados.
«La represión de los periodistas afganos no ha cesado de aumentar en los últimos tres años. El régimen talibán ha puesto a los periodistas en el punto de mira de forma masiva, multiplicando el número de detenciones y encarcelamientos preventivos», indicó la organización de defensa de la libertad de prensa en un comunicado emitido en vísperas del tercer aniversario de la caída de Kabul.
RSF, que tiene su sede en París, señaló que el gobierno talibán «encarcela a los reporteros como si fueran delincuentes, bajo falsos pretextos» y que, aunque a día de hoy no hay «ningún periodista encarcelado», un total de 141 fueron arrestados en los últimos tres años. El gobierno talibán «encarcela a los reporteros como si fueran delincuentes, bajo falsos pretextos»
En particular estuvieron en el punto de mira los colaboradores afganos de los medios exiliados o internacionales, acusados de difamar a los talibanes y/o de espionaje para entidades extranjeras.
«La Dirección General de Inteligencia (DGI), controlada por el ministro del Interior, Sirajuddin Haqqani, y dirigida por Abdul Haq Wasiq, ex preso de la cárcel estadounidense de Guantánamo, está especialmente implicada en la caza de periodistas», señaló RSF en su comunicado.
Esto ocurre a pesar de que cuando los talibanes llegaron al poder en agosto de 2021 manifestaron que los periodistas «no son criminales», que no serían amenazados y que pronto podrían «trabajar como antes», según recordó en el comunicado Célia Mercier, directora de RSF para el sur de Asia.
«En la actualidad, la censura es casi total y no se tolera ninguna crítica al régimen por parte de los medios de comunicación», lamentó Mercier.
Para ilustrar esta situación, RSF expone testimonios como el del periodista Khalid Qaderi, de 29 años y trabajador de Radio Nowruz, que sufrió palizas y torturas.
También el de el francoafgano Mortaza Behboudi, colaborador de medios como el conglomerado público galo France Télévisions, que fue igualmente torturado y retenido en una celda de la DGI de cinco metros cuadrados y sin ventanas que compartía con una treintena de personas.
A esta represión hay que sumar que los periodistas también son objetivo del Estado Islámico y sus grupos afiliados, que rivalizan con los talibanes. Así, según recordó RSF, cinco fueron asesinados en ataques a lo largo del país por parte de Estado Islámico del Gran Jorasán, conocido como ISIS-K.