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Una mujer ataviada con velo camina por una de las calles de Manacor, localidad mallorquina que cuenta con unas 4.500 personas de origen musulmán Francisco Ubilla

La propuesta de una nueva mezquita en Mallorca azuza la islamofobia: «Si fuese una discoteca, nadie se quejaría»

Un activo grupo de vecinos de Manacor se levanta en contra de una propuesta que ni siquiera ha sido formalizada mientras Vox agita supuestos pactos del Ajuntament de izquierdas con la comunidad musulmana para recabar votos. “Hay un trasfondo islamófobo histórico”, lamentan las entidades

“Queremos preservar nuestra identidad”, “resistiremos cualquier intento de cambiar lo que somos”, “queremos Fartàritx así como es”… Son algunas de las proclamas que han podido escucharse y leerse estos días en varios carteles colgados en las desvencijadas alambradas de un solar abandonado del municipio mallorquín de Manacor. Es el terreno en el que ha puesto la mirada la comunidad musulmana de la localidad como posible enclave en el que construir una nueva mezquita que le dé cabida. Una idea que desde Vox han aprovechado para propalar lo que consideran un pacto encubierto entre el Ajuntament de izquierdas y la población islámica, mientras el PP alerta de supuestos problemas de saturación. Numerosos vecinos se han puesto en pie de guerra contra una iniciativa que ni siquiera ha llegado a formalizarse.

A 42 kilómetros de Palma, Manacor, cuyo nombre resuena en el imaginario colectivo como el municipio que vio nacer a Rafa Nadal, es mucho más que la localidad natal del tenista mallorquín. No en vano, esta urbe con título de ciudad desde hace más de cien años, situada en el levante de Mallorca, alumbró a principios del siglo XX la primera fábrica de perlas artificiales y es cuna de un ingente patrimonio histórico, cultural y arqueológico. Cuenta con cerca de 44.000 habitantes, 6.643 de ellos extranjeros. Unas 4.500 personas practican la confesión musulmana. Antaño, Manacor fue el distrito de mayor superficie de Mallorca cuando ésta pasó a depender, en el año 903, del Califato de Córdoba.

Estos días, las consultas efectuadas por la comunidad islámica Attbchir Y Attaaoun sobre la posibilidad de proyectar un nuevo templo ha encendido las ‘alarmas’ en el municipio. Después de que saliera a la luz el interés mostrado por un terreno ubicado en la céntrica barriada de Fartàritx, las protestas no se hicieron esperar y un activo grupo de vecinos, espoleados por las críticas de Vox –que tilda de “aberración” que se dé luz verde a la iniciativa–, salieron a la calle para mostrar su indignación, a pesar de que no se ha registrado ninguna propuesta formal acerca de la hipotética construcción del santuario.

“Si fuese una discoteca, nadie se habría quejado”

“Si fuese una discoteca, nadie se habría quejado”, profiere Abderrahim –nombre ficticio, ya que prefiere mantener el anonimato– antes de acceder a la mezquita con la que, en la actualidad, cuenta la comunidad musulmana en Manacor, un pequeño inmueble en el que prácticamente ya no tienen cabida. Son las 12:59 horas y, junto a otros ciudadanos de la misma confesión, Abderrahim acude a su cita puntual con el Dhuhr, el segundo de los cinco rezos que practican de forma diaria.

Caminar por las calles aledañas a la actual mezquita es atravesar, entre un intenso olor a especias, curtidurías, restaurantes, kebabs, bazares y otros negocios con nombre árabe. Sin embargo, pocos quieren hablar sobre la polémica suscitada. “La gente, sobre todo migrante, viene a trabajar, quiere tranquilidad y nada más”, expresa, en declaraciones a este medio, el secretario general y representante legal de la Federación Española de Entidades Religiosas Islámicas (FEERI), Francisco Jiménez, visiblemente indignado ante la deriva que ha adoptado el debate sobre la construcción o no de un nuevo edificio de oración.

Caminar por las calles aledañas a la actual mezquita de Manacor es atravesar, entre un intenso olor a especias, cortidurías, restaurantes, kebabs, bazares y otros negocios con nombre árabe. Sin embargo, pocos quieren hablar sobre la polémica suscitada

A juicio de Jiménez, firme defensor de la igualdad entre distintas confesiones religiosas, se trata de actitudes que atacan la convivencia de las personas “sean de una u otra creencia, origen o ideología”. “Lo único que se busca es la expulsión del otro. Y al final somos todos ciudadanos, nos guste o no nos guste, y estamos conviviendo juntos. Y lo más importante es el espíritu de sociedad. Si no tienes eso, no tienes nada”.

