Como en los últimos años, el Informe de Actividades presentado por la Conferencia Episcopal es un ejemplo de opacidad y de utilización manipulada de los datos.
En cuanto a la opacidad, la iglesia sigue sin aportar información sobre el número de capellanes en los hospitales públicos con sueldos de las Administraciones, nada más en Granada hay 11 capellanes en los hospitales públicos que le cuestan al Servicio Andaluz de Salud más de 225.000 euros anuales. Tampoco dicen cuanto dinero reciben por los conciertos educativos en los centros católicos, ni por los 25.660 profesores de religión, o las subvenciones y ayudas que reciben de todas las Administraciones para el mantenimiento del patrimonio.
En cuanto al uso de los datos, se pueden apreciar los intentos por valorar «positivamente» los datos aunque no lo sean tanto:
Quien vea esta página del Informe puede pensar que las declaraciones del IRPF han aumentado un 34 % cuando en realidad es que sólo el 34 % de las declaraciones marcan la casilla de la Iglesia (y eso teniendo en cuenta que contabilizan las conjuntas como dos)
Lo mismo ocurre cuando habla de los 63 millones para restauración del patrimonio aportados por la iglesia, y oculta las subvenciones y ayudas recibidas de las Administraciones.
Y que decir de est otra en la que se vanaglorian de que un euro que se invierte en la iglesia rinde 2,30 euros. Cuando en realidad lo que hacen es calcular que en su labor pastoral y sacramental (misas, bautizos, catequesis en las parroquias,…) dedican 48 millones de horas que a precio de mercado «costarían» 2.038 millones de euros, y que como esa actividad religiosa les cuesta 886, se ahorran 1.152 millones. Pero acaso ese tipo de actividades propias de una asociación no son iguales a tantas otras actividades asociativas de todo tipo, ni lucrativas ni remuneradas, que realizan miles de personas.
Poner precio de mercado a sus misas, bautismos, confesiones,… y luego decir lo barato que lo hacen es de una perversión total. Tratando de considerarlas como de «bien público» que hemos de sufragar todos.
Algo similar ocurre cuando afirman que la inmensa mayoría de españoles son católicos, pero ocultan el porcentaje de bautismos (no llega al 60 %), de comuniones (50%), confirmaciones (30 %) matrimonios católicos (32 %).
O cuando afirman que cada semana asisten a misa 7,5 millones de personas y cualquiera puede comprobar que parroquias con miles de habitantes, apenas unas decenas son quienes asisten a ellas.
Otro ejemplo de este uso interesado de los datos, unido a la ocultación es el referido al impacto económico de sus templos. No dicen cuanto dinero reciben, ni cuanto ganan con las entradas a esos recintos (libre de impuestos), pero si calculan que las visitas turísticas a las catedrales tienen un impacto en la economía (alojamiento, comida,…) de 411 millones de euros y que cada visitante se gasta 59 euros, como si ese turista sólo se dedicara a ver catedrales.
El Informe si nos ha permitido conocer que la iglesia cuenta con 2.600 centros católicos con 60.133 aulas, que hay 25.660 profesores de religión, 14 universidades católicas y 21 facultades de estudios eclesiásticos. Aunque no digan cuanto dinero público reciben por ello.
Lo mismo hay que decir de la actividad asistencia, en las que se ponen las cifras de las instalaciones, pero ocultan las aportaciones públicas para su mantenimiento, que en casos como los hospitales suelen estar concertados con las administraciones y son éstas las que los costean.
Valga esto a modo de ejemplo para valorar en un primer momento unos datos que pretenden ofrecer una imagen de transparencia cuando sólo se mantiene la opacidad y el uso interesado y «pastoral» de los mismos.
Memoria Anual de Actividades de la Conferencia Episcopal Española 2013
También puede leer nuestro documento de ánalisis de la Memoria del año pasado:
O nuestro documento de datos sobre financiación pública de la Iglesia católica:
Opacidad y financiación de la iglesia católica. Informe 2015
