Comentarios del Observatorio
Los obispos mantienen una visión de la educación y en general de la organización social más propia del antiguo régimen, superado hace ya dos siglos.
Es misión del Estado el velar por una educación pública común para toda la ciudadanía, sin discriminación de ningún tipo, incluyendo la no discriminación en función de las convicciones particulares, es decir en términos de conciencia.
Si hay intromisiones que denunciar en España son justamente las de la jerarquía católica y sus escuelas financiadas por fondos públicos y desde las que se hace proselitismo y propaganda incluso sobre sus educandos no católicos. Hay muchas familias que llevan a sus menores a centros concertados por motivos geográficos o o de otra índole y que ven cómo se les impone el ideario, símbolos y actividades confesionales.
No olvidemos que los menores no son propiedad de sus tutores, que son eso, tutores y no propietarios. La Constitución reconoce el derecho a que estos tutores los eduquen en sus propias convicciones pero no que eso tenga que suceder en el sistema educativo financiado con fondos público, y en cualquier caso eso no es óbice para que el Estado garantice el derecho a una educación común. Además, en caso de contradicción recordemos también que impera el principio jurídico del interés superior del menor.
En definitiva, estas declaraciones de los obispos son totalmente extemporáneas y antidemocráticas, propias de un sistema teocrático como el que parecen anhelar con este clericalismo que vienen reforzando en sus manifestaciones públicas.
La Subcomisión Episcopal para la Familia y la Defensa de la Vida de la Conferencia Episcopal Española (CEE) anima a «denunciar» cualquier «intromisión» de una institución en la educación de los hijos
la Subcomisión Episcopal para la Familia y la Defensa de la Vida de la Conferencia Episcopal Española (CEE) ha animado a «denunciar» cualquier «intromisión» de una institución en la educación de los hijos, en lo que se refiere a sus valores y creencias, según declara en un comunicado.
«Ninguna institución puede suplir su labor en la educación, especialmente en lo que se refiere a la formación de la conciencia. Cualquier intromisión en este ámbito sagrado debe ser denunciada porque vulnera el derecho que tienen los padres de trasmitir a sus hijos una educación conforme a sus valores y creencias», señala.
Jornada de la Sagrada Familia
Así lo indican el episcopado con motivo de la Jornada de la Sagrada Familia, que se celebra el 30 de diciembre, bajo el lema ‘La familia, cuna de la vocación al amor’.
Además, los obispos españoles sitúan a la familia como lugar privilegiado de acogida y discernimiento de la vocación «en estos momentos en los que se atraviesa un invierno vocacional» al sacerdocio, a la vida consagrada y al matrimonio cristiano.
Ante esta situación, señalan que no quieren «instalarse en una queja estéril que contempla pasivamente este ocaso de las vocaciones» y ofrecen diez pautas a la luz de la exhortación del Papa Francisco Christus Vivit.
Forjar la caridad
Entre otras, animan a la oración en familia y la participación en los sacramentos, o cuidar la formación en las virtudes, como la fortaleza, «para poder ir contracorriente frente a la sociedad del bienestar». En esta formación, los prelados incluyen «la afectividad y la sexualidad en el ámbito más amplio del amor verdadero».
También aconsejan a los padres forjar a los hijos en la caridad, a cuidar especialmente a los abuelos y a los mayores e instaurar una cultura vocacional.
Alentar la vocación
En este sentido, lamentan que familias cristianas «se opongan a la vocación de sus hijos al sacerdocio o a la vida consagrada o que les pidan que prioricen su futuro profesional, postergando la llamada del Señor».
En cuanto a la vocación al matrimonio, apuntan que “no hay nada más estimulante para los hijos que ver a los propios padres vivir el matrimonio y la familia como una misión, con felicidad y paciencia, a pesar de las dificultades, los momentos tristes y las pruebas’.
Por último, recuerdan y aconsejan la cercanía y el acompañamiento a las familias «que viven la marginación y la pobreza; tener muy presentes a las familias migrantes; y no dejar a un lado a las familias que han sufrido la separación y el divorcio». como misión primordial que la Iglesia y sus bautizados tienen frente a la sociedad.