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La sanidad pública da la espalda a las mujeres víctimas de la ablación

Sólo dos fundaciones dependientes de capital privado llevan a cabo la cirugía reparatoria del clítoris en España. Se estima que en nuestro país viven 57.251 mujeres procedentes de lugares dónde la mutilación genital femenina es una práctica común. 

La ablación del clítoris, también conocida como mutilación genital femenina (MGF) es la extirpación parcial o total de los órganos genitales femeninos con motivo de eliminar el placer sexual en las mujeres por razones culturales y religiosas. La Organización Mundial de la Salud (OMS) aprobó en 2008 una resolución sobre la eliminación de esta práctica al entender que se trata de una forma de tortura y discriminación que atenta contra el derecho a la salud, el derecho a la integridad física y mental y, en los casos más extremos, el derecho a la vida.

Actualmente existe una técnica quirúrgica que revierte los efectos de la MGF con un alto grado de éxito. Sin embargo, la sanidad pública española no ofrece a estas mujeres torturadas una oportunidad de reparación del daño. En España, sólo dos proyectos promovidos por fundaciones catalanas ofrecen este servicio.

“La administración pública debería ayudar, hay caso flagrantes que no se pueden dejar desatendidos”, declara Rafael Domingo, miembro de la Fundación Mujeres Felices, una organización que lucha por implantar la cirugía reparatoria del clítoris en Burkina Fasso, uno de los países más pobres de África.

Según apunta Rafael Domingo, aunque la prioridad debe ser el trabajo de campo y la lucha por la prevención y la erradicación de esta práctica en los países de origen, la administración pública debería poner a disposición de las mujeres mutiladas mecanismos para someterse a la cirugía reparatoria.

La MGF se lleva a cabo en un total de 29 países, la mayor parte en África aunque también en algunas regiones de Oriente Medio, Asia y América Latina. En todo el mundo 140 millones de mujeres, el equivalente a casi toda la población femenina de Estados Unidos, han sido mutiladas.

Las consecuencias de la ablación a medio y largo plazo son la aparición de infecciones recurrentes, complicaciones en partos, quistes y fístulas vesicales y múltiples episodios de dolor

La mutilación genital femenina se practica, por lo general, a niñas de entre 4 y 6 años de edad. En la mayor parte de los casos sin anestesia. La excisión se efectúa con una simple cuchilla. No hay ningún tipo de control sanitario. Muchas de ellas mueren por infecciones y hemorragias.
Algunas de las consecuencias de la MGF a medio y largo plazo son la aparición de infecciones recurrentes, complicaciones en partos, quistes y fístulas vesicales y múltiples episodios de dolor.

Las técnicas quirúrgicas desarrolladas en los últimos años permiten revertir la mutilación genital femenina mediante una sencilla operación. El clítoris es un órgano de 8 a 10 centímetros de longitud del que solo se suele cortar la parte visible, por lo que en la mayoría de ocasiones queda en su interior la mayor parte del mismo y de las 8.000 terminaciones nerviosas que en él convergen. La técnica quirúrgica ideada por el Dr. Pierre Foldes de París permite hacer aflorar el clítoris utilizando destrezas hasta entonces dedicadas al alargamiento de pene. Estos avances, aunque de manera muy lenta y al margen de la financiación pública, se están empezando a consolidar en España.

Reparación de la MGF en España

En España hay 57.251 mujeres procedentes de los 29 países donde la ablación es una práctica común

A consecuencia de los movimientos migratorios, se cree que habitan en Europa 500.000 mujeres mutiladas. En España hay 57.251 mujeres procedentes de los 29 países donde se practica la ablación, según un informe de la Universidad Autónoma de Barcelona y la Fundación Wassu. No existen registros que muestren el número exacto de mutiladas en en España. Sin embargo, este informe estima que las niñas en riesgo de sufrir mutilación genital han aumentado un 60% en los últimos cuatro años en España.

Aunque la legislación las protege en España, muchas familias aprovechan los viajes a sus países para practicarles la ablación, estimándose en 17.000 las niñas en riesgo en nuestro país. En Catalunya se concentra el 36,6% del total de estas jóvenes, con más de 6.000 chicas en riesgo.

Es precisamente en la comunidad catalana donde se han impulsado proyectos para introducir la cirugía reparatoria de la ablación en España. El primero y más importante es el de la Fundación para la Mujer Dexeus, que a través de programas de responsabilidad social corporativa financiados por la Obra Social de La Caixa, ha reestablecido desde 2008 la normalidad para más de 60 mujeres.

El doctor Pere Barri Soldevila, la cara visible de este proyecto, asegura que el nivel de satisfacción de las mujeres operadas suele ser muy alto. “A ojos de un profano resulta prácticamente imposible percibir que los genitales han sido operados. Además, en la mayoría de los casos las mujeres recuperan en torno al 70% de su capacidad sexual”, declara.

El perfil de la mujer que reclama sus servicios suele ser de unos 30 años de media y de ascendencia africana. “Por lo general son mujeres ya muy ‘occidentalizadas’, gente que cambia su forma de pensar sobre la ablación cuando reciben información sobre sus posibles consecuencias”, asegura el doctor.

“En la mayoría de las ocasiones basta con una cirugía menor y una noche de ingreso, es un coste fácilmente asumible por la administración”

El coste de la operación suele oscilar entre los 1.500 y los 2.000 euros dependiendo de cada caso y del tipo de mutilación a la que haya sido sometida la paciente. Barri Soldevila cree que este tipo de intervenciones deberían empezar a ser sufragadas por el Estado: “Son operaciones que no deberían suponer ningún coste para los pacientes. En la mayoría de las ocasiones basta con una cirugía menor (en muchos casos ambulatoria) y una noche de ingreso, es un coste fácilmente asumible por la administración”.

Sin embargo, el gran impedimento para que el sector público se ocupe de esta intervención es la falta de demanda. Muchas de las mujeres mutiladas creen que revertir su situación supondría ir en contra de su cultura y su religión. Barri Soldevila cree que es necesario realizar un trabajo de concienciación para propiciar un cambio de mentalidad sin caer en la condena individual de las personas reticentes a operarse. “Las primeras pacientes que tuvimos fueron un ejemplo de coraje., dieron un paso muy difícil”, recuerda.

El otro proyecto que pone a disposición de las mujeres afectadas por la ablación en España la oportunidad de someterse a esta cirugía lo lleva a cabo la Fundación Iván Mañero dentro de su Programa de Lucha contra la Mutilación Genital Femenina. El pasado mes de enero el programa de cirugía reparatoria echó a rodar y dos pacientes residentes en España y originarias de Senegal y Sudán que habían sufrido la ablación siendo unas niñas fueron operadas.

La Fundación dispone de una bolsa de posibles pacientes que todavía no se han decidido a dar el paso “por miedo al rechazo de sus maridos, de su comunidad, o simplemente porque tienen asumido este hecho como algo normal”, según apuntó el propio Mañero en una rueda de prensa en la que presentó su proyecto.

Según apunta Rafael Domingo de Mujeres Felices, el principal problema es la falta de sensibilización. “No hay mejor propagandista que una mujer que ha sido sometida a la operación, su vida cambia a mejor y se lo recomienda a familiares y amigas”. Por ello, Domingo pide que la cirugía reparatoria de la ablación se dé a conocer entre la población y que se abran vías de financiación para que todas las mujeres mutiladas puedan acceder a ella.

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