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La Virgen María no se mancha

Y se la defiende para que no sea usada por los candidatos.

Es una lástima que una institución de prestigio como la Conferencia Episcopal Peruana (CEP) haya pisado el palito de un candidato que usa a la Virgen María para su objetivo electoral.

Todo empezó –importante recordarlo– cuando Rafael López Aliaga explicó cómo controla su impulso sexual al que ha renunciado, por razones personales con las que nadie debe meterse: “Cuando veo un mujerón, le digo a la Virgen María ‘tú eres más bonita que esa chica’, estoy tan enamorado de la Virgen María, que me llena de paz”.

Heduardicidio presentó, a partir de eso, un dibujo de la Virgen María –sin faltarle el respeto– con textos alusivos al pago de impuestos que, como el sexo, se critica a López Aliaga de evitarlo.

Monseñor Miguel Cabrejos envió una carta a La República criticando la caricatura de Heduardo y aludiendo al derecho constitucional a la libertad de conciencia y religión –no cuestionada en la caricatura–, pero sin mencionar al candidato que sí mancha a la Virgen para ganar votos, ni al derecho constitucional a la libertad de expresión.

La buena caricatura periodística, como las de Heduardo o Carlín, a veces produce irritación y controversia, pero debe ser tolerada, aunque no nos guste.

Cansada de coincidir con la CEP en muchísimos temas, esta modesta columna no puede dejar de tomar enérgica distancia de una carta que, lamentablemente, afecta la libertad expresión.

Tal como ha ocurrido, también, con la decisión del candidato César Acuña de denunciar al libro de Christopher Acosta por el título Plata como cancha, algo que, además, es un error político pues se vuelve un bumerán que eleva la notoriedad de la obra.

Es lamentable que esto ocurra con dos personas como Cabrejos y Acuña que siempre han sido respetuosos de la libertad de expresión y tolerantes a la crítica, algo que este columnista ha podido comprobar a lo largo de una antigua amistad con ambos en la que nunca ninguno le ha pedido absolutamente algún favor en el plano periodístico.

Un comportamiento en ese terreno distinto de López Aliaga, cuyos ataques a la libertad de expresión son grotescos en esta campaña con una máquina de producir fake news y agravios distribuidos por un ejército de troles cuyo guion parece escrito en el peor desagüe.

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