Los obispos luteranos de Noruega dieron ayer el visto bueno en una apretadísima votación –seis votos contra cinco– a la ordenación de sacerdotes homosexuales. Aunque actualmente esta iglesia prohíbe a los gais oficiar misa, dos hombres que han reconocido públicamente su homosexualidad ya ejercen las labores de pastor después de ser reclutados por sendos prelados liberales. Con la aprobación oficial, por tanto, la comisión de obispos (siete hombres y cuatro mujeres) no ha hecho más que aceptar lo que ya existe.
Mucho más intransigente se mostró ayer el patriarca Alexis II con quienes no son heterosexuales. El líder de la Iglesia ortodoxa de Rusia comparó a los gais con los cleptómanos y aseguró que una marcha homosexual (en Moscú hubo un desfile el mes de mayo pasado que acabó en graves enfrentamientos con grupos de la extrema derecha) "es una promoción del pecado". "No hay que discriminar, pero nadie puede obligarme a callar cuando llamo pecador a quien es un pecador a los ojos de Dios", remachó el Patriarca.