n fantasma recorre Austria: el de la rebeldía religiosa. Un grupo significativo de clérigos está exigiendo cambios profundos en la iglesia católica y cuenta con el respaldo de las tres cuartas partes de su grey.
Entre las reformas que el grupo de 329 sacerdotes austríacos exige se incluyen el fin del celibato, la ordenación de mujeres, la aceptación del divorcio y otros cambios que amenazan con quebrar la Iglesia en ese país, a sólo semanas de la visita del papa Benedicto XVI.
Una evaluación reciente llevada a cabo por el instituto de encuestas Oekonsult en este país tradicionalmente considerado católico, reveló que tres cuartas partes de los 2,6 millones de creyentes respaldaba el manifiesto "Llamado a la desobediencia", publicado en internet.
Matrimonios dentro del clero, ordenación de mujeres y de hombres casados, comunión para divorciados, casados en segundas nupcias o miembros de otras religiones, son otras de las reivindicaciones que el grupo levanta en su manifiesto.
El documento, lejos de ser una mera exhortación a los cambios, es la punta de lanza de un movimiento militante activo dentro de la Iglesia austríaca, que llama abiertamente a romper las reglas del Vaticano y a desconocer la autoridad del Papa.
De hecho, la cabeza visible de este movimiento disidente, el reverendo Helmut Schueller, vicario general de Viena entre 1995 y 1999, declaró de manera explícita que su movimiento no tiene la menor intención de ceder.
Para jugar al fútbol
Mientras el manifiesto de los insurgentes continúa acumulando firmas antes de la visita papal de tres días a Austria, programada para el 22 de septiembre, no son pocas las voces contrarias a él que se alzan dentro de una iglesia que advierte el peligro de un cisma.
El obispo de la ciudad de Graz, Egon Kapellari, dejó traslucir su preocupación al afirmar que la llamada "es un peligro para la unidad de la Iglesia".
Esto es comprensible considerando que, en 2010, casi 90.000 fieles hicieron abandono oficial de una iglesia católica sacudida por los escándalos de pedofilia que involucraban a muchos sacerdotes.
Pero quien se muestra francamente dispuesto a impedir una ola imparable de apostasía es el cardenal Christoph Schoenborn, presidente de la Conferencia Episcopal Austríaca y arzobispo de Viena.
Quienes consideren que Roma está equivocada "no deben seguir viajando con la Iglesia", afirma este cardenal que es miembro de la Congregación de la Doctrina de la Fe, la antigua Inquisición, y que compara a los disidentes con un equipo de fútbol que se niega a jugar observando los reglamentos.
"Si alguien ha decidido seguir el camino de la disidencia, eso tiene consecuencias", expresó el cardenal Schoenborn.
Con ojos disidentes
Para el líder de los disidentes, Helmut Schueller, quien fue brazo derecho de Schoenborn entre 1995 y 1999, casi la mitad de los 4.000 sacerdotes católicos austríacos apoya las demandas de los reformistas e insiste en que su campaña ha recibido mensajes de apoyo desde Francia, Portugal, Italia y Brasil.
"Muchos nos quieren expulsar de la Iglesia Católica, muchos nos maldicen" dijo Schueller en una reciente entrevista.
Pese al enfrentamiento que parece avizorarse en el futuro, Schueller ha declarado que muchos sacerdotes ya están rompiendo las reglas de hecho, en muchos casos con el conocimiento de sus obispos.
El cardenal de Viena, Christoph Schoenborn, tiene en sus manos la misión de impedir una gran ola de apostasía.
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