Para vivir en igualdad de derechos, el Colegio Público prepara a nuestros futuros ciudadanos con una educación pública igual para todos. Por eso, los contenidos oficiales son neutrales ante las diversas creencias individuales. La catequesis está hoy día presente en la escuela, pero los alumnos y alumnas pueden elegir Religión o bien Valores Sociales y Cívicos.
El artículo 21 del Estatuto de Andalucía dice: “La enseñanza pública, conforme al carácter aconfesional del Estado, será laica.”
En consecuencia:
– la Escuela Pública no muestra símbolos ni referencias religiosas ni en sus dependencias ni en sus actividades culturales o extraescolares.
– Tampoco organiza -ni participa en ellas- fiestas o tradiciones de carácter religioso o confesional, ya sean locales o generales, antiguas o modernas, tengan o no éxito o eco social.
Educados en ese respeto mutuo que sus profesores les inculcan y mantienen, y con la ayuda de la familia y el apoyo de la AMPA, se refuerza la cohesión del grupo, y no se señalan ni tienen en cuenta las diferencias. Todo ello es necesario para favorecer la aceptación recíproca, que los lleva a la madurez que la Escuela tiene por objetivo proporcionar, al margen de la religión que se profese o de las características individuales, origen geográfico o social, formas de vida, etc. de cada uno.
Sevilla laica, en contacto continuo con la inspección, le hace llegar las quejas de los padres y madres en estos días cercanos a la semana santa, preocupados por la discriminación que sufren sus hijos e hijas cuando los Colegios Públicos organizan actividades confesionales, como son las procesiones. El propio Arzobispo las califica en la prensa de catequesis, y dice que “son confesionales o no son nada”. Al ser en horario lectivo, no incluyen a los alumnos de Valores Sociales y Cívicos. No pueden ser votadas en el Consejo Escolar por afectar a derechos fundamentales, como es el derecho individual a la libertad de creencia, y a no tener que confesarlas ni a actuar en público a partir de ellas. Muchos maestros profesores y personal no docente se nos quejan tambien, al ser obligados a colaborar en ello, oo a mostrar su inconveniencia frente a su propio centro de trabajo que las organiza.
A ello se suma el que se les asigna en ellas a niños y niñas vestimentas diferenciadas y papeles distintos por sexo que la tradición de la procesión exige, pero que son algo inaceptable para ser organizado y solicitado desde un centro educativo.
Se trata muchas veces de la confusión de lo tradicional, lo cultural y lo popular, que hay que clarificar adecuadamente desde la escuela.