Bautizar a sus antepasados es uno de los pilares fundamentales para los mormones. Para ello cuentan con una herramienta diseñada para crear «el árbol genealógico de la humanidad»: una base de datos con información pública y gratuita a través de la que los fieles sueñan con encontrar a sus ancestros y poder llevarlos a la «salvación».
Con mil quinientos millones de personas «indexadas» (cuyos datos se han añadido a la página) en todo el mundo, FamilySearch se ha convertido en un instrumento básico no solo para los mormones -58.000 en España-, sino también para estudiosos de la historia familiar ajenos a esta confesión minoritaria, quienes representan la inmensa mayoría de los usuarios, según el responsable de la aplicación en España, Virginio Baptista.
En 2022 se abrieron cinco millones y medio de nuevas cuentas de FamilySearch en todo el mundo, el 97 % de las cuales son de personas no relacionadas con la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, detalla a EFE Baptista en una visita al templo del barrio madrileño de Moratalaz, el único que tienen en España de momento, ya que hay otro proyectado en Barcelona.
Es un edificio inmenso, blanco inmaculado, sobrio y sin imágenes, al que solo pueden acceder los miembros de la iglesia. En el centro se eleva una torre delgada y alta que recuerda a los alminares musulmanes, pero coronada por la figura dorada del ángel Moroni, uno de los profetas del Libro de Mormón, en el que basan su doctrina y que da nombre a los mormones, aunque no les guste que los llamen así.
El templo forma parte de un complejo en el que, entre aulas, salas de reunión y una pila bautismal para sumergirse en ella, se encuentra el centro de historia familiar para consultar archivos digitalizados, algunos de los cuales no son accesibles fuera de la red wifi de la Iglesia.
Objetivo: la «salvación» para sus antepasados
Más allá del interés personal que pueda despertar conocer la historia familiar, el principal propósito de FamilySearch es que los fieles localicen a sus antepasados para proporcionarles la «ordenanza de salvación» (el equivalente al sacramento católico) del bautismo.
Partiendo de la fe en la vida eterna, los fieles practican el bautismo en nombre de sus antecesores para que estos «decidan si lo aceptan o no». Porque para los mormones las ordenanzas van más allá de la vida terrenal, como demuestra el «sellamiento», un matrimonio eterno, no solo «hasta que la muerte los separe», explica la directora nacional adjunta de comunicación de la iglesia en España, Cristina Villar.
Como la Iglesia de Jesucristo nació en Salt Lake City (Utah, Estados Unidos) en 1830, consideran que sus ancestros no tuvieron la opción de pertenecer a ella y quieren dársela ahora.
Cuanta más gente reconstruya su pasado en FamilySearch, más posibilidades tendrá un mormón de encontrar a algún antepasado gracias a conexiones o «entronques» con otros usuarios.
Si se introducen datos que coinciden con otros ya indexados, la aplicación sugiere que podría tratarse de la misma persona. De ser así, los perfiles se fusionan y se puede acceder a más datos gracias a la investigación de familiares lejanos o remotos.
Por eso, aunque de primeras pueda resultar llamativo que sean tan abiertos con la información, «se entiende perfectamente» que los mormones busquen un acceso universal, razona en conversación con EFE el director de la Real Academia Matritense de Heráldica y Genealogía, Ernesto Fernández-Xesta y Vázquez, quien considera FamilySearch la herramienta «más potente» para reconstruir árboles genealógicos.
«La genealogía sin documento es mitología»
FamilySearch funciona desde 1894, primero copiando libros a mano, luego con microfilmes -conservados en una gran bóveda de granito en Utah- y a día de hoy con la ayuda de la inteligencia artificial generativa, lo que ha permitido un «avance vertiginoso» en los últimos años, aplaude Villar.
Censos, padrones o actas sacramentales de todo el mundo son algunos de los documentos oficiales recopilados en la aplicación. Faltan muchos porque no todas las diócesis, parroquias y demás entidades han dado su permiso.
Además, también se pueden adjuntar archivos familiares como fotografías, escrituras o contratos, e incluso notas de voz. De hecho, Baptista tiene pendiente registrar en audio las primeras palabras de su nieta.
Para respetar la privacidad, la información de las personas vivas es confidencial. Y aunque hay familias que discuten por sus muertos, FamilySearch no ha tenido problemas reseñables en cuanto a la protección de datos, confirman tanto Baptista como el experto Fernández-Xesta.
Las fuentes son básicas para la investigación: «La genealogía sin documento es mitología», sentencia Baptista.
También los análisis de ADN pueden «abrir una puerta», según Villar. «Dios es un científico, el científico sumo. La ciencia y la religión no tienen por qué ser opuestas. Cada una explica cosas diferentes», argumenta.
¿Se puede llegar hasta Carlomagno o Adán?
Hay quien declara haber reconstruido su historia familiar hasta Adán, pero es algo «casi imposible» según Baptista y Villar.
Antes del Concilio de Trento (1545-1563), cuando se instauró la obligación de llevar registro en las parroquias católicas, anotar algún sacramento podía ser una excepción, pero nunca la norma.
Si no hay antepasados nobles o militares en la familia, es muy complicado lograr retroceder más allá del siglo XVI, e incluso muchos de esos documentos pueden estar «amañados», alerta Baptista.
Un amigo suyo con orígenes franceses asegura haber llegado hasta Carlomagno. A partir de ahí podría tirar de una línea real. «¿Pero confías en ese hecho histórico, en esa genealogía de reyes?», se pregunta el responsable de FamilySearch en España.
En cualquier caso, para él todas las personas son «igual de importantes en la historia familiar», que es mucho más que fechas y lugares: «En un cementerio tienes el nacimiento, la muerte y un guion en medio. La historia familiar es el guion».