Comentarios del Observatorio
En diferentes momentos de la historia y en diversos países, las órdenes religiosas han tenido restringida la prestación de determinados servicios públicos, especialmente la educación. Casos como el que se expone en esta nota ejemplifican los graves riesgos de imposición ideológica por parte de una orden religiosa a la población a su cargo, en este caso la de una residencia de personas mayores.
Una de las hermanas de Hijas de María Inmaculada, encargada de la logística, reconoce que les ofreció a las residentes las papeletas de PP, Vox, PSOE y BNG, excluyendo al resto de partidos: “Les puse las papeletas que llegaron a casa”.
El grupo de religiosas que fueron registradas gráficamente llevando a personas mayores con movilidad reducida a votar a un colegio electoral de Vigo durante las elecciones autonómicas han admitido que solo les dieron a elegir entre las papeletas de cuatro partidos: en la provincia de Pontevedra se presentaban diez formaciones. Así lo ha reconocido a El Salto una de las hermanas de la comunidad religiosa católica Hijas de María Inmaculada, encargada de la logística, quien reconoce que, antes del transporte de las religiosas más adultas desde su comunidad hasta el colegio electoral, ofreció a las residentes solo las papeletas de PP, Vox, PSOE y BNG, excluyendo al resto de partidos: “Les puse las papeletas que llegaron a casa”.
En una conversación con este diario, una de las religiosas ha querido matizar que el centro donde viven internas en una calle del barrio vigués de San Roque “no es un asilo”, sino “un centro religioso” donde, entre otras cosas, cuidan “de las hermanas que ya no pueden valerse por sí mismas” y que, efectivamente, limitan las posibilidades de voto de las personas que dependen de ellas para poder vivir con dignidad: “De todos modos, aunque les hubiera puesto las de todos los partidos, yo sé cuál hubieran elegido, que no es el mismo que voto yo (…) Yo les puse las papeletas que pensaba que se presentaban porque son las que llegaron a casa”, explica la misma religiosa, que argumenta que todas las personas que llevaron a votar desde el centro tienen capacidad de escoger, pero solo han podido hacerlo entre los partidos que las responsables de la comunidad han preseleccionado: “Las personas que llevé son capaces de elegir”.
Esta persona, que ocupa otros puestos de responsabilidad en la comunidad y lleva diez años trabajando en el mismo centro, argumenta que este sesgo en el voto de un número todavía desconocido de personas mayores no ha sido de mala fe: “Ha sido por falta de conocimiento mío”. Además, explica que en la década que lleva en esta comunidad, se ha encargado en otras ocasiones de llevar ella misma a las otras religiosas que ya no pueden llegar por su propio pie hasta su colegio electoral, ubicado en la Asociación de Veciños de San Roque: “Este año las he llevado en coche. Otros años he ido una por una con la silla de ruedas (…) [En este tiempo] al menos ha habido que votar cuatro veces o cinco”.
Esta religiosa, responsable de esta gestión, se puso en contacto con esta redacción a propósito de la información publicada en la mañana de la cita electoral gallega donde se elegía al presidente de la Xunta al reconocer a sus hermanas bajando del coche a una anciana en silla de ruedas y entregándole una papeleta en la mano: “Probablemente, se le cayó”, sostiene la mujer perteneciente a la comunidad religiosa católica Hijas de María Inmaculada de Vigo. La mujer quería explicar que lo que hacen es un servicio a la comunidad y que solamente ayudan a estas personas: “Me duele que se haya hablado mal de la Iglesia a costa de esta noticia”.
¿Qué paso durante la mañana elecciones?
En la mañana del pasado domingo 18 de febrero, durante los comicios gallegos, El Salto reveló al menos tres lugares de Galicia donde se registraron a personal religioso llevando a votar a ancianos y ancianas residentes en asilos y centros de mayores. La situación se dio en el Asilo de las Hermanitas de los Ancianos Desamparados, en Lugo, donde históricamente se ha dado esta situación; en el asilo de Cambados (Pontevedra); y en la comunidad religiosa católica Hijas de María Inmaculada de Vigo.
Los hechos fueron denunciados por vecinas y vecinos como carretaxe, sin que haya trascendido todavía ninguna denuncia por parte de los representantes de los partidos políticos. El término ‘carretaxe’ tiene un significado literal en gallego que implica transportar en una carretilla. Sin embargo, en Galicia, se utiliza para describir la práctica de llevar a personas, especialmente ancianos, monjas o personas con discapacidad, en autobuses o coches hasta los colegios electorales con papeletas preseleccionadas en sobres, facilitando así su participación en el proceso de votación. Esta práctica, generalmente asociada al PP en Galicia, ha sido objeto de denuncias recurrentes en cada elección, algunas incluso justicia mediante.