Las mezquitas, amparadas por Ley en España

Jiménez señala que en España es “perfectamente” legal construir una mezquita y así lo apoyan las leyes, siempre que, como en el caso de cualquier otra actividad, se cumplan las normas urbanísticas. Más allá de la Constitución Española y de las normativas que promueven la libertad religiosa, la Ley 26/1992, de 10 de noviembre, por la que fue aprobado el Acuerdo de Cooperación del Estado con la Comisión Islámica de España, pionero en Europa, otorga protección jurídica a estos templos y consolida el derecho de los musulmanes a tener “lugares de culto” donde desarrollar su religiosidad: “A todos los efectos legales, son mezquitas o lugares de culto de las Comunidades Islámicas pertenecientes a la Comisión Islámica de España, los edificios o locales destinados de forma exclusiva a la práctica habitual de la oración, formación o asistencia religiosa islámica, cuando así se certifique por la Comunidad respectiva, con la conformidad de dicha Comisión”, señala la normativa.

No sólo eso. El acuerdo ratifica que estos lugares –siempre que estén registrados por la Comisión Islámica de España– gozan de inviolabilidad en los términos establecidos por las normativas españolas. Por este motivo, en caso de que, por ejemplo, deban ser sometidos a una expropiación forzosa, deberá ser antes oída previamente la Comisión Islámica y no podrán ser demolidos “sin ser previamente privados de su carácter sagrado, con excepción de los casos previstos en las Leyes por razones de urgencia o peligro”. De igual forma, la Ley garantiza que los musulmanes puedan tener sus propios cementerios, alimentación halal, festivos religiosos que celebrar o clases de religión islámica en los centros educativos públicos.

Iglesias en Marruecos

Uno de los alegatos que esgrimen los más críticos con la construcción de mezquitas en España es que en Marruecos –o en cualquier otro país musulmán– “no dejarían construir una iglesia”, como estos días ha podido escucharse en Manacor. Nada más lejos de la realidad. Según datos oficiales del Vaticano, y siguiendo el ejemplo de Marruecos, este país cuenta con una población de 23.000 residentes de confesión católica, cuatro obispos, quince sacerdotes diocesanos, una cuarentena de religiosos, diez religiosos no sacerdotes y cinco entre misioneros laicos y catequistas, distribuidos en dos circunscripciones eclesiásticas y 35 parroquias. De acuerdo, además, a la Diócesis de Tánger, hay una treintena de comunidades con 154 hermanas en dos monasterios: clarisas y carmelitas. Hay también un monasterio, el de los trapenses de Nuestra Señora del Atlas, heredero de los mártires de Tibhirine.

Uno de los alegatos que esgrimen los más críticos con la construcción de mezquitas en España es que en Marruecos -o en cualquier otro país musulmán- «no dejarían construir una iglesia». Sin embargo, este país cuenta con parroquias, obispos y religiosos

En 2019, además, Marruecos celebró el Año Jubilar con ocasión de los 800 años de presencia de los franciscanos en Marruecos. A los actos acudió en viaje apostólico el Papa Francisco. Esta comunidad cuenta con 21 hermanos procedentes de doce países. Numerosas órdenes religiosas atienden, entre otros, ambulatorios, dispensarios, comedores sociales, orfanatos y centros de promoción de la mujer. Paradójicamente, como señala el historiador Ramón Lourido Díaz, fueron las propias autoridades político–religiosas musulmanas las que, en el siglo XIII, reintrodujeron el cristianismo en Marruecos, donde había permanecido desaparecido durante tres centurias.

Sobre la posible construcción de una nueva mezquita en Manacor, Jiménez aboga por confrontar opiniones y que el Ajuntament, en caso de que finalmente valore la posibilidad de edificarla, lleve a cabo un encuentro en el que se dé voz a los representantes de los musulmanes y al resto de ciudadanos que estén tanto a favor como en contra. “Hay que avanzar en esa dirección, aunque políticamente no interese por los votos que se puedan ganar o perder”, señala. 

“Trasfondo islamófobo histórico”

Por su parte, Guillem Balboa, coordinador de la CNAAE (Comunidad Negra Africana y Afrodescendiente) y miembro del movimiento Regularización YA, asevera que la construcción de una mezquita “genera siempre toda una serie de reacciones soterradas”: “Por mucho que aleguen que se trata de un problema de saturación o cualquier otro motivo, nunca se admite el trasfondo que subyace y que muchísimas veces es xenófobo y racista. Son cuestiones muy complejas. Mallorca ya no volverá a ser la Mallorca de los de los tatarabuelos ni de los bisabuelos. Pese a ello, las administraciones públicas no atienden lo suficiente una realidad que de facto ya está ahí: el hecho de que estamos viviendo en sociedades multiétnicas y multiculturales”.

