El auge de las universidades católicas en Francia es un hecho innegable. La dotación de personal de cinco instituciones francesas – Lille, Paris, Lyon, Toulouse y Angers – ha aumentado del 6% al 8% durante este otoño, de acuerdo con su federación, UDESCA.
Desde 2003 hasta 2015, han duplicado el número de alumnos de 14. 000 a 28.600 universitarios. El número de estudiantes sigue siendo muy pequeño en comparación con el millón y medio de estudiantes de las universidades públicas, pero la demanda está incrementando en los últimos años, según publica el periodista Adrien de Tricornot en el diario Le Monde.
El éxito radica, entre otras características, en que algunos de estos centros, como la Universidad Católica de Lille, ofrece estudios de prestigio en economía o medicina. Pero fundamentalmente se debe a la tasa de empleo: el 70% de los estudiantes aprueban su licenciatura en tres años (una tasa casi dos veces más altas que las universidades públicas) y dos años de Máster. “Están en el centro de la ciudad, no están masificadas y consiguen buen empleo», dice Jean-Louis Vichot, delegado general de la UDESCA.
Un grupo numeroso de estudiantes de la Universidad Católica de Lyon (UCLy), han solicitado plaza en esa universidad gracias al boca a boca. Otros compañeros hablaban muy bien del ambiente en la universidad y del interés por las prácticas de trabajo.
La formación que reciben estos estudiantes no es confesional, aunque algunos centros ofrezcan estudios religiosos como teología o derecho canónico. “No pedimos la partida de bautismo. Tenemos una tradición social católica pero apostamos por el diálogo interreligioso,una formación abierta a todos, con independencia de la procedencia filosófica», afirma Thierry Magnin, rector de la Universidad Católica de Lyon y presidente de la Federación de las universidades católicas europeas.
Las tasas, en función de la renta la renta de la familia asciende entre 3.000 a 5.000 euros al año pero también ofrecen becas.
Estas universidades se distinguen también por apoyar individualmente a los estudiantes y fomentar su desarrollo personal. «Nuestro enfoque es socrático: conócete a ti mismo», añade Vicente Goubier, director de la Escuela de la calidad de Lyon.
«Los estudiantes no vienen a nosotros porque son las universidades son buenas, sino para convertirse ellos en buenos”, afirma Dominique Vinay, profesor literatura moderna en Lyon.