Hace más de 2000 años fue crucificado Jesús de Nazaret, por poner un caso emblemático y ¿qué delito cometió? Sin duda el de ejercer la libertad de expresión.
-¡Oiga! que en este país hay libertad de expresión, pero… -¿En qué quedamos? Si se puede expresar libremente aquello que se piensa ¿Cómo es posible encarcelar a alguien por eso? Hace más de 2000 años de la crucifixión de Jesús de Nazaret, por poner un caso emblemático y ¿qué delito cometió? Sin duda el de ejercer la libertad de expresión. Y es que, al igual que el sanedrín de entonces sentía un inmenso miedo a perder sus privilegios los de hoy, poderes fácticos, amparados en leyes que interpretan jueces y magistrados igualmente temeroso de los poderosos, siguen crucificando la libertad de expresión.
¿Cuál sería el único límite a la libertad de expresión? Precisamente no tendrían derecho a la libertad de expresión quienes pretenden anularla convirtiéndola en delito. Y hay que meter en este saco de fascismo a toda manifestación de pensamiento que niegue esa libertad de expresión. Alguien dirá entonces ¿es que no serán libres esos fascistas para decir lo que piensan? Y la respuesta es rotunda sí, siempre que no prediquen contra esa libertad de expresión de los demás. Porque no se puede legítimamente enarbolar el pensamiento único, que callará cualquier voz discordante, y al mismo tiempo exigir esa libertad de expresión para asesinarla. Es esa frontera la que distingue el delito, del derecho. Porque se tiene el derecho a expresar libremente las ideas precisamente porque ninguna dictadura lo impide.
Más de 200 artistas españoles, han exigido la libertad de Pablo Hásel. Entre los firmantes del texto, aparecen nombres del mundo del cine Almodovar, Bardem, Paco León, Luis Tosar, Alba Flores, Álvaro Morte, Javier Gutiérrez, Fernando Trueba, Aitana Sánchez-Gijón, Willy Toledo o Melani Olivares, así como de la música como Serrat, Isamel Serrano, Josele Santiago, Coque Malla, Brisa Fenoy, Pedro Guerra o Fermín Muguruza.
La Audiencia Nacional lo condenó el 28 de enero a 9 meses de “cárcel por un delito de enaltecimiento del terrorismo, e injurias y calumnias a la monarquía y a las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado, por difundir mensajes atentatorios en redes sociales”. Y Pablo Hasél será privado de libertad que podría llegar hasta los dos años y medio ya que no liquidará las sanciones económicas que contempla también esta desgraciada sentencia condenatoria.
Y en definitiva ¿qué dijo para que tanta mano dura caiga sobre su vida? Junto a una foto de Victoria Gómez, (miembro del Grapo) condenada en 2017 a 20 años de cárcel, escribió: “Las manifestaciones son necesarias, pero no suficientes, apoyemos a quienes han ido más allá”. ¿De verdad estas palabras, aunque sean para muchos erróneas, merecen tal castigo? ¡Ojo! Que mayores dislates se dicen a diario en las Cortes y no pasa nada, de nada. Y ahora sin foto. ¿Quién no estaría conforme con la frase? Porque en una sociedad verdaderamente democrática, la sola manifestación pública sería causa de rectificación de los dioses parlamentarios. Pero 40 años de transición hacia la democracia han demostrado que con las manifestaciones nada se arregla. Los políticos enrocados en sus partidos politicos, no dejan espacio a la sociedad civil para que manifieste sus necesidades y legislen en consecuencia. Pensiones, Sanidad Pública, Defensa del medio ambiente… son temas recurrentes que llevan a decenas de miles de personas a las manifestaciones ¿y que consiguen? La receta que el político de turno les da es bien sencilla: Si no os gusta lo que hago no me votéis dentro de 4 años. Una democracia no puede confundirse con dictaduras cuatrienales. Porque más allá de las urnas sigue existiendo la vida diaria con sus problemas y sociedades con sus aspiraciones.
Otra frase que según la sentencia dijo Pablo Hásel, sobre la monarquía: “Los amigos del reino español bombardeando hospitales, mientras Juan Carlos se va de putas con ellos”. Con todos los respetos hacia las “putas”, lo que importa es la relación de amistad que la casa real tiene con personalidades que no les tiembla la mano para montar guerras cuando les viene bien, o desmontan grandes empresas generando pobreza y angustia. Que se gastan fortunas en una vida de super lujo, cuando conocen y saben de la miseria y el hambre en el mundo y esas inmensas fortunas sí podrían arreglar esa lacra de la humanidad. ¿Para qué querrá la jefatura del estado español tener amigos de este tipo?
En fin, parece que el Gobierno, ahora, como si se hubiera dado cuenta por sorpresa dice que cambiará el código penal porque “los excesos verbales que se cometieran en el contexto de manifestaciones artísticas, culturales o intelectuales, debieran permanecer al margen del castigo penal.” Mucho ojo al concretar que se entiende por “excesos” y sobre todo ¿Para cuándo?