Los islamistas son los únicos que congregan en sus mítines decenas de miles de seguidores. Las formaciones incorporan candidatos salafistas para movilizar electores
La religión marca el paso de la vida cotidiana en Marruecos y también extiende su enorme influencia en las legislativas que se celebran el próximo viernes. El islamista Partido Justicia y Desarrollo (PJD), que ganó las primeras elecciones celebradas tras la primavera árabe de 2011, se presenta como gran favorito sin que sus cinco años en el poder lo hayan desgastado. Su líder, el presidenteAbdelilá Benkirán, es el único que consigue congregar a 20.000 personas en los mítines. Benkirán se ha convertido en el ciudadano más popular, después del rey Mohamed VI, a pesar de que sus funciones como presidente están bastante recortadas, ya que la política exterior se dirige desde el Palacio Real y el ministro del Interior solo responde ante el monarca.
El gran rival del PJD, el Partido Autenticidad y Modernidad (PAM), fundado en 2008 por un amigo del rey Mohamed VI con el fin de frenar la pujanza de los islamistas, alerta de que Benkirán imita el estilo de concentraciones de masas del presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, y de los Hermanos Musulmanes de Egipto. Pero Benkirán responde con sorna ante las críticas que le acusan de pretender “islamizar” Marruecos: “Esta sociedad es musulmana desde hace 14 siglos. ¿Qué pretenden esos demonios, cambiar las cosas?, pregunta en los mítines”
Benkirán no es el único representante político religioso en un país donde la radio más escuchada es la emisora pública Mohamed VI del Santo Corán. Hay miles de marroquíes que no profesan el rito malekita, el islam del “justo medio” que preconiza el régimen. Por ejemplo, el principal movimiento religioso del país, Justicia y Espiritualidad, no reconoce el liderazgo espiritual del rey como Comendador de Creyentes y ha llamado al boicot de las elecciones, como ya hiciera en las de 2011, por considerar que son solo una mascarada y que el auténtico poder seguirá ostentándolo el rey.
En cualquier caso, nadie cuestiona que la religión es la gran cuerda sensible de los marroquíes. El analista tangerino Amrani Boukhobza explica que la sociedad siempre ve con muy buenos ojos al hombre que acude muchas veces a la mezquita. “Cuando se aproximan las elecciones todos los políticos se dejan ver en las mezquitas y hasta los comunistas utilizan expresiones religiosas en sus discursos”, señala. Boukhobza cita un estudio del instituto británico Win / Gallup International Association efectuado en 2015 que colocaba a Marruecos entre los cinco países más religiosos del mundo, solo por detrás de Tailandia, Armenia, Bangladés y Georgia.
El portavoz de Justicia y Espiritualidad, Fathallah Arsalane, explica que el origen de ese fervor se remonta a cuando el islam llegó al norte de África. “Desde entonces, el islam ha sido omnipresente en nuestras vidas. La mezquita era la institución fundamental en la vida de una tribu o de un barrio, desde las ciudades a las aldeas más remotas. La mezquita era polivalente: colegio y centro de educación para todo el pueblo, tribunal, ayuntamiento…”.
El investigador David Goeury asume que los marroquíes son abrumadoramente creyentes y practicantes, pero “no quieren que haya un aumento de la islamización en los espacios públicos”. Y a pesar de esa distinción, en estas elecciones se ha producido un hecho sin precedentes. Varios predicadores salafistas, algunos de ellos condenados en su día por terrorismo, han sido fichados por los principales partidos y se presentan en algunas ciudades como cabezas de lista electoral. Es cierto que estos salafistas han moderado su mensaje y no predican la violencia, pero siguen profesando una doctrina bastante conservadora que busca el retorno al islam original.
Goeury precisa que el recurso a los salafistas es una estrategia para movilizar a los electores “más ideologizados, que corresponden a una pequeña minoría de marroquíes, pero están dispuestos a desplazarse el día de las elecciones”. El valor de esos candidatos salafistas aumenta si se tiene en cuenta, como señala Goeury, que en Marruecos el comportamiento electoral mayoritario es el de la abstención.
El politólogo Nabil Mouline sostiene que todo el mundo utiliza a los salafistas. “Lo hacen los partidos y también la monarquía, que así divide el movimiento religioso”. Pero precisa: “Los salafistas también utilizan a la monarquía; porque mediante la participación en política ellos difunden mejor su mensaje que predica la vuelta al islam de los orígenes, la islamización de la sociedad”.
El arquitecto rabatí Jamal Chichaoui, miembro del PAM, cree que los islamistas del PJD predican un islam que nada tiene que ver con el que practicaron sus padres. “El de mis padres era un islam personal, nunca estuvo manipulado por las ideologías, ni por Arabia Saudí ni por Egipto. Este islam que defiende Justicia y Espiritualidad solo busca el poder. “Aunque llaman al boicot de las elecciones, a la hora de la verdad sus militantes votan al PJD”, afirma.
El lugar donde los islamistas del PJD son más fuertes es en las grandes ciudades, cuyas alcaldías ganaron en las elecciones locales de 2015. Mientras que el PAM domina las zonas rurales donde los llamados “notables”, los más ricos del lugar, ejercen su influencia sobre el resto de la población y ayudan a desplazarla.
Pero más allá de la religión, muchos marroquíes agradecen que los islamistas no se hayan visto envueltos en casos de corrupción. A pesar de que tampoco han hecho nada para combatirla, tal como prometieron hace cinco años.
UN CARICATURISTA AMENAZADO DE MUERTE
El marroquí Khalid Gueddar, director de la revista satírica Baboubi, recibió amenazas de muerte en Internet tras reproducir en Facebook la viñeta que causó la muerte el 25 de septiembre del escritor y columnista jordano cristiano Nahed Hattar. Gueddar cree que la radicalización religiosa ha aumentado en su país a causa de la llegada de los islamistas del PJD al poder. “Su victoria en las elecciones ha animado a los islamistas en general”, señala. “No olvide que el PJD ha creado una armada digital en Internet para bloquear páginas de activistas demócratas y de intelectuales”, explica.
Gueddar creer que su país está viviendo un retroceso en cuanto a libertades. “Yo he sido convocado varias veces ante la policía por orden del ministro de la Justicia, Mustafá Ramid, del PJD, después de publicar viñetas que ellos consideran que atentan contra el islam”.
Gueddar ha solicitado protección policial, que no le han puesto. Si bien las amenazas hasta ahora no han pasado de Internet. “¿Quién nos dice que mañana o pasado mañana no pasarán a la acción directa?”, pregunta Gueddar. La policía le ha informado este miércoles de la detención de dos personas, una mujer y un hombre, por las amenazas.