Trece registró pérdidas por valor de 10 millones de euros en 2017, según los últimos datos publicados, que se unen a las de 72 millones que tuvo la TDT durante sus seis primeros años de actividad (‘TRECE’ cambia su imagen y apuesta por una televisión más social y menos apegada al PP).
Este esfuerzo económico no se ha traducido en una elevada cuota de pantalla, ya que la cadena de la Conferencia Episcopal Española (CEE) tiene una audiencia minoritaria, que ronda el 2%.
Los obispos han dilapidado en esta televisión 82,3 millones de euros desde su puesta en marcha, en 2010. Un dinero que ha salido, en gran parte, de la asignación tributaria vía IRPF que recibe la Iglesia Católica.
Al déficit que ha tenido este negocio durante todo este tiempo, se une el malestar con la línea editorial del canal que han mostrado, en determinados momentos, algunos grupos dentro de la propia Iglesia.
Un ejemplo tuvo lugar en 2016, cuando el Foro Curas de Madrid acusó a la entonces denominada 13 TV de ser “refugio y altavoz de los sectores más reaccionarios de la sociedad”; y de defender “una espiritualidad poco cercana a quienes viven, no por voluntad propia, en los márgenes de la sociedad”.
Las pérdidas que ha generado la televisión de los obispos durante los últimos años han obligado a la CEE a realizar un esfuerzo financiero para mantener con vida este ruinoso negocio.
De hecho, en los ejercicios 2016 y 2017 le concedió una línea de crédito participativo con un límite de 20 millones de euros que ya se ha alcanzado, según se detalla en las cuentas.
Su delicada situación hizo que la firma encargada de auditar las cuentas de la sociedad en 2016 manifestara sus dudas acerca de la viabilidad de Trece.
En su informe se refería a “la existencia de una incertidumbre material que puede generar dudas significativas sobre la capacidad de la sociedad para continuar como empresa en funcionamiento”.
La complicada situación económica de Trece ha llevado a algunos de sus proveedores a capitalizar al menos una parte de su deuda.
Así ocurrió con la distribuidora cinematográfica de Enrique Cerezo, Video Mercury Films, que posee 1.657 acciones de este canal, equivalentes al 1,67% del capital.
En el caso de su competidora alemana Beta Films, su porcentaje es del 5,94% y su número de participaciones, de 5.891, lo que le convierte en el cuarto accionista, por delante de Cadena COPE.
También optó por capitalizar deuda Unidad Editorial, propietaria de 1.482 participaciones, es decir, el 1,50% del total. Esta empresa –dueña de El Mundo, Marca y Expansión– alquilaba la frecuencia de emisión a los obispos hasta que en 2015 el Ejecutivo de Mariano Rajoy les concedió una licencia en propiedad. Su presencia en el accionariado tiene que ver con las cantidades insatisfechas de aquel contrato.
En los últimos tiempos, como se reconoce en sus cuentas, la empresa ha aplicado una reducción de costes que le ha llevado a reducir su porcentaje de producción propia y a redoblar su apuesta por la ficción.
Su principal puntal en la parrilla de programación es todavía El Cascabel, el debate presentado por Antonio Jiménez.