Libro que devela el funcionamiento, las estructuras, los negocios, las inversiones en Bolsa y el imperio patrimonial que la Iglesia Católica desempeña al amparo del gobierno del PP
Para el autor del libro, que ha sido jefe de la sección de Nacional de la revista Tiempo, La Iglesia Católica y el Gobierno de José María Aznar viven una de las relaciones más dulces, no ya desde la democracia, sino desde hace dos siglos.
El gobierno de José María Aznar, en palabras del autor, ya ha regalado a la Iglesia alrededor de 300 millones de euros. Pero más importante que eso es el tratamiento de paraíso fiscal que recibe como organización libre de pagar los principales impuestos. Para Sánchez Soler la Iglesia Católica posee alrededor del 80 por 100 del patrimonio artístico español y se le calculan más de 100.000 propiedades inmobiliarias. Nada menos que el 70 por ciento del suelo habitable de ciudades como Toledo, Ávila, Burgos y Santiago de Compostela pertenece a la Iglesia. No es necesario mencionar ya los 1.082 conventos, así como las 468 parroquias, con sus edificios colindantes y más de mil viviendas que posee en Madrid.
Pero eso, en realidad, es tan sólo la punta del iceberg. El autor del libro no duda en comentar temas como los problemas que están existiendo con los profesores de religión. Profesores que tienen un sueldo del Estado pero que sin embargo, es la Iglesia quien elige al que considera más oportuno e idóneo para dar las clases. Tampoco se arruga el autor a la hora de comentar en el libro la falta de transparencia en las cuentas. Incide en que tanto los donativos de los contribuyentes, como el dinero que el Estado aporta, se mueve sin ningún control y tan sólo al antojo de quien lo recibe: La Iglesia. ¿Qué hace la Iglesia con este dinero? Sánchez Soler saca a la luz temas como los de Gescartera, inversiones especulativas en negocios turbios relacionados con el tráfico infantil y con la venta de armas, y la creación de ONGs falsas, cuya preocupación no es el espectro laico de la sociedad, sino más bien la intención recaudatoria eclesiástica y la consecuente evangelización. De hecho, el autor del libro señala a Mensajeros de la Paz como una de esas ONGs que se anuncian como una organización laica y progresista; y que no obstante, también ejecuta su función católica y evangelizadora. La intención no es otra que el poder optar a las subvenciones ofrecidas a la ayuda social.
Además de todo esto, por su fuera poco, Sánchez Soler dedica un capítulo al entramado del Opus Dei dentro de la cúpula del Gobierno de José María Aznar. El periodista nos cuenta las relaciones con la Obra. Relata como los hijos del presidente del Gobierno estudiaron en colegios vallisoletanos pertenecientes a la red del Opus Dei, y como el abuelo de José María Aznar era amigo personal de Escrivá de Balaguer. Dispara también apuntando hacia Ana Botella, de quien dice que es sobrina del ginecólogo ultraconservador José Botella Llusiá, miembro supernumerario del Opus y rector en su día de la Universidad Complutense. También el recién ingresado en la familia, el yerno Alejandro Agag se formó en el colegio Retamar, buque insignia educativo del Opus Dei en Madrid.
Dice el autor del libro que Aznar suele jugar al despiste cuando se le pregunta sobre su vinculación con el Opus Dei, pero resulta chocante la presencia de miembros conocidos del Opus Dei en su primer gabinete y en los puestos clave del Estado. Junto a los supernumerarios como Trillo-Figueroa e Isabel Tocino, destacan otros miembros fieles a la Obra: Loyola de Palacio, Manuel Romay Beccaria, Andrés Ollero, Jesús Cardenal. Así como los simpatizantes Juan José Lucas, Miguel Ángel Cortés, José María Michavila y Benigno Blanco.
Termina el autor del libro, en su presentación, aludiendo a Ana Botella, la cual ‘se tiene que sentir muy preocupada por las separaciones matrimoniales de sus ministros como Cascos, Rato y ahora Montoro’. ‘Debe estar de los nervios’. – dice Sánchez Soler.