Miembros del Estado Islámico en Irak y el Levante (EIIL) han destruido varios monumentos en la antigua Nínive
Las guerras no sólo matan a las personas, también intentan acabar con la historia. La batalla que libran los extremistas suníes del Estado Islámico en Irak y el Levante (EIIL) no es diferente. Testimonios recogidos por Reuters hablan de que han destruido varios monumentos en Mosul, incluida la tumba de un filósofo medieval. Hace unos días, la Unesco advirtió de este peligro e hizo un llamamiento a los iraquíes para que preserven su patrimonio histórico y cultural. Desde que el EIIL tomó esa ciudad del norte de Irak, sus milicianos han destruido el santuario en el que estaba enterrado Ibn al Athir, un historiador y filósofo que en el siglo XII viajó con el Ejército de Saladino y escribió el relato más fiable de las Cruzadas desde el punto de vista musulmán.
Al parecer, ha desaparecido por completo la cúpula que se elevaba sobre la tumba de Ibn al Athir, quien además compiló una historia de los musulmanes desde el advenimiento del islam hasta su época, así como el parque que la rodeaba.
De momento, no hay noticias de que hayan dañado las ruinas de la antigua Nínive, que se encuentran en el centro de la ciudad. Pero los extremistas también han derribado las estatuas de Ozman al Musuli, músico y compositor iraquí del siglo XIX, y de Abu Tammam, un poeta árabe del periodo abasí.
Es la misma forma de actuar que han ejecutado con anterioridad en Siria. Los milicianos del EIIL y otros grupos similares siguen una interpretación extrema del islam suní conocida como salafismo que considera la veneración de estatuas y tumbas como idolatría. Igual estrechez de miras animó la destrucción de los Budas gigantes de Bamiyán por los talibanes afganos en 2001.
“Pido a todos los iraquíes que se muestren unidos en la protección del patrimonio cultural de su país. Representa un testimonio único de humanidad, de los orígenes de nuestra civilización y de la coexistencia interétnica e interreligiosa”, manifestó Irina Bokova, la directora general de la Unesco, tras la toma de Mosul.
La organización lanzó el llamamiento ante el riesgo de que se reprodujeran los daños que el EIIL ha infligido en Siria y que Irak ya sufrió durante anteriores conflictos. El asalto al Museo de Bagdad en 2003 ante la pasividad de las tropas estadounidenses se saldó con el destrozo de centenares de figuras, algunas de 2.000 años de antigüedad, y el robo de miles de sellos, tablillas y artefactos de gran valor simbólico, muchos de los cuales aún no se han recuperado.
Los tres lugares iraquíes declarados patrimonio de la humanidad se encuentran precisamente en las zonas bajo control de los insurgentes. Hatra, una ciudad fortificada considerada la capital del primer reino árabe, se encuentra al suroeste de Mosul, en la misma provincia de Nínive. Las antiguas ciudades de Ashur y Samarra están en la provincia de Saladino. En esta última, las fuerzas gubernamentales han frenado a los rebeldes.
“La mayor amenaza al patrimonio es el uso militar de los monumentos, que los convierte en objetivo, y el saqueo y tráfico ilegal de bienes culturales”, advertía Bokova.
La ciudad de Mosul
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