Los Reyes han asistido a la misa funeral en memoria de los trece fallecidos en la torrentada que el pasado 9 de octubre arrasó el Levante de la isla, principalmente Sant Llorenç, donde a mediodía ha sido hallado el cuerpo sin vida de Arthur, el niño desaparecido durante ocho días.
Don Felipe y Doña Letizia, que visitaron Sant Llorenç el pasado viernes, han dado el pésame a su familia y también a familiares de otras de las víctimas presentes en una ceremonia religiosa presidida por el obispo de Mallorca, Sebastià Taltavull, en la iglesia de los Dolores de Manacor, capital de la comarca levantina.
Al inicio del oficio, el obispo ha nombrado a los trece fallecidos y se ha encendido un cirio en memoria de cada uno de ellos.
En la riada, el mayor desastre natural de la historia reciente de Mallorca, fallecieron siete españoles, tres alemanes, dos británicos y una holandesa, ocho varones y cinco mujeres.
Unas 350 viviendas resultaron inundadas, varias de ellas quedaron arruinadas por completo, y cientos de familias y empresarios perdieron todo tipo de enseres domésticos, materiales, maquinaria y casi medio millar de vehículos, mientras que varias carreteras siguen impracticables y hay daños millonarios en las infraestructuras públicas.
A la misa han asistido, junto a los Reyes, la vicepresidenta del Gobierno, Carmen Calvo; la presidenta del Govern balear, Francina Armengol; el presidente del Parlament autonómico, Baltasar Picornell; la delegada del Gobierno, Rosario Sánchez; la alcaldesa de Manacor, Catalina Riera; el alcalde de Sant Llorenç, Mateu Puigròs; el alcalde de Artà, Manolo Galán; el alcalde de Capdepera, Rafel Fernández; el alcalde de Son Servera, Antoni Servera y el presidente del Consell de Mallorca, Miquel Ensenyat,
También asistieron miembros de asociaciones y de los cuerpos de seguridad que dieron apoyo a las zonas afectadas por la mayor tragedia natural de la historia reciente de Baleares. Se pudo ver al coronel Eduardo Gutiérrez; a la consellera de Presidencia, Pilar Costa; la consellera de Hacienda y Administraciones públicas, Catalina Cladera; el conceller de Educación, Martí March; el conceller de Trabajo, Iago Negueruela; el conceller de Medio Ambiente, Vicenç Vidal; el conceller de Territorio, Marc Pons, la consellera de Servicios Sociales, Fina Santiago, y la consellera de Transparencia, Fanny Tur. Además, estuvieron presentes los cónsules de Alemania, Países Bajos y Reino Unido, de donde procedían las víctimas extranjeras; así como la portavoz del PP en el Congreso de los Diputados, Dolors Monserrat; el presidente de Ciudadanos, Albert Rivera; el senador balear del PP, José Ramón Bauzá, y delegados de los municipios afectados.
También se encontraban entre el millar de personas que abarrotaban el templo guardias civiles, profesionales de la Unidad Militar de Emergencias (UM), bomberos, agente de protección civil y miembros de otros cuerpos de seguridad y emergencias que desde la tarde noche del martes 9 han trabajado para paliar las consecuencias de la catástrofe.
En su homilía, el obispo Taltavull ha destacado la conmoción de toda la sociedad por las pérdidas humanas y las desastrosas consecuencias materiales de la torrentada, pero ha resaltado también el «milagro de la solidaridad» que ha acompañado la tragedia.
El prelado ha ensalzado «la entereza y el testimonio» de la familia de las víctimas y de los «innumerables profesionales y voluntarios para trabajar en tierra y en el mar que, sin descanso, no han parado para dedicare a la tareas más dura y arriesgadas».
«Son tantos lo héroes anónimos a los que hemos de reconocer que, gracias a ellos y a ellas, muchos se han salvado, especialmente personas impedidas y ancianas», ha agregado el obispo.