Los vecinos increparon a los ediles de Somos, a los que acusan de provocarles, y exigen una votación para decidir si la talla sigue en el Consistorio
Cuenta la historia de Langreo que en 1954 se colocó en el Ayuntamiento una imagen de la Virgen del Carbayu para simbolizar la unión de todos los langreanos. Ayer esa imagen evidenció las diferencias que los separan. Quitarla o no del Ayuntamiento se ha convertido en un asunto primordial que ayer causó varios enfrentamientos verbales que estuvieron cerca de llegar a ser agresiones físicas.
La mañana comenzaba tranquila delante del Ayuntamiento. Los partidarios de que una talla de la patrona del concejo continúe expuesta en la Casa Consistorial colocaban unas mesas de madera para recoger firmas que apoyasen esta iniciativa. La idea era presentarlas en el registro municipal a mediodía y posteriormente reunirse con el alcalde para dialogar sobre esta posibilidad; no hay comunicación oficial de que se vaya a retirar la imagen aunque el concejo se haya adherido a la red de municipios laicos, una decisión aprobada con los votos a favor de los ediles del equipo de gobierno (Izquierda Unida y Somos), del PSOE y de Ciudadanos. Minutos antes de mediodía, y con aproximadamente medio millar de langreanos ante el Ayuntamiento, el presidente de la Sociedad de Festejos del Carbayu, Julio González, leía un manifiesto en favor de la presencia en la Virgen en el Consistorio. Su discurso era interrumpido en varias ocasiones por gritos de ¡Viva la Virgen del Carbayu!
Esta proclamación de fervor a su patrona era seguida en la puerta del Ayuntamiento, detrás justo de González, por varios ediles del equipo de gobierno, lo que fue entendido por los vecinos como una provocación. «Se reían de lo que leía» el presidente de la sociedad de festejos, decían muchos.
Los ánimos comenzaron a caldearse cuando tras la lectura del manifiesto los representantes de la recogida de firmas se dispusieron a acceder al Ayuntamiento. «No nos lo prohibían, pero estaban en la puerta como custodiando y, sin duda, provocando». Los vecinos comenzaron a pedirles explicaciones y se fueron acercando a ellos a medida que se iban perdiendo las formas y comenzaban a oírse los primeros insultos. Los ediles pedían respeto. Pero los ánimos estaban demasiado tensos ya y algunas personas intentaron incluso zarandearlos. «Es lamentable la irrespetuosa postura de los concejales de Somos, que es fiel reflejo de su ignorancia ya que bajo el paraguas de la regeneración que dicen abanderar solo fomentan y promueven la división, la discordia y el enfrentamiento en los ciudadanos», explicaba Pedro Leal, langreano y diputado de Foro que se encontraba apoyando la presencia de la Virgen. Una de las vecinas incluso se mareó tras una probable subida de tensión que la llevó al ambulatorio a recuperarse.
Diálogo sin resultados
El alcalde, Jesús Sánchez, recibía, después, a cerca de una treintena de vecinos para «dialogar» sobre este conflicto. Pero las posturas llegaban muy distanciadas tras varios días de enfrentamientos verbales en las redes sociales entre vecinos y representantes políticos.
El equipo de gobierno mantiene su postura y pone en duda la idoneidad de que la imagen de la patrona continúe en el Consistorio. También recuerda que contaron con el apoyo del PSOE y Ciudadanos. «El acuerdo no es para eliminar a la patrona, solo una imagen para que nadie se ofenda», indicaba el alcalde.
Pero los participantes en la lectura del manifiesto reivindican la historia para exigir que la Virgen continúe en el Consistorio. Entre ellos, muchos se identificaron como votantes de izquierdas y recriminaron a su alcalde su postura. Alguien pareció encontrar una solución, secundada por los presentes: «Alcalde, en aras de esa democracia que proclaman, haga una votación entre los langreanos para ver si queremos o no quitar la Virgen», decía María Esther Zapico. De momento, no hay respuesta a su petición.