‘No os unáis a los profetas de desventuras que proclaman el final de la vida consagrada»
«Los consagrados han de aspirar a un modo evangélico de afrontar las relaciones que se dan entre varones y mujeres»
Animan a las personas consagradas a «vivir despiertas, vigilantes, con actitud de centinelas que evitan todo adormilamiento y comodidad» y a denunciar «la injusticia, la falta de hospitalidad con el migrante, la aporofobia, la economía inhumana, la trata de personas y los atentados contra la creación»
Los obispos españoles han hecho un llamamiento a las personas consagradas a respetar la igualdad entre hombres y mujeres, y a reparar integralmente a las víctimas de abusos sexuales.
Así lo han expresado los obispos de la Comisión Episcopal para la Vida Consagrada, en su mensaje con motivo de la XXIX Jornada Mundial de la Vida Consagrada que este año se celebra bajo el lema ‘Peregrinos y sembradores de esperanza’.
«Las personas consagradas están llamadas a peregrinar haciendo un proceso de conversión que les permita cambiar lo que sea preciso en el ámbito de las relaciones, que es amplio y diverso. Así, por ejemplo, los consagrados han de aspirar a un modo evangélico de afrontar las relaciones que se dan entre varones y mujeres, de modo que se respeten su igual dignidad y reciprocidad, tal como señala el Documento final del Sínodo sobre la Sinodalidad en su número 52″, señalan los prelados en el texto, consultado por Europa Press.
Asimismo, añaden que «han de empeñarse en establecer relaciones que reparen integralmente a las víctimas de abusos y ofrezcan ayuda a los victimarios, siempre con el cuidado de no causar daño nuevamente a ninguna víctima».
Por otro lado, invitan a no ceder «a las tentaciones de la cantidad o la eficiencia» y recuerdan las palabras de Benedicto XVI cuando manifestó: ‘No os unáis a los profetas de desventuras que proclaman el final o el sinsentido de la vida consagrada en la Iglesia de nuestros días’.
Además, animan a las personas consagradas a «vivir despiertas, vigilantes, con actitud de centinelas que evitan todo adormilamiento y comodidad» y a denunciar «la injusticia, la falta de hospitalidad con el migrante, la aporofobia, la economía inhumana, la trata de personas y los atentados contra la creación».
También les proponen que superen «la tentación de encerrarse en la ‘privacidad cómoda‘ o en el grupo reducido de quienes coinciden en casi todo, según en qué momento de conveniencia», y sean generosas «en las relaciones fraternas entre sí, con los pastores, con los laicos, con los miembros de sus familias carismáticas y con quienes son destinatarios de su misión, especialmente los más débiles».