Se ultiman los preparativos de una mesa de diálogo que englobará a una decena de iglesias y entidades cristianas para debatir «entre nosotros y de cara a la sociedad», explica el obispo responsable
«Nuestra libertad queda restringida con determinaciones que toma el Estado, ayuntamientos, diputaciones…»
«Cuando nos unimos, nuestra voz se oye más». Francisco Conesa, presidente de la Subcomisión para las Relaciones Interconfesionales de la Conferencia Episcopal Española, explica así la creación de una mesa de diálogo que reúna a las comunidades cristianas de nuestro país. El proyecto se planteó en 2022 y desde entonces se ha trabajado para acordar unas normas de funcionamiento. En su última Asamblea Plenaria, en noviembre pasado, la CEE dio el visto bueno a participar en la mesa. Falta todavía que otros miembros —serán en torno a una decena, entre federaciones como la evangélica FEREDE y confesiones a título individual— den el paso oficialmente. Por eso, aunque en un momento se pensó que estuviera lista para la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos, que comienza este jueves, ahora Conesa espera que arranque «como tarde en marzo».
Los líderes cristianos «sentimos desde hace tiempo la necesidad de constituir un organismo estable en el que podamos mantener un diálogo entre nosotros y de cara a la sociedad». Además del conocimiento mutuo, la mesa promoverá «el intercambio de recursos y la cooperación» en varios ámbitos, explica el obispo. «El desafío común más fuerte que tenemos es el anuncio de Jesucristo. Todos queremos proponer a nuestra sociedad la verdad del Evangelio y en eso podemos sumar fuerzas».
Otra de sus prioridades será «mostrar todo lo que las religiones aportan a la sociedad» y, al tiempo, «velar por la libertad religiosa. Con todo, al presidente de la Subcomisión para las Relaciones Interconfesionales no le preocupan solo los ataques a la conciencia de los creyentes. «En la sociedad no se está escuchando nuestra voz en temas fundamentales que atañen a la vida». Para hacer que se escuche, prevé que la mesa sirva para publicar «pronunciamientos, como ya se ha hecho en alguna ocasión», con líderes religiosos cristianos y no cristianos.
La cuarta prioridad para Conesa es la caridad. Existen precedentes. Por ejemplo el grupo Tejiendo Redes contra la Trata, que engloba a entidades católicas como la propia CEE, Justicia y Paz, CONFER y Cáritas, decidió el año pasado trabajar con Diaconía, una entidad caritativa evangélica. «Nos aporta conocer desde dónde y cómo trabajan las organizaciones protestantes» y subrayar que «para nosotros es fundamental el tema de la fe y la justicia social», explica Noelia de Pablo, responsable de esta área en Cáritas Española.