Tras su destitución por el papa Francisco, el obispo paraguayo Rogelio Livieres fue vinculado con la desaparición de unos 300.000 dólares procedentes de distintas donaciones a la diócesis, mientras que uno de los integrantes de la Conferencia Episcopal Paraguaya celebró su alejamiento.
Javier Miranda, presidente de la Asociación de Laicos del Alto Paraná cuya capital es Ciudad del Este, donde Livieres era obispo, dijo que el prelado destituido “es un conservador alejado de la gente pobre”.
Agregó que su organización hizo una serie de denuncias ante el Vaticano “por manejos desprolijos de su administración, como el desconocimiento del destino de unos 300.000 dólares donados por la hidroeléctrica Itaipú para las parroquias, la venta de un colegio y albergue para niños pobres, la habilitación de un cementerio privado y otros asuntos como el plan académico de su seminario en donde en tan sólo cuatro y no en seis años de estudios se gradúan los seminaristas como sacerdotes”.
Livieres fue destituido el jueves por el papa Francisco como obispo de Ciudad del Este, a unos 340 kilómetros de Asunción. El comunicado divulgado por la Santa Sede tanto en Roma como en la capital paraguaya no especificó las causas del apartamiento del religioso.
Tras conocer su separación, el exobispo distribuyó copias de una carta enviada al cardenal Marc Ouellet, prefecto de la Congregación para los Obispos, quejándose de que no le habían dado la oportunidad de defenderse ni de entrevistarse con el sumo pontífice.
Monseñor Mario Melanio Medina, obispo de la diócesis de Misiones y uno de los miembros más antiguos de la Conferencia Episcopal Paraguaya, festejó la destitución de Livieres.
“Era un orgulloso, no quiso renunciar (…) tarde o temprano se tenía que solucionar este tema. El Vaticano extirpó el tumor para iniciar la tarea de comunión, paz y unión dentro de la Iglesia” paraguaya, dijo a la radio 730 de Asunción. Ningún otro integrante de la Conferencia hizo comentarios sobre el tema.
CRISIS INTERNA
La crisis dentro de la Iglesia paraguaya se agudizó a mediados de este año cuando el obispo Livieres tildó de “homosexual” al arzobispo de Asunción, quien pedía abrir una investigación contra su colega por las denuncias de pedofilia contra su protegido y asesor, el cura argentino Carlos Urrutigoity.
El pasado oscuro del sacerdote argentino, trasladado en 2004 a Paraguay para desempeñar el cargo de “Vicario General” o “Vicario para la Juventud” en la diócesis de Ciudad del Este, ha sido una de las mayores razones de los enfrentamientos internos.