Esta organización trata temas como la excomunión por abortar, la eutanasia, el uso del condón, la homofobia y la intervención de la Iglesia en los procesos electorales.
En los últimos 25 años, la organización Católicas por el Derecho a Decidir (CDD) ha nadado a contracorriente en las posturas más radicales de la Iglesia católica, como la oposición al aborto, al matrimonio igualitario y a la libre sexualidad.
Sin renunciar a la fe, la organización ha intentado demostrar a los feligreses que se puede profesar la religión bajo banderas que parecen irreconciliables al interior de la Santa Sede: feminismo y respeto a los derechos humanos.
Los insultos y descalificaciones recibidas por sectores conservadores, como cuando apoyaron la despenalización del aborto en Ciudad de México en 2007, que fue un parteaguas para el país, no las ha detenido en su objetivo: construir una iglesia más incluyente y plural.
“Sí somos un contrapeso a la jerarquía católica que ha tratado de difundir modelos únicos de la familia, la sexualidad, las relaciones entre hombres y mujeres, lo que es ser mujer”, dice la coordinadora de Comunicación, Sandra Fosado, desde las oficinas en Ciudad de México.
Otra vida para los feligreses
Con argumentos “misericordiosos” de la Iglesia católica, la organización explica que ha intentado darle elementos a los miembros de la feligresía para que puedan vivir tranquilos su catolicismo, sin culpas. Cuando los propios documentos oficiales no bastan, hay un concepto universal que es inapelable: el amor.
“Donde hayamor, hay familias“, es un lema usado por Católicas por el Derecho a Decidir para romper con el concepto unilateral de una familia formada por hombre y mujer.
Diferentes caminos
El camino que propone CDD es otro: una Iglesia donde no se tenga que renunciar a poder vivir con derechos, autonomía y libertad de conciencia. Sin embargo, intentar cambiar las imposiciones de la jerarquía eclesiástica ha tenido un alto costo para las 30 personas que laboran en la organización.
Las integrantes aclaran que defienden el acceso a los derechos y buscan brindar opciones a los feligreses para que sigan siendo católicos, pero de manera responsable, conociendo los distintos métodos anticonceptivos y sin criminalizar a las mujeres.
Para deconstruir estereotipos de género y demostrar que se puede ser católico sin criminalizar el aborto en pleno siglo XXI, la organización recurrió a una religiosa que existió hace más de 300 años: Juana Inés de Asbaje y Ramírez de Santillana, mejor conocida como ‘Sor Juana Inés de la Cruz‘.
A través de la serie animada ‘Catolicadas’, la organización habla de temas como la excomunión por abortar, la eutanasia, el uso del condón, la homofobia y la intervención de la Iglesia en los procesos electorales. Para hacerlo, se valieron de dos personajes clave: una monja progresista, “sor Juana“, y el “padre Beto“, que representa al sector más conservador de la jerarquía católica.
Con 112 capítulos y diez temporadas al hilo, ‘Catolicadas’ ha dado resultados, según una encuesta realizada a seguidores de la organización: 82 % respondió que ha cambiado su modo de vida; 53 % aseguró que había aprendido que la Iglesia no puede discriminar a ninguna persona por lo que piense, exprese o decida.
México es un país profundamente religioso, pues el 95,1 % dice pertenecer a algún culto, de acuerdo con la Encuesta Nacional sobre Creencias y Prácticas Religiosas. De esta cifra, el número de creyentes que profesan el catolicismo es predominante: ocho de cada diez mexicanos (82,7 %) se consideran.
La Encuesta Nacional de Opinión Católica 2014, realizada por Investigación en Salud y Demografía (INSAD) a más de 2.600 católicos en todas las regiones del país, reveló algunas opiniones de los feligreses que posiblemente no le gusten a la jerarquía de la Iglesia.
Un 72 % considera que la Iglesia católica no debe influir en las decisiones de Gobierno; 93 % desaprueba que los sacerdotes hagan un llamado al voto por algún político; 87 % cree que los homosexuales deben tener los mismos derechos que todas las personas; el 93 % considera que las personas deben usar condón para prevenir infecciones de transmisión sexual; y un 83 % está a favor del aborto en casos de violación.
Por su parte, el papa Francisco ha comparado el aborto con la contratación de un asesino a sueldo.
“Solo dos preguntas nos ayudarán a entender esto. Primera pregunta: ¿es lícito acabar con una vida humana para resolver un problema? Segunda pregunta: ¿es lícito contratar a un sicario para resolver un problema? La respuesta es suya”, aseveró el pontífice durante una conferencia en el Vaticano en mayo pasado.
En un hecho histórico en la vida de la Iglesia católica, el Vaticano organizó en febrero pasado una ‘cumbre antipederastia‘ en la que reunió a los presidentes de todas las Conferencias Episcopales del mundo para abordar el grave problema de los abusos sexuales a menores por parte de sacerdotes y religiosos.
Al término de la cumbre, el papa Francisco insistió en la necesidad de llevar ante la Justicia a quienes hayan cometido tales crímenes, denunciando que “todo abuso es siempre una monstruosidad”.
Tras el histórico evento, Católicas por el Derecho a Decidir mostró su profunda decepción porque no se presentaron medidas concretas y contundentes para castigar el abuso al interior de la Iglesia.
“Nos parece inaceptable que el Papa haya decidido atribuir la problemática de la pederastia clerical ‘al diablo’ y enmarcar el tema del abuso sexual a los menores en un contexto global, dando la impresión de que prefiere repartir la responsabilidad de la institución que él dirige, en lugar de asumirla”, denunció la organización en un comunicado.
El caso de Alberto Athié
El movimiento de CDD no está solo. El exsacerdote mexicano Alberto Athié renunció en 2003, tras veinte años de sacerdocio, ante los abusos sexuales cometidos por clérigos. En febrero de este año, también acompañó una cumbre alterna a la organizada por el Vaticano para tratar la pederastia.
En entrevista con este medio, Athié cuenta que el cardenal Norberto Rivera le ofreció hacerlo obispo si él callaba ante los escándalos de abusos sexuales cometidos por el fundador de los Legionarios de Cristo, Marcial Maciel.
“Yo me di cuenta que así como son duros e intransigentes para condenar moralmente a las mujeres que abortan e incluso promover su pena en prisión, por otro lado han protegido estructuralmente a los que abusan de niños y les destrozan sus vidas, sean clérigos, sacerdotes, diáconos, obispos y hasta cardenales”, dice Athié en entrevista telefónica.
Para él, que ha acompañado en algunas batallas a Católicas por el Derecho a Decidir, la dimensión religiosa de su vida en un capítulo al que le puso punto y final: “para mí se acabó, nada que ver”, dice.
Por su parte, las católicas de la organización se han comprometido a seguir la lucha promoviendo valores laicos, en favor de los derechos humanos, porque, dicen: “son muchos los sectores que tenemos que participar en la reconstrucción de este país”.