Por mucho que se alegue un problema de saturación contra la construcción de la mezquita, nunca se admite el trasfondo que subyace y que muchísimas veces es xenófobo y racista

Guillem Balboa — Coordinador de CNAAE (Comunidad Negra Africana y Afrodescendiente)

Balboa, quien se convirtió en su día en el primer alcalde de origen africano en Balears y ha vivido en sus propias carnes episodios racistas –hace varios años arrojaron un cordero negro agonizante dentro de su vivienda–, lamenta que gran parte de la responsabilidad de que se produzcan estas situaciones se debe a una “dejadez en términos generales” por parte de la administración pública. Y se muestra convencido de que no se habría desatado la polémica en Manacor si se hubiese tratado “de una futura iglesia, de un centro anglicano o de un centro de tecnificación de un deportista de alto nivel”, en alusión velada a la macro academia–hotel que Rafa Nadal hizo construir en 2016, y para cuya ampliación dos años después se agilizaron los trámites incluyendo para ello una enmienda a la ley balear de vivienda.

Balboa recrimina cómo en el caso de Manacor “se está generando una sociedad que, de facto, se encuentra bastante segregada. Son dos comunidades que viven de espaldas completamente y, cuando esto sucede, es muy fácil que a la larga derive en conflictos que, además, son consecuencia de circunstancias que no se están atendiendo”. El que fuese primer edil de la localidad de Alaró señala que no se trata de incidentes repentinos: “En este país hay un trasfondo histórico de islamofobia, últimamente alentado por los discursos de odio de la extrema derecha”. Uno de los últimos sucesos ha tenido lugar en Aragón, donde su vicepresidente regional montó un show para denigrar a la población musulmana rompiendo un folleto informativo sobre el Ramadán. 

Sobre la posible futura mezquita, desde el Ajuntament, gobernado por Més-Esquerra, aseguran a elDiario.es que no han recibido ninguna propuesta formal para la construcción del nuevo templo, sino que la comunidad musulmana se ha limitado a llevar a cabo una consulta sobre las posibilidades del terreno ubicado en Fartàritx. Con todo, muestran su sorpresa ante una respuesta “nunca vista” ante un proyecto que ni siquiera está sobre el papel. Señalan que, en caso de que finalmente se presente algún tipo de iniciativa en este sentido, el departamento de Urbanismo analizará si cumple los requisitos pertinentes y la normativa vigente, como con cualquier otro tipo de actividad.

Mientras tanto, un centenar de ciudadanos busca hacer frente común contra la posible construcción alegando problemas de movilidad e, incluso, que la edificación de la mezquita les aboque a vivir en otro lugar por ver mermado su “sentimiento de bienestar”. Niegan que en sus reivindicaciones haya tinte racista alguno y aseguran que se expresarían en los mismos términos de querer proyectarse en la zona “una iglesia cristiana o una discoteca”, dado que los problemas de saturación y tráfico “serían los mismos” en una barriada “ya de por sí congestionada”.

un centenar de ciudadanos alzados contra la posible construcción niegan que en sus reivindicaciones haya tinte racista alguno y aseguran que se expresarían en los mismos términos de querer proyectarse en la zona «una iglesia cristiana o una discoteca»

La presencia islámica en Balears

La de Attbchir Y Attaaoun es tan sólo una de las numerosas comunidades islámicas instauradas en Balears, que durante el siglo XX contó con una presencia esporádica de familias musulmanas –comerciantes argelinos y residentes de Oriente Próximo, principalmente–, para, a partir de los ochenta, comenzar a implantarse poco a poco. En la actualidad, según los últimos datos del INE, un total de 69.661 musulmanes residen en las islas, originarios, principalmente, de Marruecos (28.972), del resto de España (26.927), Senegal (5.014), Pakistán (2.172, cuya migración al archipiélago es mucho más reciente), Nigeria (2.095) y Argelia (1.305). Una setentena de entidades islámicas conviven en Balears.

Sin embargo, la presencia musulmana en el archipiélago no es ni mucho menos reciente. En 903, el emirato de Córdoba conquistó Mallorca, convirtiéndose la ciudad de Palma –entonces Madina Mayurqa– en una de las más extensas y dinámicas de Europa. Durante tres siglos y bajo la tutela de distintas entidades políticas, intrincadas calles de tierra tomaron forma más allá de las antiguas murallas romanas y los habitantes vieron construir la Alcazaba Real y la Suda, una cuarentena de mezquitas, casas de tapia, baños públicos, abrevaderos, zocos, hornos y barbacanas. La conquista cristiana por parte de las tropas de Jaume I el 31 de diciembre de 1229 puso fin al esplendor de aquella ciudad musulmana del Mediterráneo.

Formadas por unos mil hombres, las tropas de la Corona de Aragón irrumpieron en la actual capital balear borrando a su paso todo vestigio islámico: había que inventariar toda la riqueza de la isla y distribuirla entre los conquistadores (desde la alta nobleza catalana pasando per la prelatura eclesiástica, las Órdenes Militares, la pequeña nobleza, los caballeros o la comunidad judía). En la actualidad, unas 17 antiguas mezquitas han podido ser identificadas sobre el plano, teniendo en cuenta que los conquistadores cristianos tendían a construir sus iglesias sobre los templos musulmanes, lo que explicaría, como sucede con la Catedral de Mallorca, que muchas de ellas mantengan hoy su orientación hacia la Meca.

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