En la ciudad alemana de Duisburgo, donde ya sólo el 19% de la población es católica, se cerrarán al culto seis iglesias que , sin embargo, podrían convertirse en mezquitas si son vendidas a la comunidad mahometana local.
En Duisburgo, donde se encuentra la mayor mezquita de Europa y habita una numerosa población turca, las iglesias están desapareciendo debido al escaso número de feligreses. Pronto se cerrarán seis iglesias, pero hace pocos años se clausuraron otras cinco, lo que hace presagiar que en 30 años no habrá centros de culto cristianos, ocultos dojos, ni sinagogas.
Pero las iglesias vacías de fieles tienen unos compradores compulsivos: los imanes de la mezquita de Merkez.. Aunque la jerarquía eclesiástica se mantiene silente al respecto, la raquítica comunidad católica se ha movilizado para evitar que a los templos cristianos se les añada un minarete desde el que el almuédano incordie llamando a la oración varias veces al días. No se sabe por qué extraña razón la mezquita Merkez, la más grande y flamante de Europa, recibió para su construcción subvenciones millonarias de la Unión Europea y del Estado, aunque tanta generosidad muestra en qué tipo de milongas se gastan nuestros dineros los burócratas de Bruselas.
Los musulmanes pueden comprar solares donde edificar sus mezquitas, pero es más valioso para ellos exhibir como trofeo, como símbolo de su victoria, una antigua iglesia convertida en mezquita, al igual que en otros tiempos hicieron en Córdoba y Constantinopla. Pero esta afición mahometana por la adquisición de lugares de culto cristianos no se circunscribe a Alemania, ya que en Gran Bretaña numerosas iglesias anglicanas han pasado a ser propiedad de los imanes para regocijo de los predicadores del odio a Occidente.
Un dirigente argelino afirmó hace años en Naciones Unidad que gracias a los vientres de las musulmanas el islam prevalecería sobre Europa. También Gadafi profetizó la conquista del Viejo Continente sin necesidad de asestar mandobles con la espada, puesto que la “pacífica y silenciosa” colonización musulmana, unida a la decreciente natalidad cristiana, terminarían imponiendo el dominio de Alá. Estas sibilas han desaparecido de la historia, pero sus oráculos se han cumplido en Duisburgo y en algunos distritos de Londres, París, Bruselas, Oslo…