El gobierno ruso presentó un proyecto al Parlamento que impide la presencia de extranjeros en las iglesias rusas y a quienes manifiesten “extremismo religioso”.
Un proyecto de ley del gobierno ruso, presentado a la Duma del Estado el 22 de julio, prohíbe a los extranjeros participar y dirigir actividades religiosas en suelo ruso. También se excluye al personal de culto que estudió en el extranjero y que muestra signos de “extremismo religioso”.
Según el artículo 7 de la ley federal, “Sobre la libertad de conciencia y sobre las asociaciones religiosas”, en un grupo religioso pueden ingresar solamente los rusos y “otras personas que vivan establemente y de forma legítima en el territorio de Rusia”.
En cuanto a la definición de “grupo religioso”, la ley aclara que es una “unión de personas que profesan la misma fe, y que no necesitan un registro estatal”. Los dirigentes y los participantes de un grupo tienen derecho a celebrar las liturgias comunes y los ritos religioso, a agregar y formar nuevos miembros en su fe. Las reuniones de oración deben desarrollarse en locales especialmente autorizados a tal fin, y no en casas de particulares.
Además de afectar a los extranjeros, la prohibición de participar en comunidades religiosas y de guiarlas se extiende a las personas clasificadas como extremistas y terroristas, de acuerdo con las listas oficiales de la Oficina Estatal de Monitoreo. Por otro lado, la medida se aplica a los creyentes en cuyas acciones un tribunal detecte “signos de actividad extremista”. Hace años que figuran en esta lista los Testigos de Jehová y varios grupos cristianos baptistas, además de otras sectas de distinto tipo.
En una nota explicativa -informa AsiaNews- se comunica que las modificaciones a la ley “harán que no se admita la participación en las actividades de las asociaciones religiosas de los sacerdotes o servidores de culto que hayan recibido su formación religiosa en el exterior, o que difundan ideologías religiosas extremistas”.
La norma complicará la situación de los predicadores musulmanes y de los pastores protestantes, pero también de los sacerdotes católicos, entre ellos, de numerosos misioneros a quienes les cuesta obtener los permisos de permanencia permanente.
También podrían surgir problemas para los mismos sacerdotes rusos que han sido enviados a Roma o a otras facultades teológicas en el exterior para cursar sus estudios. La norma implica que sus actividades serán especialmente monitoreadas, para verificar eventuales “signos de extremismo”.
Cabe recordar que, como sucede en el caso de los Testigos de Jehová, las interpretaciones de las Sagradas Escrituras también podrían ser rotuladas como “extremistas” en caso de “discrepar con la tradición”.
Dado que no existe una versión “oficial” de la Biblia en la tradición ortodoxa, salvo la antigua en lengua eslava eclesiástica, la cuestión de la interpretación se presta a un tratamiento ambiguo y dispar.